El presidente Gustavo Petro ha reconocido, tanto en espacios públicos como privados, algunas inconformidades con la gestión, la ejecución, el desarrollo y el relacionamiento de su gobierno. En muchas ocasiones ha admitido impotencia al sentir que sus órdenes, que sus directrices, no se trasladan integralmente y mucho menos se ejecutan en la forma que él se las imagina.
Por eso, durante este tiempo de gobierno, estos próximos dos años que se avecinan a su culminación, Petro ha encontrado muy pocos buenos intérpretes en su círculo cercano, en los cuales confían, delega y consulta permanentemente.
El presidente Petro lleva algunos meses considerando, bajo algunas evaluaciones internas, reuniones, reflexiones y trabajos cuáles son los sectores de su gobierno que han tenido un buen desempeño, los que no tanto y los que definitivamente, como él ha dicho, pues han sido un fracaso y han ido prácticamente en contravía de lo propuesto por el gobierno.
Para el presidente, la deliberación sobre las reformas que ha planteado en el Congreso y las que va a plantear nuevamente, como la de la salud, la laboral, la pensional, la educación, tienen la suerte dividida, quizás siendo la pensional la que está llegando al otro lado de la orilla con algunas modificaciones sustanciales, al igual que la educación y la reforma a la salud, que se volverá a radicar en un escenario mucho más distinto luego de la solicitud del voluntaria de liquidación de eps como Sura.
En ese sentido, y por una nueva reconfiguración en la Procuraduría, en la Contraloría, en la Fiscalía, en la Defensoría del Pueblo, Petro evalúa hacer un cambio en el Ministerio de Defensa, no por una inconformidad general con el ministro Velázquez, tampoco por una mala relación, hay un cansancio acusado del ministro en esa cartera. Cree que podría ser más útil en otros sectores del gobierno y así lo ha conversado con el presidente. Para la cartera de Defensa se están escuchando distintos nombres, lo más probable es que suceda un enroque dentro de alguien que ya hace parte del Gobierno Nacional.
Además, el ministro Camacho tiene a sus espaldas la cruz para nada ligera de la situación de las tarifas del Caribe colombiano, en donde el presidente no ha logrado encontrar soluciones efectivas y ha tenido algunas salidas en falso que, según el círculo principal del presidente, se deben a informaciones erradas remitidas por parte del ministerio de Minas.
Uno de los puntos claves del debate de la nueva reforma a la salud pasa por cambiar al ministro de salud, que es como las costillas, los pechos o el riñón de Gustavo Petro, Guillermo Alfonso Jaramillo, las relaciones, los puentes con la industria medicada, son totalmente nulas, con el congreso aún peor. Y esto no le garantiza al gobierno un puente efectiva mínima de comunicación. De manera que en salud también habrá un cambio.
En el Sena, hay una preocupación que el presidente ha expresado en distintos momentos y es el poco protagonismo, la poca ejecución y casi nulo liderazgo del director del Sena, quien fuera congresista del Partido Verde. Ese va a ser unos de los primeros cambios que el presidente va a hacer y el presidente quiere un papel mucho más activo del Sena en sus dos últimos años, sobre todo en las regiones.
Además, es cierto que si se quiere mejorar las relaciones con el sector de la vivienda, más en un momento en donde el presidente quiere reactivar una de las industrias más importantes, que genera más de 1 millón de empleos en época de estancamiento económico.
No se descarta que puedan existir otros cambios, hasta el momento el presidente ha destacado en privado la labor del ministro de las telecomunicaciones Mauricio Lizcano, también la gestión que ha hecho el ministro William Camargo para Gustavo Petro ha sido un aliado incondicional en distintas batallas del gobierno y considera seguirlo manteniendo en este cargo.
Se están analizando algunas transiciones en entidades descentralizadas, en gerencias y muy probablemente, pues esto tenga lugar en medio de todo este revolcón de gobiernos que el presidente Petro está pensando.
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