El aumento del salario mínimo para 2026, fijado en 23,7 % por el Gobierno nacional, generó una nueva ola de debate sobre su alcance real en la economía colombiana. Aunque el ajuste es el más alto en décadas, su impacto directo se concentrará en una fracción limitada de los trabajadores, según advirtió Juan Daniel Oviedo, precandidato presidencial y exdirector del Dane.
En declaraciones a La W, Oviedo señaló que el alza representa una buena noticia apenas para uno de cada diez colombianos, dado que solo ese grupo de trabajadores tiene ingresos atados formalmente al salario mínimo. A su juicio, el incremento supera ampliamente los indicadores económicos que normalmente sirven de referencia para este tipo de decisiones, como la inflación y la productividad.
Exdirector del Dane advierte que el alza del salario mínimo solo beneficiará a una minoría de Colombianos
De acuerdo con Oviedo, el aumento decretado equivale a casi cuatro veces el crecimiento de los precios y de la productividad laboral registrados en el último año, lo que podría generar distorsiones en el mercado laboral. En el corto plazo, explicó, los trabajadores que reciben el mínimo verán una mejora en su poder adquisitivo, pero ese alivio podría verse contrarrestado por efectos negativos sobre el empleo formal.
Uno de los principales riesgos, advirtió, es el aumento de la informalidad. En un contexto de costos laborales más altos, muchas empresas, especialmente las pequeñas, podrían optar por no contratar o por mover parte de su operación hacia esquemas informales. Esto limitaría el alcance real del incremento y podría afectar la estabilidad del mercado de trabajo.
Oviedo también subrayó que el salario mínimo en Colombia está concentrado principalmente en el sector público y en las medianas y grandes empresas, mientras que una porción significativa de los trabajadores del país se mueve en esquemas sin contrato o con ingresos por debajo del mínimo legal.
En ese sentido, el exdirector del Dane afirmó que no habría tomado una decisión de este tamaño en las actuales condiciones económicas. A su juicio, tras varios años de aumentos reales por encima de la inflación, lo más prudente habría sido un ajuste alineado con la evolución de los precios y la productividad, para evitar presiones adicionales sobre la economía y el empleo.
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