El agua, recurso indispensable para la vida y motor del desarrollo económico, enfrenta un escenario preocupante en el continente americano. De acuerdo con proyecciones del World Resources Institute (WRI), para el año 2050 varios países de la región experimentarán niveles críticos de estrés hídrico, una condición que refleja la relación entre la demanda de agua y la disponibilidad real del recurso.
En términos simples, un país con un nivel alto de estrés hídrico consume gran parte del agua renovable disponible cada año, quedando expuesto a crisis ante sequías prolongadas, sobreexplotación de acuíferos o cambios abruptos en los patrones climáticos. La magnitud del problema dependerá de múltiples factores: crecimiento poblacional, expansión agrícola e industrial, variaciones en la precipitación y gestión del recurso.
El informe del WRI establece cuatro rangos de alerta
- Estrés hídrico extremadamente alto: consumo superior al 80 % del agua disponible, sin margen suficiente para sequías o emergencias.
- Estrés hídrico alto: consumo entre el 40 % y el 80 %.
- Estrés hídrico moderado: menor presión, pero susceptible a cambios climáticos y económicos.
- Estrés hídrico bajo: disponibilidad estable, aunque no exenta de riesgos.
En el primer grupo se encuentran Chile, Perú y México, junto con algunos países de Centroamérica y el Caribe, donde la presión sobre el agua será máxima. Estos territorios, con climas áridos o semiáridos y alta demanda agrícola e industrial, podrían enfrentar tensiones severas si no se implementan políticas de gestión sostenible.
Zonas críticas y patrones geográficos
La proyección también muestra que el oeste de Estados Unidos, caracterizado por su aridez natural, enfrentará importantes presiones hídricas, mientras que Guatemala y República Dominicana ingresarán en la categoría de estrés hídrico alto.
En contraste, áreas como la Amazonía, el sur de Brasil, Uruguay, Argentina y Colombia presentarán un estrés hídrico moderado bajo o bajo. Sin embargo, los expertos advierten que incluso estas naciones podrían ver comprometida su seguridad hídrica por el crecimiento poblacional, la deforestación, el cambio de uso del suelo y el impacto del cambio climático sobre los patrones de lluvia.
El análisis del WRI se basa en modelos que consideran variables climáticas, económicas y sociales, otorgando un respaldo científico sólido a las proyecciones. La advertencia es clara: sin medidas inmediatas, la competencia por el agua aumentará y podría derivar en conflictos y pérdidas económicas significativas.
Los especialistas coinciden en que la clave está en una gestión sostenible del recurso hídrico, lo que implica optimizar su uso en la agricultura principal consumidor de agua en la región, invertir en infraestructura eficiente de distribución y almacenamiento, incentivar la reutilización y proteger las fuentes naturales como ríos, humedales y acuíferos subterráneos.
De no tomarse acciones contundentes, el panorama para 2050 podría implicar un aumento en la desigualdad social, problemas de seguridad alimentaria y migraciones forzadas motivadas por la falta de agua. El estrés hídrico no será un desafío aislado, sino una crisis de alcance continental que exigirá cooperación entre países, innovación tecnológica y compromiso político de largo plazo.
Ranking de países de América con mayor estrés hídrico proyectado en 2050 (de mayor a menor):
- Chile – Extremadamente alto
- Perú – Extremadamente alto
- México – Extremadamente alto
- Guatemala – Alto
- República Dominicana – Alto
- Estados Unidos – Moderado
- Brasil – Moderado bajo
- Canadá – Moderado Bajo
- Argentina – Moderado bajo
- Uruguay – Moderado bajo
- Colombia – Bajo
- Paraguay – Bajo
También puede leer: Cómo jugar Wplace, el aplicativo que puso en una guerra de píxeles al mundo