Se adelanta la campaña presidencial del 2026 en Colombia

Desde el mismo Presidente, hasta importantes senadores. En 2024 ya se habla de la campaña presidencial de 2026.

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Si bien es cierto que 4 años de gobierno son muy pocos para hacer muchas cosas buenas, pero son muchos para hacer poco, para destruir y para causar daño. Los periodos de los gobernantes en Colombia normalmente comparten una similitud en el tiempo: se van seis meses en un plan de desarrollo, aproximadamente un año sumado en la ley de garantías, en distintas campañas políticas. Por eso, es relevante cómo la campaña presidencial comienza a tomar fuerza.

Se dedican tres meses a labores de empalme y no falta algún desastre natural, una coyuntura en especial, un paro, bloqueo, pandemia, como ocurrió en el gobierno pasado. Desde luego, los afanes que trae cada día hacen que los gobiernos siempre quieran prolongar su estadía, la mayoría no democráticamente en el poder, buscando que quien lo reemplace sea de la misma ideología, que provenga de su seno, y así garantizar no solo un control y un poder, sino también una continuidad de las políticas.

Entendiendo que en Colombia sufrimos de ese complejo de “Adán”, donde quien llega si es contrario a quien se va, cree que hay un botón de encendido y apagado, y que el país y la sociedad se paralizan esperando a que ese nuevo gobernante empiece a mandar. A veces hay gobernantes que toman un año para aprender, entender y para poder revisar qué quieren hacer, y luego llegan a la mitad del gobierno con la cuenta regresiva, y casi nunca logran cumplir la totalidad de sus cometidos. Entregan obras a medio terminar, todo por cortar cintas, por fotos, y hace parte de la dramaturgia política colombiana.

En el caso del actual presidente del actual gobierno, normalmente las campañas presidenciales y al Congreso comienzan con un año y ocho o diez meses de anticipación, siendo bastante aproximadamente cuando el 70% del gobierno actual se ha consumado, pero debido a la convulsionada política colombiana, de la extrema e intensa polarización, los números que no les son favorables al gobierno nacional, tanto la oposición como la independencia como el gobierno, empiezan, desde luego, a hacer sus cálculos electorales de cara al 2026.

Y más luego de que los gobernantes regionales que abandonaron sus cargos han mostrado, por activa o por pasiva, sus intenciones de ser candidatos presidenciales.

Las posibles caras en el tarjetón 

En Colombia, desde hace cierto tiempo para acá, se creyó o emergió de la nada que para ser presidente, el requisito es haber sido alcalde de alguna ciudad o gobernador, y que con eso ya es suficiente. Se han acortado los caminos, decían algunos expertos antes, para ser alcalde, gobernador, congresista, presidente, pues se esperaba que las personas tuvieran carreras políticas más completas, más extensas, detalladas, e incluso pasos por la empresa privada. Pero hoy, lo que Colombia tiene en esa parrilla de partida y, desde luego, con ánimos muy mediáticos, se encuentran hombres como el exgobernador del Meta y exministro de Agricultura de Juan Manuel Santos, Juan Guillermo Zuluaga.

Gobernador que fue constantemente en busca del protagonismo, cuando fue gobernador, y ahora, como exgobernador, no quiere perder vigencia en los medios y tiene preparada una campaña presidencial para buscar ser viable en el 2026.

¿Claudia López hará campaña presidencial?
Claudia López

Claudia López está preparándose, como para algunos es mandatorio, en Harvard, en Boston, aunque, según se dice, regresará en un año aproximadamente, y será candidata a la presidencia de la República. Tanto es así que ya tiene a varias personas de su círculo principal, de su entorno, haciendo avanzadas para distanciarse supuestamente del petrismo, para mostrar lejanía, atacar al gobierno Petro, para que luego estas personas puedan ayudarle a ella a ser candidata en contra, independiente o a favor de este, dependiendo de cómo esté el oleaje en ese momento.

Porque Claudia López es una política que se mueve con mucha facilidad, hoy tiene una posición, mañana tiene otra, y digamos que es muy maleable en términos de la opinión pública.

Daniel Quintero tiene que resolver algunos asuntos particulares en la ciudad de Medellín, todavía tiene procesos que le siguen, cuestionamientos, constantes debates, peleas, pero es claro que Quintero será candidato presidencial en el 2026. Quintero buscará ser candidato por su partido independiente y buscará ser uno de los ungidos del presidente Gustavo Petro para esa elección. Por su parte, el uribismo quiere llevar a cabo un proceso al interior del Centro Democrático para seleccionar candidatos presidenciales.

Varios miembros han expresado su interés en postularse, como Andrés Guerra, Paola Holguín, Paloma Valencia y María Fernanda Cabal, quienes buscarán el aval del partido para ser la carta para jugar en el 2026. En el Centro Democrático, existe un asunto pendiente por resolver: divisiones dentro del partido entre el ala más uribista y un ala que sigue a Iván Duque. Por este motivo, Alicia Arango ha convocado al expresidente Uribe y al expresidente Duque en su casa para discutir el futuro del Centro Democrático, tras la partida de Nubia Stella Martínez.

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Se revisarán, eventualmente, cómo se conformarán las listas al Congreso y qué mecanismo se utilizará para elegir al próximo candidato presidencial. En cuanto a otras candidaturas regionales, como en la elección presidencial pasada, no se vislumbran liderazgos destacados de exalcaldes y exgobernadores que puedan tener una oportunidad en la carrera presidencial. Según la situación actual del país, la balanza se inclinará hacia los extremos: desde un candidato de izquierda, como Petro, hacia la extrema izquierda, o hacia la derecha sin reservas. Candidaturas como las de Alejandro Gaviria, Sergio Fajardo y Claudia López podrían considerarse, aunque López ha sido mencionada anteriormente por su tendencia a moverse entre la derecha y la izquierda según le convenga.

Sin embargo, será complicado que un candidato del centro pueda ganar apoyo en medio de la polarización política del país. La economía jugará un papel fundamental en las elecciones presidenciales de 2026. Las proyecciones muestran una inflación cercana al 5%, por encima del objetivo del Banco Central. Además, se espera un crecimiento económico precario, posiblemente alrededor del 3%, y un desempleo superior al 10%, con altos niveles de informalidad. La pobreza será un indicador crucial, especialmente en las zonas más vulnerables, donde la popularidad de Petro se ha basado en gran medida.

La seguridad será clave en la campaña presidencial

La seguridad también será un factor determinante. La inseguridad está en aumento en todas las ciudades, regiones y municipios del país, con informes que indican un fortalecimiento militar del ELN, a pesar de los intentos de negociación de paz. Los esfuerzos del gobierno en materia de pobreza, paz, economía y cambios sociales y políticos no están dando resultados satisfactorios, lo que dificulta la reelección de figuras como Francia Márquez o Daniel Quintero. Las tendencias que despuntan para el año electoral del 2026 van a depender inexorablemente del destino final del actual gobierno de Gustavo Petro y de cómo él también encare su intento por reelegir las políticas que ostentan.

Eventualmente, si nada extraordinario ocurre, como una Asamblea Constituyente o una reforma a la Constitución que permita a Gustavo Petro buscar la reelección, todo pareciera indicar que ese mismo distanciamiento de Francia Márquez de Gustavo Petro también derivará en que Francia Márquez se retire del gobierno antes de tiempo y busque, eventualmente, ser la candidata a la presidencia. Intentando decir esto, no fue suficiente yo aquí. No estoy de acuerdo con muchas cosas. Elijan a mí, que yo sí sé hacer el cambio y yo sí voy a llevarle más bienestar a los más pobres. Todo ese discurso retórico que ellos manejan, que conoce el país.

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Por su parte, Petro no confiará y no confía en Francia Márquez. Nunca ha confiado en ella, mucho menos para hacerla candidata a la presidencia. Si Petro no logra ser candidato, seguramente buscará a alguien que pueda interpretarlo y representar su dogmatismo de la manera más legible y auténtica posible. En cuanto a las probabilidades de que tenga victoria, son realmente muy pocas.

Francia Márquez en la campaña presidencial
Francia Márquez – vicepresidenta de Colombia

Como decía Alejandro Gaviria, quien se ha caracterizado por tener aciertos en sus premoniciones, van a ver dos tendencias: uno que va a decir, «Oiga, acá hay que reconstruir el país, salvar al país» y otro que va a decir, «No hemos logrado en cuatro años lo que queríamos y necesitamos ocho». Para Alejandro Gaviria, el exministro de Santos y de Petro y exrector de los Andes, pues la primera es la que va a ganar y todo el ambiente político, todas las proyecciones, apuntan hacia eso.

Ahora bien, ¿cómo se organiza o cuál será el desenlace de esa opción anti-Petro que logre conquistar el mayor número de votos? Porque hay otro escenario, quizás para muchos hoy inadvertido, pero un escenario que en elecciones regionales ha ocurrido mucho: desde los sectores anti-gobierno se gestan dos o tres candidaturas, las cuales no se ponen de acuerdo, llegan divididas a elecciones y en ese momento pierden todas las chances, incluso de pasar a una segunda vuelta.

Si la derecha no se organiza en la campaña presidencial, poniendo el interés general del país por encima de los egos y buscando consensos para tener una sola candidatura, corre riesgos. Si la derecha o centro derecha no se organiza, pone el interés general del país antes que los egos y busca consensos para tener una sola candidatura, pueden correr riesgos.

De manera que esa derecha o ese centro derecha, que hoy tiene varias decenas de matices, si no logra organizarse, que es quizás una de las grandes dificultades de la derecha, si no logra anteponer el país, ponerlo como el interés general, apartar los egos, las ansias de protagonismo y buscar consensos que permitan tener una sola candidatura, pues pueden correr riesgos.

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Es decir que el Centro Democrático buscará tener un candidato, pero como naturalmente es, pues hay corrientes que no van a comulgar con esa candidatura y van a decir, «No miren ustedes en lo que nos metieron con Iván Duque en el 2018 y en lo que nos llevó». De manera, que ustedes ya tuvieron la oportunidad de volver al poder, volvieron y no gobernaron bien.

Entonces ahí aparecen cartas de vieja usanza, sacar cartas con todo el respaldo, el reconocimiento, la autoridad y la experiencia como Germán Vargas Lleras. ¿Por qué? Porque es ese plomero que es efectivo, eficaz, que es el mejor plomero que uno puede usar, así el plomero no sea el alma de la fiesta, así el plomero quizás sea muy costoso, así el plomero tenga la agenda muy ocupada.

Y pues la gente intenta con otros plomeros, pero ya le toca volver al plomero original y ese plomero original es Vargas Lleras, una persona que conoce al país, el Congreso, las Cortes, el Estado colombiano y que ha gerenciado con éxito las labores que se le han encomendado. De manera que se erige Germán Vargas Lleras como una de las opciones más fuertes del centro derecha para las elecciones del 2026.

Ahora, ese éxito de Vargas, pues, insisto, depende de la comunión y de la sensatez que en otras corrientes de las derechas existan o del centro derecha. Porque a lo mejor, pues, normalmente gente que no le gustaba la candidatura de Vargas Lleras puede irse a buscar candidaturas independientes externas, en donde pues se hace con el riesgo de dividir, como lo habíamos hablado.

Ahora bien, la otra opción es el famoso ‘tigre tapado’ del que habló Álvaro Uribe Vélez y la pregunta es: ¿Tiene el Centro Democrático todavía el combustible para volver a poner un presidente y por ende iniciar esa campaña presidencial? Es una pregunta retórica que cada uno de ustedes debe responder y lo más probable es que no sea ninguno de sus actuales congresistas. Lo más seguro es que no sea ningún excandidato presidencial de esa colectividad.

¿A quién propone Álvaro Uribe para campaña presidencial?
Álvaro Uribe Vélez

Sino que sea un outsider, como para muchos lo es Abelardo de la Espriella, una persona que no se tapa, que va de frente con sus convicciones, argumentos, teorías, visión de país y en tiempos de incertidumbre y caos las personas tienden a buscar ese tipo de perfiles. Por eso es por lo que Vargas Lleras y Abelardo de la Espriella, con ese ADN, con esas características que en otros momentos para muchos pudieron ser desventaja, ahora, luego de Petro, se tornan en unas ventajas competitivas para ellos bastante considerables.

¿Abelardo de la Espriella quiere ser candidato presidencial?

Abelardo de La Espriella
Abelardo de La Espriella

Este medio ha conversado con él en distintas ocasiones, de manera informal, y no está en sus metas, objetivos, no es una obsesión que él tenga, no es sordo como para no escuchar lo que se dice, de lo que se especula. Él siempre ha dicho que jamás descartaría servir a la patria, pero hoy pues no está en ese plan.

Los espacios para tibios en la camáña presidencial son escasos en este momento político. La izquierda enfrenta dificultades para retener el poder, mientras que la derecha y la centro derecha encaran tres desafíos fundamentales: organizarse sin dividirse, crear espacios de diálogo persuasivo con sectores centristas, y demostrar capacidad de gobernar desde el primer día.

En segundo lugar, es crucial ganar las elecciones del Congreso en marzo de 2026, depurando figuras ineficientes y construyendo una lista robusta de candidatos prestigiosos y representativos.

Por otro lado, para la campaña presidencial el petrismo contempla dos escenarios principales: buscar una reforma constitucional para permitir la reelección de Gustavo Petro en 2026, o convocar una Asamblea Constituyente si las reformas gubernamentales no avanzan. Si ninguno de estos escenarios se materializa, el petrismo podría enfrentar dificultades para elegir un sucesor adecuado para Petro. Gustavo Bolívar y Francia Márquez son opciones, aunque esta última preferiría ser la candidata oficial del petrismo.

Tercero, Claudia López, a pesar de sus desacuerdos públicos con Petro, busca oportunidades de alianza. Y cuarto, Daniel Quintero aspira a obtener el respaldo del petrismo, aunque no sea un político de izquierda tradicional.

Cabe señalar que Quintero no tiene relación con Gustavo Bolívar, lo que genera un interesante juego de poderes dentro del espectro petrista. En resumen, los escenarios políticos futuros están marcados por la necesidad de organización, diálogo y demostración de capacidad de gestión, tanto para la izquierda como para la derecha en Colombia.

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