¿Qué sigue?

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Agotado y dividido quedó el país después del proceso de paz. Además el ciudadano está aburrido de los abusos del gobierno y de su falta de acción. ¿Qué sigue? Algunos dirán que la reconciliación. No creo que sea posible en el corto plazo. Las Farc han dejado claro que el poder es su fin último y, a medida que pase el tiempo, más colombianos entenderán que La Habana fue un escalón que los acerca a esa meta.

El gobierno podría, por lo pronto, ponerse a gobernar. Mucho tiempo se ha perdido en temas trascendentes porque la atención estaba en Cuba. Muchas decisiones se postergaron porque podían afectar negativamente la obsesión del gobierno por firmar. En diplomacia, comercio exterior, salud, energía, minería, impuestos, corrupción, educación, reforma territorial, justicia- por no mencionar sino algunas de las áreas prioritarias- la tarea está por hacer. Se acabaron las excusas y es hora de que Santos, entre la pruebas del frac para el premio Nobel, tome algunas de las decisiones que el país necesita con urgencia.

Bueno sería que se iniciara la contabilidad de lo que va a costar las concesiones de La Habana. El país no puede seguir hablando de los supuestos beneficios de la paz sin ponerle números a los temas. Hasta el momento el gobierno ha querido evitar, a toda costa, este desagradable capítulo. En el fondo Santos está convencido que ese es un problema de los futuros gobierno y que por lo tanto no es importante. Pero para los contribuyentes es un asunto esencial pues es de su bolsillo que saldrá el billete para tanta locura.

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Muy importante sería recuperar nuestra dignidad internacional que fue subordinada a los intereses de las Farc. ¿Seguiremos apoyando las violaciones de los derechos humanos cometidas por el sátrapa de Maduro? ¿Mantendremos la estrategia diplomática fracasada que fue derrotada por Nicaragua en La Haya? ¿Aceptaremos que Correa cierre el acceso de nuestros productos cada vez que no le conviene? Conociendo la flojera de nuestra diplomacia no me hago grandes ilusiones respecto de un cambio de rumbo y sobretodo de tono.

Pasado el show de la paz, los lagartos se preocuparán por lo atuendos que deben portar en la ceremonia del Nobel de paz. Los modistos tendrán trabajo de sobra y las revistas de moda harán su agosto.

El resto de los colombianos nos daremos cuenta de que nada de fondo cambió en nuestra vidas.

 Miguel Gómez Martínez

Asesor económico y empresarial

migomahu@hotmail.com

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