EDITORIAL
Aunque parezca risible, es realmente preocupante que la opinión pública, la clase empresarial, los partidos políticos, la academia, entre otros, le exijan más a sus empleados, directivos y principales funcionarios hojas de vida intachables, experiencia y resultados pero al presidente de su país no.
Si nos remontáramos a algunos postulados éticos, morales y de esencia básica de la vida diríamos que obrar en consecuencia y en coherencia nos debería llevar a construir un mejor mundo desde nuestros hogares, por algo siempre nos han dicho que todo empieza por casa y de ahí la importancia de tener buenos padres, buena familia, buenas costumbres y cómo nosotros reflejamos en las calles lo que somos en nuestros hogares, desde el uso de un baño público hasta el manejo de las basuras podemos observar e inferir por qué el mundo está como está.
Si lo aplicamos a la política, si lo aplicamos a esa participación humana en la democracia nos sorprendería mucho encontrarnos con una realidad bastante compleja de entender bajo los esquemas de lógica: ¿por qué en los hogares se le exige más a una empleada de servicio?, ¿por qué en las empresas se le exige más a un celador?, ¿por qué en las empresas se hacen los mejores procesos de selección?, ¿y por qué a la hora de escoger un presidente se escoge a cualquiera?, ¿los empresarios nombrarían a la persona que están apoyando para presidente de su país, como presidente de sus compañías?, ¿lo tendrían en sus juntas directivas?
Todo lo anterior aplica para cada uno de los estratos, modelos y sectores de nuestra sociedad. Desde este medio de comunicación queremos hacer un llamado integral a que todas las personas que tienen la posibilidad de votar en las próximas elecciones tomen un poco de conciencia, sean muy concientes de ese poder que se les ha conferido al tener el derecho al voto, y revisen las hojas de vida de los más de 40 candidatos que hoy dicen tener las cualidades y las capacidades necesarias para ser presidentes de Colombia.
Es más que abrumador el número de aspirantes que hoy se presentan y da un indicio de cuán degradado y desvalorizado está el cargo de presidente, pues cualquier persona cree que puede ser. Ahí es que debería erigirse la sociedad como primer gran escollo y filtro para, de una vez por todas, ponerle un alto en el camino a este juego tan sucio de la política por parte de muchas personas que realmente creen que esto es un deporte y que simplemente por cálculos electorales ponen a consideración su nombre para presidente pero solo con el fin de estar buscando un puesto, un contrato o ver cómo hacen para recaer en las regiones en donde han trabajado como futuros alcaldes o gobernadores.
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Si la sociedad pusiera realmente una vara alta para escrutar a estas personas, para mirar qué han hecho, qué no han hecho, por dónde han pasado, qué obras han dejado, pues permitiría elevar el nivel de la democracia, permitiría contar con mejores gobernantes, algo que hoy Colombia no se puede perder, no se puede dar el lujo de escoger un mal candidato, una mala persona, para presidir la nación.
Los medios de comunicación muchas veces, a través de manipulación, tergiversación y mañas que adulteran la competencia, quieren dirigir la opinión pública, los conceptos y sobre todo querer perfilar lo que ellos necesitan y que la opinión pública crea que lo que está pasando es lo verdaderamente correcto. Lo vemos desde la actitud prepotente, negligente y casi que ilegal de vetar candidatos a debates, de no incluirlos en sus foros, encuestas, invisibilizándolos para el público.
Siempre será importante recordar las distintas frases que se han hecho famosas a lo largo del tiempo sobre las encuestas y cómo estás obedecen a muchos intereses que solo buscan ir ajustando la mente de las personas para decirles que solo hay dos o tres opciones por las cuales pueden votar.
Insistimos que Colombia merece un buen gobernante y que ese poder lo tienen los colombianos en sus manos, nadie más. Si se tomaran unos minutos para leer y entender las hojas de vida, las historias, los pasados de los candidatos que hoy existen tendríamos unas mejores elecciones, tendríamos una mejor opinión pública y sin lugar a duda tendríamos mejores candidatos.