Por fin se terminó

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Por fin se terminó: «Tener una de las cuarentenas más largas del mundo en un país tan desigual como Colombia era el detonante ideal para causar un estallido social como el que ocurrió en Colombia hace casi un año. No hay que ser de izquierda para reconocer que las consecuencias de las medidas que se tomaron alrededor del mundo afectan más a los que menos tienen…»


Por: Rafael Torres

Pocas cosas van a ser tan icónicas de este periodo histórico como el uso de tapabocas. Nadie en el mundo se salvó de tener que usar tapabocas en algún momento de su rutina diaria durante estos dos años. Ver a alguien en la calle sin tapabocas era tan raro como ver a alguien sin camiseta en la calle, simplemente se volvió parte de nuestra rutina diaria.

La semana pasada después de lo que en algún momento parecía que solo iban a ser dos semanas para “aplanar la curva” finalmente anunciaron que no iba a ser obligatorio usar tapabocas en espacios públicos después de dos años. Por más de que algunos no estén de acuerdo y quieran seguir usando el tapabocas en espacios públicos, es difícil afirmar que esta medida no marca el fin definitivo de la pandemia en Colombia.

La pandemia realmente empezó a ser pandemia, el día en que se jugaba un Liverpool contra Atlético de Madrid por Champions League. Después de ese partido muchos países europeos comenzaron su cuarentena y comenzaron las clases por zoom las cuales van a ser para muchos lo que más vamos a recordar de nuestra vida universitaria.

A partir de ahí, comenzaron los protocolos de bioseguridad, los sustos por COVID cuando incumplíamos la cuarentena estricta y una serie de medidas de los gobiernos alrededor del mundo que nunca nadie terminó de entender. En el fútbol se utiliza la expresión “es fácil hablar con periódico del lunes” cuando alguien después de un partido analiza las tomas de decisiones de un director de manera condescendiente después de saber el resultado y desarrollo del partido.

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Es fácil opinar con el periódico del lunes después de ver todo lo que ocurrió en estos dos años. Es fácil criticar las cuarentenas y las medidas económicas que se tomaron durante la pandemia y no tomar en cuenta que se tomaron en un contexto donde el estado de alarma era tan grande que la gente acabó con el papel higiénico de los supermercados

Sin embargo, es difícil desconocer que en este momento el país y el mundo tienen que vivir el guayabo de las decisiones que se tomaron durante la pandemia. Hace un año, el país vivió uno de los estallidos sociales más grandes que ha vivido en su historia. La cuarentena es una medida que afecta más a aquellos que viven en la informalidad.

Tener una de las cuarentenas más largas del mundo en un país tan desigual como Colombia era el detonante ideal para causar un estallido social como el que ocurrió en Colombia hace casi un año. No hay que ser de izquierda para reconocer que las consecuencias de las medidas que se tomaron alrededor del mundo afectan más a los que menos tienen.

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Foto: BBC

En el contexto de la pandemia muchos países decidieron dar ayudas a aquellos que la pandemia los había dejado en estado de vulnerabilidad. Hoy en día, en varios países del mundo se está viendo unos altos índices de inflación debido a la cantidad de emisión monetaria que hubo. La inflación es un fenómeno que afecta a los más pobres debido a que no tienen ningún mecanismo para defenderse de ella.

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Hace unos meses, la Universidad de los Andes publicó un estudio que el 75% de los estudiantes de colegio y Universidad dedicaron menos de tres horas diarias para estudiar. En solo dos años, se perdieron casi diez años de políticas públicas en educación. Se disparo el abuso sexual adolescente, el reclutamiento forzado subió y fueron más los jóvenes que murieron por suicidio a los que murieron por COVID. Es muy paradójico como los jóvenes eran el grupo poblacional al que la pandemia menos les afectaba, pero fueron los más impactados con las políticas que se tomaron.

Esperar que los políticos reconozcan que sus políticos tuvieron efectos devastadores es un acto de ingenuidad inmenso. Hay muchas razones para ser optimistas con el futuro del país. Sin embargo, el primer paso para solucionar un problema es reconocer que hay uno. Pretender que gran parte de la población no fue gravemente afectada por la pandemia es desconocer la realidad de la gran mayoría del país.

Hay que tener en cuenta que mientras para algunos la pandemia fue la posibilidad de aprender a cocinar, para otros la posibilidad de hacer maratones de Netflix, para la gran mayoría estos últimos años fueron una catástrofe.

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