Colombia es actualmente el único país en el mundo que aún opera aviones Kfir, y la necesidad de renovar esta flota ha sido un tema recurrente durante la última década. Desde hace aproximadamente 10 años, diferentes comandantes de la Fuerza Aérea, líderes militares y ministros de Defensa han señalado la urgencia de esta renovación.
Sin embargo, las decisiones han sido postergadas de un presidente a otro y de un ministro a otro, dejando al país al borde de una crisis en su capacidad de superioridad aérea. A medida que nos acercamos a diciembre de 2024, Colombia se enfrenta a la posibilidad de quedarse sin aviones de combate operativos.
El estado actual de los aviones Kfir en Colombia
Aunque las cifras exactas se mantienen en secreto por razones de seguridad nacional, se ha filtrado información que indica que solo el 20% de la flota de la Fuerza Aérea Colombiana está operativa. Este hecho quedó en evidencia durante el ejercicio operacional Relámpago IX-24, llevado a cabo junto con Estados Unidos. Mientras las fuerzas estadounidenses desplegaron aeronaves modernas como los FA-18, EA-18 y F-35, y el portaaviones de propulsión nuclear «USS George Washington», la participación colombiana se limitó a los Kfir, ECN-235, KC-767, C-295 y helicópteros UH-60.

Este ejercicio dejó en evidencia la desactualización tecnológica y funcional de las aeronaves colombianas que requieren de una toma de decisiones inminente por parte del actual gobierno sobre su cambio.
Del mismo modo, la semana pasada en Medellín, cuando fue anunciada la feria aeronáutica, solamente se pudo hacer un sobrepaso porque los aviones ya no pueden seguir volando. Es necesario subrayar que los aviones que se han retirado de servicio lo han hecho porque ya estaban poniendo en peligro la vida de sus pilotos.
El General Carlos Silva, comandante encargado de la Fuerza Aérea, advirtió el 10 de julio que la vida útil de los aviones Kfir comenzó su cuenta regresiva en diciembre de 2023. Hace poco, en la visita del presidente Gustavo Petro a Suecia, se le preguntó a Laura Sarabia en medio del avión presidencial si se iba a hablar de la presunta compra de los aviones Gripen de la empresa Saab. Ella dijo que eventualmente eso podía estar en la mesa, pero a las pocas horas Gustavo Petro salió a decir que él no iba a hablar nada de aviones de combate, que él está buscando la paz y que los aviones no son una prioridad.
La indecisión y el discurso cambiante del presidente han complicado aún más la situación. A pesar de avances en conversaciones con el gobierno francés para adquirir aviones Dassault, la polarización política ha dificultado la toma de decisiones. Pues se le empezó a señalar al mandatario que fue él quien no dejó comprarle los aviones de guerra ni a Duque, ni a Santos.
Lo que está trayendo esa pelea política, esa pelea irresponsable, es que ningún presidente podría comprar aviones porque la oposición de turno va a decir que está muy mal hecho. Queda demostrado que quienes se opusieron desde 2014 hasta hoy son personas que no conocen de seguridad ni defensa y que no tienen una mínima idea de lo que significa una flota de aviones de combate para un país como Colombia.
Le puede interesar: Petro insta en la inversión forzosa del sector financiero: estos son sus argumentos
Posibles soluciones y alternativas para la flota aérea colombiana
Este tipo de decisiones no pueden estar expuestas al escrutinio de las personas. No pueden estar dispuestas a que las personas, los medios o los congresistas digan si es bueno o no. Es una decisión de seguridad nacional que tiene que tomarse sin mayores consultas.
La gente erróneamente cree que estos aviones son para ir a buscar guerras. No, esa es quizás la última actividad que cumplen estos aviones. En Colombia, este tipo de aviones han hecho bombardeos tácticos y estratégicos a campamentos de toda clase de grupos criminales que abundan en el país de sur a norte y de oriente a occidente. Han protegido infraestructura física, oleoductos, gasoductos, torres de energía; han interceptado aeronaves del narcotráfico e incluso aviones bombarderos rusos.
Son aviones que tienen la obligación constitucional de proteger la soberanía de Colombia, y ya se han cumplido cerca de 15 años de estudios, consultas, cotizaciones y reuniones entre las empresas fabricantes de aviones de combate y el gobierno colombiano. Esto ha generado una mala imagen del país ante las empresas de combate, quienes pueden llegar a considerar que el gobierno colombiano es poco serio, no tiene palabra ni interés en avanzar en esto.
Hay decenas de países que hoy están haciendo ordenaciones de aviones de combate sin tantos problemas, sin tantas consultas y en mercados mucho más favorables que el de Colombia. Existe una tendencia real y actual de que el mundo, los países, se están rearmando por un claro caldeamiento en las relaciones internacionales.
Si hoy Colombia hiciera una ordenación de aviones de combate, incluso se demoraría entre 4 y 7 años para recibirlos, casi que queda supeditado a comprar aviones de tercera o cuarta mano, o recibir los que tanto le ha ofrecido el gobierno de Estados Unidos. Hace poco, el ofrecimiento lo hizo la comandante Laura Richardson, Comandante del Comando Sur, pero está claro que esta no es una idea que al presidente Petro le guste.
De manera que, lo que terminó de poner la puntilla en esta situación grave fue la decisión del presidente Petro de no suscribir contratos con Israel. Mantener los aviones ya venía siendo cada vez más costoso y riesgoso, e incluso los contratistas israelíes se expresaron diciendo que esto ya no les es sostenible porque prolongar su vida útil ya no es viable ni rentable económicamente.
La falta de decisión ha llevado a una situación crítica. En diciembre, Colombia podría quedarse sin aviones de combate, exponiéndose a riesgos internos e internacionales. El Ministerio de Hacienda debe actuar con urgencia para asegurar los recursos necesarios para la compra de nuevos aviones, aun en medio de un gran déficit fiscal.
Quizás el mayor problema de los aviones Kfir es que hay tanta tecnología nueva y que avanza de manera tan rápida que estos aviones están quedando obsoletos.

Este gobierno está buscando un gran plazo financiero, una gran condonación temprana de meses de intereses o algo que le permita comprar los aviones, pero sobre todo la inmediatez, que es lo que hoy necesita Colombia. No se puede esperar 4 o 5 años a que lleguen los aviones.
Eso sitúa a los F16 de Estados Unidos, ya usados y que están por ser prontamente sacados de la flota estadounidense, como una opción viable para que lleguen a Colombia.
Estos Kfir estaban proyectados para salir de operación el año pasado. El gobierno ordenó no renovar contratos con las empresas de Israel, AIA, la industria aeroespacial de Israel, encargada del mantenimiento de los aviones Kfir. Ese contrato está activo hasta el año 2025, y cuando termine, ya no habrá forma de seguir operándolos.
La situación exige una acción decisiva y rápida. La seguridad nacional de Colombia depende de ello, y el país no puede seguir permitiéndose más demoras en la renovación de su flota aérea.
Lea también: El innovador proyecto de infraestructura de Guatapé Plaza contará con la inversión de jugadores colombianos