En vista de que la mesa de diálogo para la concertación del aumento del salario mínimo para el 2024 se establecerá el 28 de noviembre, algunas ideas se están poniendo sobre la mesa.
Una de esta ideas, expuesta por el Director del Observatorio Fiscal de la Universidad Javeriana, Oliver Pardo, dice que el salario mínimo aumente hasta $2 millones pero tendrían que aplicarse ciertos cambios en materia laboral.
El salario mínimo para 2024 debería ser de $2 millones mensuales. Pero… 🧵👇
— Oliver Pardo (@opardor) November 15, 2023
En primer lugar, Pardo expone que la contribución a pensiones «por parte del empleador debería ser responsabilidad del empleado y ser descontada de manera automática de la nómina. De esta forma, el empleado tendría que contribuir un total de $320 mil mensuales (16% de un salario mínimo)»
Con respecto a la salud, la contribución por parte del empleador «debería ser responsabilidad del empleado y ser descontada de manera automática de la nómina. De esta forma, el empleado tendría que contribuir un total de $80 mil mensuales (4% de un salario mínimo)»
El empleador no estaría en la obligación de suministrar ni calzado ni vestido al empleado cada cuatro meses y la contribución a cajas de compensación familiar (4% del salario mínimo o $80 mil mensuales) sería voluntaria y recaería sobre el empleado.
Oliver Pardo también dice que las primas de mitad y fin de año se eliminarían así como el auxilio de transporte, el pago de vacaciones tampoco se continuaría y el pago de cesantías (un salario mínimo al año) sería voluntario y le correspondería al empleado.
¿Cuáles serían los impactos positivos de aumentar salario mínimo de esta forma?
Según los cálculos del Director del Observatorio Fiscal de la Javeriana, aunque el salario mínimo sea 1’160.000 mensuales este año, «al sumar todos los costos que asume el empleador, el costo de contratar a un empleado de salario mínimo puede ascender a casi $1’800.000 mensuales».
Si se aplican las modificaciones que el experto plantea, el costo para los empleadores aumentaría un poco más de $200 mil mensuales «lo cual corresponde a un aumento no mayor del 12% para 2024 (alrededor de dos puntos por encima de la inflación proyectada)».
Esto conllevaría a no tener un impacto sobre la generación de empleo formal y a darle «transparencia al salario mínimo». Además, al no tener algunos beneficios y convertir contribuciones de obligatorias a voluntarias, «se le da al empleado mucha más liquidez y la libertad de administrar su remuneración de la forma que le parezca más eficiente.»
¿Qué se ha puesto sobre la mesa en la discusión del aumento del salario mínimo?
Hasta el momento, se han divulgado diversas posturas «no oficiales» sobre el asunto. Desde la esfera gubernamental y sindical, se ha sugerido que el aumento debería ser de dos dígitos, tomando en consideración que se proyecta que la inflación se sitúe entre el 9 % y el 10 % para el año 2023.
Además, se hace referencia a una sentencia de la Corte Constitucional de algunos años atrás, que estableció que el incremento debe superar el Índice de Precios al Consumidor (IPC) del año inmediatamente anterior.
Por otro lado, la Asociación Nacional de Instituciones Financieras (Anif) ha expresado que elevar el salario mínimo por encima del 9 % sería un error. En tanto, diversos gremios y empresarios, siendo precavidos, han manifestado que es necesario esperar los datos de productividad antes de tomar decisiones.
También se ha advertido sobre la importancia de abordar con precaución la definición del aumento, destacando la necesidad de encontrar un equilibrio entre preservar el poder adquisitivo de las personas y salvaguardar el empleo.
El presidente de la Asociación Nacional de Industriales (Andi), Bruce Mac Master, señaló al respecto: «Colombia tiene que entender que el salario mínimo debe aumentar por lo menos la inflación. Sobre eso ya tenemos un acuerdo social suficientemente claro y nosotros hemos sido defensores de esa recuperación adquisitiva de los trabajadores y lo seguiremos siendo. Pero hay que ser cuidadosos para definir el aumento porque hay que buscar el equilibrio entre mantener el poder adquisitivo de las personas y cuidar el empleo».
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