Sacrificar a Colombia sin razón

El debate climático y las decisiones que se han tomado en el último año y medio corresponden a sesgos personales y desobedecen a la realidad, poniendo en riesgo, a un país que si dejara de existir mañana, el mundo seguiría igual y no habría una modificación pequeña en la matriz de contaminación global.

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Lo ideal en toda discusión pública, que amerite tomar decisiones drásticas, radicales, de fondo. Porque se está poniendo en peligro la vida misma o está en juego, está poniendo en peligro nuestras aguas, nuestros bosques y todo lo que requerimos para tener una vida digna, con alta calidad y con unas capacidades productivas que nos permitan crecer. Deberían ser discusiones sujetas a estudios independientes, serios, objetivos, lejanos, de cualquier interés económico, privado y a entender el papel de cada jugador en el mundo.

La semana pasada, el presidente Petro, quien se desplazó con una comitiva considerablemente grande, muy superior a la de países como Estados Unidos, dio declaraciones en donde quería llevarse el registro de los lentes, diciendo que Colombia le ponía fin a la exploración y a la explotación de recursos naturales, como el petróleo.

Algo que para cierta parte del auditorio es bien visto, pero que en la práctica de la geopolítica, no tiene ninguna consecuencia, mucho menos es importante, ni para bien ni para mal. Para algunos, Colombia dejará de emitir sus insignificantes 650,000 o 700,000 barriles de petróleo y qué no va a pasar nada.

Hoy Colombia puede frenar completamente su explotación minera, de petróleo, de gas y el mundo seguiría con los mismos riesgos, con los mismos números, Colombia emite 237 millones de toneladas aproximadamente de CO2 anualmente, lo que equivale a un 0,5% de las toneladas que se emiten a nivel mundial. Alguna vez, lo dijo Jorge Enrique Robledo, Colombia es un país tan retrasado que ni siquiera contamina y el promedio de emisiones de carbono per cápita es de 4,56%.

Gobiernos anteriores como el de Iván Duque, Juan Manuel Santos han venido haciendo esfuerzos inconmensurables para acoplarnos con buenas prácticas con la ACD, con los objetivos de desarrollo sostenible y hemos tenido unos resultados realmente valiosos como país.

Los departamentos como Antioquia, Meta, Valle del Cauca, Santander y Caquetá, tendrán que hacer esfuerzos adicionales para mitigar las emisiones de CO2, pero también es cierto, que quienes hoy no son las que más emiten CO2, al sector que están atacando, que es energético y de hidrocarburos. De manera que empezamos con una retórica bastante torcida.

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Hoy entre los países que más dióxido de carbono generan sigue siendo China, que claramente el presidente Petro, no le dijo nada a Xi Jinping para que deje de contaminar, porque acá existe un discurso que aplica para unos, pero no para otros. Así mismo siguen Estados Unidos, India, Rusia y Japón. Colombia es insignificante, en ese concierto mundial de las emisiones y los que hoy, más discursos dan y más críticas hacen, son quienes mayor huella de carbono tienen. Ustedes entenderán a quién nos referimos.

De manera que los discursos que sacrifican a Colombia para los registros fotográficos y los titulares de prensa, son altamente irresponsables e incoherentes y no se compadecen con la realidad.

Primero, porque hay una desinformación muy grande alrededor de toda la narrativa de contaminación; segundo, porque así no parezca, Colombia viene haciendo más esfuerzos que otros países, ni siquiera hacen en ese sentido y en la final de la COP28 se culminó sin un acuerdo de finalización de combustibles fósiles. El único país que fue a decir adelantadamente que los iba a eliminar fué Colombia.

De manera que en Dubai, no quedó confirmado el eliminar el uso del carbón, del petróleo y del gas, no se tomó esa decisión porque quienes saben, comprenden, que no se puede tomar una medida de esas, porque aún no hay suficiente evidencia, ni un determinante que nos diga que tenemos que deshacernos de eso para salvar al mundo.

Tampoco existen elementos que nos digan que puedan reemplazar cada uno de los que hoy pretenden eliminar. La responsabilidad climática no es de Colombia; ponernos la camisa de capitán planeta y es que vamos a salvar el mundo, nos queda grande, es que sencillamente no podemos.

Lo que debería hacer el presidente Petro y alcaldes son acciones concretas. Empezar a sacar los buses chatarra, los carros viejos, los camiones viejos, las tractomulas viejas de las calles de Colombia, pero no lo hacen porque no quieren tocar las mafias del transporte. Pero si hoy nos pusiéramos a ver la contaminación que tenemos en Colombia por cuenta de los camiones viejos, este año nos ganamos el mayor emisor de mercurio en el mundo.

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Pero qué está haciendo el gobierno para combatir la minería ilegal, que es la que contamina nuestros ríos, que destruye las cuencas hídricas, no están haciendo nada, da tenemos que estar deforestando, donde se acaban montañas, páramos y selvas, pero a ellos no les pasa nada.

Colombia sencillamente está recibiendo vehículos que en otras partes del mundo están prohibidos, ¿por qué no se han tomado medidas en ese sentido?, ¿por qué no estamos siendo coherentes para no permitir que ingresen más vehículos que están prohibidos en otras partes del mundo y que acá no? 

Recordemos que que la moda también contamina, los alimentos también contaminan, los electrodomésticos contaminan, si queremos tomar decisiones importantes, que funcionen para entrar a niveles de discusión y quitarnos los caballitos de batalla, en donde siempre se dice que el petróleo y el carbón es lo malo. En Bogotá no hay una mina de carbón, no hay una extraccion de petroleo y tienen el peor aire de todo el país, porque no se ha hecho nada respecto a eso.China no se le dice nada pero es de los países más contaminantes.

Es hora de que el mundo deje de tomar este debate como una charlatanería y le ponga cifras, datos y ciencia para cometer acciones que realmente tengan efecto.

Lo que hoy está haciendo Colombia no es más que para la galería y que no quedará nada en efecto paras el presente, ni para la posteridad, solo será sacrificar a Colombia a su pequeña economía, a sus pocos empresarios y su poca formalidad por un discurso político.

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