EDITORIAL
En ningún momento, nos hemos opuesto a los procesos que legítimamente ha querido emprender el alcalde de Medellín Daniel Quintero para organizar la casa, reconducir Hidroituango y evidenciar irregularidades y ponerlas a consideración de las autoridades. Otra cosa es que la estabilidad de EPM se ponga en riesgo por factores externos al negocio de la compañía y más cuando tienen tintes políticos.
Realmente no se trata de ser diplomáticos y expresar respeto hacia las autoridades y las instituciones. Es una expresión y un apego a las funciones, derechos y formas que se le atribuyen a un gobernante y a toda la administración que la compone, en los cuales tienen las facultades de adelantar distintos procesos de reorganización, depuración e incluso de borrar procesos, objetos y grupos en donde creen que las cosas no están funcionando para lo que su programa de gobierno contempla. Nadie podrá tapar nunca los problemas de Hidroituango que todos han podido observar y que afortunadamente hoy, al parecer, están controlados y el proyecto tienen un buen futuro.
En este caso no hablaremos del conflicto que hay entre el consorcio constructor y la Alcaldía. Celebramos que se haya prorrogado ese contrato para que la obra no se paralice y entendemos la necesidad de que quienes estuvieron en las etapas de la compañía en donde se tomaron decisiones equivocadas, irresponsablemente tomadas, pues pusieron en riesgo a la compañía, el proyecto y las poblaciones cercanas a este, respondan; lo tienen que hacer.
Muchas personas cuestionaron al actual alcalde por la selección de Álvaro Guillermo Rendón como gerente de la empresa insignia de la Administración atribuyéndole una incoherencia, pues había prometido que el gerente saldría de una firma caza talentos en la cual se debería haber encontrado un antioqueño capaz de manejar la compañía.
Consideramos que el alcalde se equivocó en la promesa, pues era innecesaria. Cualquier alcalde cuenta con la atribución de nombrar a quien quiere en ese cargo. El perfil de Álvaro Guillermo Rendón realmente no distaba de el puesto como algunos quisieron hacerlo ver. Rendón es una persona que conoce tanto el sector público como el sector privado, es altamente relacionado en sectores empresariales, judiciales y políticos; al día de hoy ha demostrado transparencia en los cargos que ha ocupado, no pesan sobre él condenas o sanciones.
Rendón tuvo un inicio turbulento por los cambios de la Junta Directiva provocados por el alcalde de Medellín, cosa que tampoco se cuestionó desde este medio porque considerábamos que algunas personas que estaban en la junta sí tenían que ser relevadas. Él logró sortear dichas tormentas y reorientar el barco hacia un buen puerto.
Como en todo proceso han existido errores, pero si algo ha caracterizado al actual gerente es la búsqueda de consensos, comunicación y diálogo, y no alimentar peleas innecesarias. Incluso, consideramos que el fuego amigo que se dio al interior de EPM por intereses políticos buscando desestabilizar al gerente y a algunos vicepresidente fue totalmente tóxico, maligno y amenazante para la compañía.
Esto no se trata del GEA, o no; no se trata de Hidroituango. El alcalde Daniel Quintero ha expresado que le pidió la renuncia al gerente porque según él firmo una denda que favorecía a una constructora del proyecto Hidroituango. Esperaría uno que en las próximas horas el alcalde revele lo sucedido. El cause del río de este problema indica otras cosas, como que hay presiones políticas, ansias de poder de algunos grupos externos al departamento de Antioquia, un deseo de que el gerente no siga más porque no ha entrado en la misma tónica que algunas personas de la Administración.
Las administraciones son pasajeras, los alcaldes son efímeros. EPM siempre se queda y tiene que permanecer, crecer y se tienen que cuidar. Tiene que seguir consolidándose, nadie puede poner en riesgo las calificaciones de EPM, su solidez financiera, el proyecto hidroeléctrico Ituango y mucho menos creer que EPM es una plataforma política para las próximas elecciones.
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Por eso consideramos que la carta firmada por el gerente Álvaro Guillermo Rendón dirigida al alcalde de Medellín es sumamente delicada en su contenido y revela el gran conflicto que hay. Rendón estuvo en los inicios de Daniel Quintero en la política, que fue su mentor, que le introdujo a distintos círculos de alta importancia en Bogotá, quien hoy vea, como le escribe en su carta, la situación de EPM que ejemplifica semejante gravedad.
Las personas cambian, todas evolucionan. No solamente la lealtad es escasa, como también se pueden presentar traiciones y nadie tiene que permanecer donde no quiere estar pero acá lo que tiene que permanecer es EPM y la ciudad de Medellín tiene que estar vigilante de todo lo que está sucediendo en estos días. Y si el problema actual se está comprobando tampoco significa que la solución sea retornar al poder a quienes introdujeron a EPM en el lío que está. Se trata de que la ciudadanía se ponga el mono de trabajo, abra los ojos, le pida explicaciones a quien se las tenga que pedir, respalde a quien tenga respaldar y exija claridad en los procesos y sobre todo que rodeemos a nuestra empresa insignia: EPM.