El presidente Joe Biden presentó hace unos días un ambicioso plan de infraestructura para transformar a Estados Unidos y hacer de este un país más moderno y con ciudadanos capacitados para afrontar los retos del mundo actual. Sin embargo, los republicanos y empresarios lo han puesto en tela de juicio.
Por: Redacción 360 Radio
Esta semana el presidente Joe Biden espera negociar con los republicanos en el Congreso de los Estados Unidos, un plan de infraestructura que es de «una vez en una generación» y supone también un plan de empleo que no se veía en el país desde cuando terminó la Segunda Guerra Mundial, tal y como lo aseguró Biden al presentarlo.
El plan de infraestructura, que tardaría 8 años en materializarse y tendría un costo de 2,2 billones de dólares, el doble del millonario paquete que aprobó el Congreso para atender la pandemia en este 2021, fue divido en cuatro partes por la administración de Biden:
Infraestructura tradicional
Esta primera etapa contempla la modernización del transporte público con el uso de vehículos eléctricos, la construcción o mejora de puentes, ferrocarriles y aeropuertos; además, de electrificar al menos el 20 % de los vehículos escolares amarillos. Este segmento del plan tendría un costo de 621 mil millones de dólares.
Infraestructura en casa
La segunda parte del plan de infraestructura se valora en 650 mil millones de dólares y consta de construir o adaptar viviendas para personas de bajos recursos, destinar dinero para guarderías, escuelas y universidades, que serían gratuitas también para los más vulnerables; así como mejorar el sistema de acueducto de estos centros educativos y de zonas rurales apartadas, a las que también se pretende llevar internet de banda ancha dentro de esta etapa.
Investigación y Desarrollo (I + D) en la Industria Manufacturera y entrenamiento de personal
En tercer lugar, la propuesta de Biden destinaría 580 mil millones de dólares a la investigación en energías sostenibles, con el fin de combatir el cambio climático. También, se contempla la producción de semiconductores y suministros en compañías manufactureras a nivel nacional, para reducir su dependencia del extranjero.
«Los chinos se están comiendo nuestro almuerzo. Se están comiendo nuestro almuerzo económicamente. Están invirtiendo cientos de miles de millones de dólares en investigación», dijo el presidente Biden a propósito de la ventaja que China tendría sobre Estados Unidos en esta materia.
Igualmente, dentro de esta tercera parte del proyecto, se capacitaría a personas en materia tecnológica y científica por medio de campañas, mentorías y formación profesional.
Economía de cuidado
Este último punto del plan de la administración Biden es de carácter social y consta de programas para el cuidado de adultos mayores y personas discapacitadas, así como unos salarios fijos para quienes se ocupan de ellos. En esta etapa la inversión sería de 400 mil millones de dólares.
Ahora bien, estos dos últimos puntos no son muy bien vistos por los republicanos ni por los empresarios adinerados de Estados Unidos, pues son propuestas más enfocadas hacia lo social y, según el senador republicano Roy Blunt, suponen el 30 % de todo el paquete de infraestructura y, además, serían lo suficientemente atractivas para que este sea aprobado.
Lo cierto es que Joe Biden hace unas semanas anunció un incremento en los impuestos para las grandes empresas y las personas más ricas de Estados Unidos, por lo que gran parte de este plan sería financiado con estos tributos, lo que no caló muy bien en el gremio.
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Tanto la Cámara de Comercio de Estados Unidos como la Asociación de Líderes de la Industria Minorista se mantienen firmes al rechazar el plan de infraestructura de Biden, pues consideran que el aumento de impuestos afectará gravemente a las compañías y critican al gobierno por no ofrecerles estímulos fiscales después de los daños ocasionados por la pandemia.
Cabe mencionar que, de acuerdo con un análisis de Morgan Stanley, este robusto plan de infraestructura traería efectos positivos para el mercado del cemento y derivados, el acero y las compañías de construcción y, por supuesto, emplearía a miles de personas que trabajan en este sector, todo esto porque son factores que estarían en primera línea para ponerlo en marcha.
Ahora, la recuperación de la infraestructura estadounidense hace parte de este paquete que también contempla un fuerte componente social y para que lo primero sea ejecutado deberá aprobarse en conjunto en el Congreso, siempre y cuando se obtenga un aval de las mayorías simples en la Cámara de Representantes y el Senado con un proceso de conciliación, o se pase a un ‘filibuster’ en el que el proyecto obtenga 60 de 100 votos necesarios para que sea una realidad.