Reforma laboral 2025: cuánto aumenta el costo para los empleadores con los nuevos cambios

A continuación, examinamos cuánto aumentan los costos laborales para las empresas, las razones detrás del alza y las implicaciones para empleadores y empleados.

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La Reforma laboral 2025 en Colombia trae consigo importantes incrementos en los costos laborales que deben asumir las empresas. Con el reciente ajuste del salario mínimo —un aumento del 9,54% para 2025— y otros cambios normativos, los empleadores enfrentan cargas más altas en nómina.

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Este escenario, combinado con recargos adicionales por trabajo nocturno y dominical, eleva significativamente el gasto mensual por cada trabajador. A continuación, examinamos cuánto aumentan estos costos, las razones detrás del alza y las implicaciones para empleadores y empleados.

Salario mínimo al alza y presión sobre costos laborales

Pequeñas empresas recibirán alivios ante implementación de la reforma laboral 2025
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El punto de partida del aumento en los costos es el salario mínimo 2025, fijado en $1.423.500 mensuales (sin auxilio de transporte). Este incremento de $123.500 frente al salario de 2024 representa un 9,54% más, un alza nominal superior a la inflación proyectada (~5-6%) para 2024.

En otras palabras, el ajuste salarial estuvo por encima del aumento general de los precios, lo que presiona al alza las erogaciones empresariales en términos reales. Además, el auxilio de transporte subió a $200.000 para 2025, desde $162.000 el año anterior, llevando el ingreso mínimo total de un trabajador a $1.623.500 mensuales.

Esta elevación en la base salarial se traduce directamente en mayores obligaciones para el empleador. Todos los aportes y prestaciones sociales —salud (8,5%), pensión (12%), caja de compensación (4%), cesantías, prima, vacaciones, etc.— se calculan como porcentaje del salario, por lo que un sueldo básico más alto implica contribuciones más altas en pesos.

Por ejemplo, durante 2024 el costo total mensual de tener un empleado con salario mínimo (incluyendo prestaciones y aportes) rondaba los $2,18 millones de pesos. Con el nuevo salario mínimo de 2025, ese costo integrado sube a cerca de $2,4 millones por trabajador. En términos porcentuales, esto equivale aproximadamente a un 11% adicional en el gasto de nómina por empleado de salario mínimo frente al año previo.

Este aumento acumulado (que algunos estiman alrededor de $248.000 a $294.000 más por empleado al mes, según el nivel de aportes) se debe principalmente al ajuste salarial elevado y su efecto cascada en prestaciones.

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Cabe destacar que el incremento salarial de 2025, si bien menor al 12% pactado en 2024, sigue siendo históricamente alto y refleja la política del gobierno de mejorar el ingreso de los trabajadores incluso por encima de la inflación. Para los empleadores, esto representa un desafío: absorber mayores costos laborales unitarios, que pueden sumar millones de pesos adicionales al año en empresas con múltiples empleados.

¿Cuánto aumentan los costos laborales en 2025?

Con cifras en mano, el impacto en los costos laborales es tangible. De acuerdo con cálculos financieros, un empleado que gana el salario mínimo en 2025 le costará al empleador alrededor de $2,4 millones al mes al sumar todas las obligaciones legales.

Esto incluye el sueldo base ($1,423 millones) más el auxilio de transporte ($200.000) y los pagos obligatorios prorrogados mensualmente: aproximadamente $346.000 en prestaciones sociales (prima de servicios, cesantías, intereses de cesantías y vacaciones) y unos $448.000 en aportes a seguridad social y parafiscales (pensiones, salud, ARL y cajas de compensación).

En total, la nómina “real” por trabajador mínimo supera en cerca de $233.000 mensuales la de 2024, cuando el costo completo era ~$2,18 millones.

En términos porcentuales, distintos análisis sitúan el incremento de la nómina entre un 11% y 13% anual por empleado a raíz de la reforma y el nuevo mínimo. Fedesarrollo, un centro de estudios económicos, proyectó que en las microempresas (las más numerosas del país) la nómina mensual aumentaría 11,9% con la entrada en vigor de la reforma.

Este aumento consolidado incluye no solo el alza salarial, sino también los nuevos recargos y prestaciones que ahora deben cubrirse. Para ilustrar, el diario Portafolio detalló que sumando salario, auxilio, seguridad social, prestaciones y parafiscales, el pago mensual de un trabajador mínimo pasó de $2,18 millones a unos $2,33-$2,4 millones con las disposiciones de 2025.

Detrás de estas cifras están rubros obligatorios que crecieron en monto: el aporte patronal a pensión subió a $170.820 (12% del nuevo salario), salud a $120.998 (8,5%), y el de cajas y otros parafiscales ronda los $56.900 (4%).

Asimismo, cada trabajador devengando el mínimo acumula prestaciones más altas: cerca de $135.000 por año en cesantías y otro tanto en prima (cada una equivalentes a un mes de salario por año), a lo que se suman las vacaciones pagas y los intereses sobre cesantías.

Es decir, el mayor salario base disparó todos estos pagos proporcionalmente, de ahí que el empleador termine pagando entre $248.000 y $294.000 más al mes por empleado que el año pasado (según el tamaño de la empresa y su régimen de aportes).

Recargos y cambios normativos que encarecen la nómina

Más allá del salario mínimo, la Reforma laboral 2025 introdujo cambios en las jornadas y recargos que elevan el costo de ciertas horas laborales. Uno de los ajustes más significativos es que la jornada nocturna inicia ahora a las 7:00 p.m., dos horas antes de lo que establecía la normativa anterior (9:00 p.m.).

En la práctica, esto significa que cualquier trabajo realizado después de las 7 de la noche debe pagarse con un recargo nocturno del 35% sobre la hora ordinaria. Por tanto, empresas que operan en horarios extendidos (por ejemplo, comercio, seguridad, call centers, restaurantes) verán incrementado el pago a sus empleados de turnos vespertinos, pues de 7:00 a 9:00 p.m. ahora cada hora tiene sobrecostos nocturnos.

Este cambio encarece la nómina sin necesidad de extender horarios, simplemente revalúa el trabajo tarde-noche, y pega especialmente a sectores que usualmente no debían ese recargo por esas dos horas extras diarias.

Adicionalmente, la reforma elevó paulatinamente los recargos por trabajo en días de descanso obligatorio (domingos y festivos). Tradicionalmente, Colombia reconoce un recargo del 75% sobre el salario en estos días (el famoso pago de “doble tiempo” al 175% de la hora normal). Con la nueva ley, ese recargo sube al 80% desde el 1 de julio de 2025, y continuará incrementándose a 90% en 2026 y a 100% en 2027.

En otras palabras, para 2027 trabajar en domingo o festivo se pagará al 200% de la tasa normal (doble pago). En el corto plazo de 2025, los empleadores ya deben pagar un 5% más caro el trabajo dominical/festivo (80% extra en lugar de 75%), lo que impacta a sectores como comercio minorista, turismo, transporte, vigilancia y salud, que suelen laborar en esos días.

Aunque el incremento del recargo es gradual para dar tiempo de adaptación, numerosos negocios que dependen de jornadas dominicales sentirán un aumento inmediato en sus costos de personal a partir de esta vigencia.

Otros aspectos de la reforma también aumentan costos o reducen flexibilidad laboral. Por ejemplo, la ley redujo la duración máxima de la jornada semanal: a partir de julio de 2025 la semana laboral en Colombia pasó de 46 a 44 horas (como parte de una transición gradual hacia 42 horas en 2026).

Si bien esta reducción proviene de una ley de 2021, su coincidencia con la reforma subraya el compromiso de mejorar las condiciones del trabajador. No implica directamente que el empleador pague más salario (el sueldo mínimo sigue siendo por mes), pero al recortar dos horas de trabajo a la semana, aumenta el costo por hora laboral.

Las empresas que necesiten cubrir las mismas horas de servicio deberán contratar personal adicional o pagar horas extras, elevando de cualquier modo el gasto de nómina. En efecto, la hora ordinaria se encareció: un trabajador mínimo en 2025 devenga unos $5.931 por hora, frente a ~$5.244 por hora el año anterior, debido a que ahora trabaja menos horas por el mismo sueldo.

Un cambio significativo recae sobre el contrato de aprendizaje. La reforma convirtió el contrato de aprendizaje (usado para aprendices del SENA) en un contrato laboral formal, otorgando plenos derechos al aprendiz. Esto, según la Asociación de micro, pequeñas y medianas empresas (Acopi), encarecerá en más de 100% el costo de vincular aprendices.

Antes, un aprendiz en etapa productiva recibía un apoyo del 75% de un salario mínimo (aprox. $1,07 millones en 2025); ahora deberá devengar al menos el mínimo completo más prestaciones, superando los $2,1 millones de costo total.

En números, la Asociación Colombiana de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas (Acopi) señala que pasar de pagar $1.067.000 a más de $2.189.000 por aprendiz representa un aumento del 105% en ese rubro específico. Para las empresas que solían apoyarse en aprendices como talento en formación con costos reducidos, este cambio supone un gasto sustancialmente mayor.

Vale resaltar que algunos componentes inicialmente propuestos en la reforma no prosperaron, aliviando carga adicional que se preveía. Por ejemplo, se eliminó la llamada “prima extra por productividad económica” que hubiera significado una prestación adicional ligada al crecimiento económico.

También se descartó introducir la figura de la semana laboral de 4 días (más largas jornadas diarias) y otras medidas que generaban inquietud en el empresariado. Aun así, la reforma laboral aprobada sí concentra cambios que benefician al trabajador (más ingresos por recargos, menos horas de trabajo) a costa de mayores gastos para el empleador, como hemos detallado.

Reacciones del sector empresarial y panorama económico

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La entrada en vigencia de estos nuevos costos laborales ha encendido alertas en gremios empresariales y analistas económicos. Voceros del sector privado advierten que, sin medidas de apoyo, el incremento de costos podría traducirse en ajustes en el mercado laboral.

La Federación Nacional de Comerciantes, Fenalco, estima que la reforma elevará los costos laborales totales entre un 18% y un 34% dependiendo del tipo de empresa. Este impacto sería particularmente fuerte en micro, pequeñas y medianas empresas que operan en horario nocturno, dominical o con aprendices, las cuales verán encarecida de manera pronunciada su nómina.

Jaime Alberto Cabal, presidente de Fenalco, ha advertido que muchas compañías no tendrán más remedio que reducir personal o abstenerse de contratar para compensar el alza de gastos. De igual forma, el presidente de Acopi nacional, Rodolfo Correa, puso un ejemplo concreto: una empresa de 100 trabajadores tendría que asumir más de $157 millones de pesos adicionales al año solo por el nuevo recargo nocturno del 80%.

Esto equivale, en promedio, a $1,57 millones extra por empleado al año (o unos $130.000 mensuales cada uno) si todos laboran en horario nocturno, un sobrecosto significativo para cualquier mediana empresa.

Los centros de estudio económico también han analizado las consecuencias. Fedesarrollo calcula que el aumento de costos salariales y no salariales podría derivar en la pérdida de unos 451.000 empleos formales en el mediano plazo, si las empresas optan por no contratar o por informalizar puestos para aliviar cargas.

El impacto sería más marcado en negocios pequeños, que componen el 83% de las empresas formales en Colombia. Estas proyecciones se suman a la preocupación de que la reforma, pese a sus buenas intenciones sociales, desincentive la generación de empleo formal especialmente en los estratos de menor tamaño empresarial.

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