Quisiéramos finalizar la semana haciendo una reflexión sobre todo el debate que ha suscitado el salario de los congresistas, si deben o no bajárselo. Si la idea de uno de los senadores -Jota Pe Hernández- de quitarse una prima era conveniente y sobre todo viable.
Lo más importante es entender que la productividad no se puede medir en horas nalga, como dirían algunos; no es el tiempo que los senadores y los representantes permanezcan en el salón elíptico o en el capitolio por lo que se les tiene que pagar.
Ahora bien, hay unas personas que tienen trabajos regionales y los desplazamientos a diferentes rincones del país requieren unos costos y unos tiempos, y es mejor eso que se debatan estupideces en el Congreso o fuera de eso que tramiten leyes o reconocimientos que carecen de cualquier sentido; hacerle un homenaje a un carriel, a una figura emblemática de cierta religión o repartir condecoraciones a diestra y siniestra como si fuera el fin del mundo.
Puntualmente, los congresistas deberían cumplir la Constitución, sus funciones principales, como las de control político, tramitar leyes y distintas reformas que estén sintonizadas con las necesidades de los colombianos del día a día, que no estén divorciadas, que es lo que ha ocurrido en los últimos años del sentir de los dolores de cada uno de los compatriotas; muchos de ellos que han votado decididamente por ellos, porque creen que los van a representar.
El sector público no puede seguirse convirtiendo en una última instancia del trabajo, el salario pasa a ser lo de menos cuando los políticos o ciertas personas van por un botín mucho mayor; en cuanto a lo del salario quieren ir por la comisión, por el contrato, por la coima. El sector público tiene que ser seductor para quienes están en el sector privado, y no lo va a lograr hacer rebajando los salarios, eso lo que hará es desincentivar que personas bien calificadas vayan a prestar sus servicios al país.
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Desde este medio de comunicación queremos descalificar y rechazar las declaraciones de una congresista que ha dicho que apenas le quedan $8 millones y por eso no se rebaja el salario, es una atrocidad que merecería ser castigada democráticamente por los colombianos que votaron por ella y en segunda instancia el congresista que dijo que había aguantado hambre como nunca en su vida desde que es congresista, pues no le alcanza el salario de $34 millones para vivir en Bogotá.
Lo que están diciendo son absolutos disparates, es un salario que en nuestro concepto está bien, ajustado a unas realidades, es una remuneración aceptable que se debe seguir pagando, no se debe rebajar e incluso creemos que a los ministros que devengan menos que los congresistas tienen que pagarles mejor, no se puede permitir ese desnivel. También consideramos que a los alcaldes, a los gobernadores y al presidente se les tiene que pagar mejor.
El principal veedor de que los congresistas cumplan con sus deberes es el ciudadano que votó por ellos, dejen de quejarse, dejen de tildar al Congreso de corrupto, perezoso y mediocre, ustedes con su voto son quienes han puesto a esas personas allí y ustedes son los máximos responsables. Rebajando el salario no se va a tener un mejor Congreso, lo que sí se debe hacer es reducir el número de congresistas, es muy alto el número de congresistas que tiene Colombia para la extensión de territorio que poseemos, hay que reducir el Congreso; el Senado hay que rebajarlo a cerca de 70 escaños, la Cámara hay que rebajarla a cerca de 100 escaños y por qué no ahorrarnos cerca de 100-110 curules que hoy no están sirviendo para absolutamente nada.
Necesitamos mejores políticos, mejores cargos mejor pagados que eviten a toda costa que lleguen allí personas que dicen que están quebradas y por eso se meten a la política, y que sea el ciudadano quien dignifique el ejercicio haciendo control político yveeduría a quienes votaron.