Los retos que enfrenta Colombia son muchos en materia de inclusión financiera y acceso a créditos, retos que también resultan permeados por distintos cambios metodológicos que ha tenido el cálculo de la tasa de usura, una discusión que poco se toca en Colombia y que gran parte de la población conoce en detalle.
Desde ANIF y Colombia Fintech se han propuesto traer nuevamente a la mesa un diálogo consciente y claro sobre lo que significa la tasa de usura en Colombia y cómo algunos cambios podrían traer importantes logros para el sistema financiero en Colombia.
En un informe que arrojó un estudio realizado por ambas partes, se concluyó que el control excesivo sobre las tasas de interés no solo restringe la inclusión financiera, sino que puede desplazar a los usuarios hacia mercados informales, como el “gota a gota”, donde enfrentan tasas más altas y menor protección. Este fenómeno subraya la importancia de encontrar un equilibrio entre una regulación que evite prácticas predatorias y la necesidad de fomentar el acceso al crédito formal.
¿Qué hacer con la tasa de usura?
Es por eso que una de las primeras propuestas es estudiar los efectos de la tasa de usura y su regulación en Colombia es crucial para entender cómo estas políticas impactan a los hogares y las MiPymes, afectando su capacidad de acceder a financiamiento y contribuyendo, en última instancia, a la exclusión financiera.
Según resalta este estudio, se incluyeron dos encuestas representativas: una para personas y otra para micro, pequeñas y medianas empresas (MiPymes) en Colombia, con el fin de entender las condiciones y costos de su endeudamiento.
«Los resultados muestran que, para las personas, los bancos fueron los principales prestamistas, concentrando el 35,8% del total del financiamiento, seguidos por familiares y amigos con un 21,0%. Sin embargo, las fuentes informales, como el gota a gota y las casas de empeño, tienen una participación menor pero significativa, particularmente en los hogares de menores ingresos», explican.
Lo más preocupante del panorama es que una estimación de la tasa de interés anual promedio para las diferentes fuentes de crédito utilizadas por los hogares revela una realidad preocupante. La tasa de interés que enfrentan las personas al endeudarse con el gota a gota alcanza el 382% anual, lo que lo convierte en una opción sumamente onerosa y riesgosa.
En contraste, las tasas estimadas de las cooperativas, bancos y microfinancieras son mucho más bajas, con promedios de 15,6%, 17,9% y 26,5%, respectivamente. Incluso otros proveedores de crédito digital, con una tasa promedio de 29,6%, presentan costos considerablemen-
Cambios metodológicos impactan a los colombianos
La falta de educación financiera en Colombia, sumado a datos netamente técnicos impiden a la mayoría de la población colombiana tener una mirada clara de lo que ocurre con la tasa de usura y cómo está afecta los bolsillos o accesos a oportunidades financieras con entidades reglamentadas.
El estudio de ANIF y Colombia Fintech explica que «La tasa de usura es un instrumento regulatorio que establece un techo a los intereses cobrados de los créditos. Sin embargo, cuando se fija en niveles muy bajos, puede restringir el acceso al crédito formal para segmentos de mayor riesgo, como hogares de bajos ingresos y pequeñas empresas. Lo anterior, debido a que una tasa muy baja no cubre el riesgo en el que incurre una entidad financiera ante eventuales impagos por parte de usuarios con esos perfiles».
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De hecho, la reducción en la tasa de usura genera una recomposición de la cartera de consumo según los perfiles de riesgo. Específicamente, una reducción de 1 punto porcentual en la tasa de usura lleva a una disminución de 0.06 puntos porcentuales de la participación de perfiles de mayor riesgo dentro del total de la cartera.
Los gota a gota exprimen el bolsillo de particulares y empresas
Un dato no menor es que este tipo de prestamistas informales registran las tasas más altas dentro de todo el espectro de prestamistas. Entre estos, los familiares presentan la tasa más baja (33,5%), aunque este costo es 2,6 veces mayor al ofrecido por un banco.
«Este diferencial aumenta a 2,7 veces en el caso de las casas de empeño, 3,7 veces en las cadenas de ahorro y alcanza un asombroso 51,3 veces en el caso del gota a gota, quienes ofrecen préstamos a tasas de más del 600% anuales para el promedio de las empresas
en Colombia», señalan los resultados del estudio.
Este último no solo representa la tasa más alta entre los principales prestamistas para empresas, sino que también supera significativamente las tasas registradas para las personas. Estos resultados ponen de manifiesto la necesidad de fortalecer el acceso al crédito formal, especialmente para las empresas más pequeñas, con el fin de reducir la dependencia de fuentes informales que imponen condiciones financieras considerablemente adversas.
¿Qué propone el estudio?
Con base en la recopilación de datos que obtuvieron, la principal conclusión y propuesta realizada es una certificación diferenciada de la TIBC que refleje mejor las dinámicas propias de cada segmento del mercado de crédito. Por ejemplo, si la cartera de consumo tuviera una TIBC separada que excluyera los créditos comerciales, cuyas tasas son tradicionalmente más bajas, la tasa de usura correspondiente aumentaría. Eso, a su vez, generaría una expansión de hasta 10 billones de pesos en el stock total de la cartera de consumo, al elevar el techo normativo y permitir la colocación de créditos a perfiles de mayor riesgo.
No obstante, estos posibles cambios metodológicos y propuestas señaladas para una flexibilización de la tasa de usura solo está en manos de la Superintendencia Financiera de Colombia.
Ahora bien, es claro fomentar la educación financiera en Colombia esto con el fin de que las personas y las MiPymes puedan tomar decisiones más informadas y aprovechar de manera más eficiente las opciones del sistema formal, reduciendo así su dependencia del crédito informal.
Otra conclusión relevante es que para fomentar un sistema financiero más inclusivo, las políticas futuras deben considerar las necesidades diversas de los usuarios de crédito, tanto personas como empresas, y el contexto económico en el que operan.
«Las tasas de interés reguladas deben equilibrar la protección al consumidor con la promoción del acceso al crédito, reduciendo la dependencia de mecanismos informales y ofreciendo alternativas sostenibles. Además, se hace indispensable estudiar los costos y beneficios de posibles modificaciones regulatorias, incorporando evidencia empírica como la presentada en este informe para enriquecer el debate», puntualizaron.
Por último, y no menos importante, insistieron en la necesidad de reducir la dependencia del efectivo en Colombia es crucial para mejorar la seguridad y eficiencia económica, pues el uso excesivo del efectivo está asociado con altos niveles de informalidad laboral y actividades ilícitas.
Conozca el estudio completo aquí: Análisis de cambios metodológicos de la tasa de usura y su impacto en la inclusión financiera: un enfoque para el desarrollo económico sostenible en Colombia.