¿Reactivación a todo costo?

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El objetivo es que la economía muestre altos crecimientos, pero a todo costo, especialmente si esto lo tiene que asumir el próximo gobierno.


Por: Cecilia López Montano

Sin entrar en más detalles, en plata blanca lo que sucede es que con tal de que la economía termine este año con altas tasas de crecimiento que se supone le darán gloria al gobierno y a sus pocos seguidores, se está creando un problema de disminución de ingresos del Estado de los cuales depende el gasto público. 

El gobierno y la mayoría de los economistas están obsesionados con que el país alcance un nivel de crecimiento de su producto lo más alto posible. Ya el presidente Duque afirmó que la tasa del tercer trimestre de 13,3% era la más alta de este siglo, sin reconocer que gran parte es el rebote de la mayor caída de la economía desde que existen datos. Qué le está pasando a la gente que vive las graves consecuencias de la pandemia, muchas sin resolver y con niveles de desempleo que no corresponden a la dinámica económica, preocupan muy poco.  El éxito en este país y en la mayoría del mundo no se mide por lo que le pasa a la población sino por el crecimiento de la economía como si este garantizara necesariamente, inevitablemente, el bienestar de quienes más lo necesitan.  Cuando casi una tercera parte de la población no tiene las tres comidas diarias eso no conmueve a casi nadie. Que dolor. 

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Pero ahora es necesario analizar otro tipo de decisiones del gobierno avaladas por sectores empresariales, que demuestran que además de la gente tampoco les importa la estabilidad fiscal. El objetivo es que la economía muestre altos crecimientos, pero a todo costo, especialmente si esto lo tiene que asumir el próximo gobierno. Armando Montenegro lo expuso claramente en su artículo «Días sin IVA, años con déficit». Si algún problema tiene Colombia es el bajo peso de impuestos sobre el PIB, para no hablar del exceso de exenciones y el poco peso asumido por los individuos ricos de este país. Y como afirma Montenegro «es necesario reconocer el tamaño del sacrificio que imponen tres días sin IVA a las finanzas públicas». 

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Ojalá este Ministro de Hacienda que ha resultado más clientelista que otros, conteste lo que sugiere Armando: Será que con los tres días sin IVA «¿se está erosionando el producto neto de la última reforma tributaria?» Reforma que ya se consideraba insuficiente frente al déficit fiscal que será superior al 8% del PIB este año, y a una deuda pública que está creciendo y que puede superar el 70% del PIB. Sin entrar en más detalles, en plata blanca lo que sucede es que con tal de que la economía termine este año con altas tasas de crecimiento que se supone le darán gloria al gobierno y a sus pocos seguidores, se está creando un problema de disminución de ingresos del Estado de los cuales depende el gasto público. Y esto para no hablar de las críticas de quienes siguen la economía colombiana en el exterior y que inciden sobre el costo de endeudamiento del gobierno en los mercados internacionales. 

Pero no importa, porque es esa mirada, cortoplacista, que busca honores ahora y poco importa sus consecuencias que finalmente pagan los sectores que más requieren de un Estado que cumpla con el mandato de velar por el bienestar de todos. Así la reactivación a todo costo es a costo de los más débiles que son la mayoría de los colombianos. Recuerden 70% de la población entre pobres y vulnerables. 

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