Telecomunicaciones: la llave de encendido de la economía digital latinoamericana

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Telecomunicaciones: Este contenido hace parte de nuestra sexta edición de 360 Revista. Cada año, nuestro medio de comunicación realiza una publicación impresa con la compilación de los hechos más relevantes del año que culmina y con proyecciones de expertos para el que nos espera.


Por: Lucas Gallitto, Director para América Latina, GSMA. 

Transformación digital, conectividad, agenda digital, industria 4.0, 5G, inclusión digital. Estos conceptos aparecen en prácticamente todos los discursos de los gobiernos de la región. Los beneficios de la digitalización son evidentes, y ningún país quiere perderse la oportunidad de capturarlos. Sin embargo, a menudo aparecen discrepancias entre las declamaciones de alto nivel y las medidas regulatorias que efectivamente se implementan en el sector de telecomunicaciones.  Telecomunicaciones.

Es necesario alinear palabras y acciones. El futuro digital no es un punto de llegada fijo: es una construcción, producto de avances tecnológicos, pero también, y fundamentalmente, de políticas habilitadoras. Políticas al servicio de innovar, implementar soluciones, optimizar las formas de resolver problemas. En definitiva, políticas que permitan liberar el potencial de las telecomunicaciones como pilares de la economía digital.

En 2020, las tecnologías y los servicios móviles generaron el 7,1 por ciento del PIB de América Latina, una contribución que ascendió a más de USD 340.000 millones de valor económico agregado. El ecosistema móvil también ayudó a respaldar cerca de 1,6 millones de puestos de trabajo (de manera directa e indirecta), según datos del reporte ‘La Economía Móvil en América Latina 2021’ de la GSMA.

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Una de las claves para apuntalar las telecomunicaciones en la región es el acceso al espectro. Se requieren políticas de espectro a largo plazo, que tengan como centro la inclusión digital y la innovación, y no una vocación recaudatoria. En 2020, el tráfico de datos por smartphone en América Latina aumentó de 3,9 GB a 5,9 GB, y se multiplicará por más de 5 veces en los próximos 5 años. Para dar respuesta a la demanda, los operadores móviles precisan acceder al espectro correcto, en el momento adecuado, y a precios y condiciones razonables.

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Otra clave es la necesidad de una “desregulación inteligente”, eliminando normas obsoletas y simplificando regulaciones para allanar el camino a la innovación. La tecnología avanza hoy a un ritmo vertiginoso. La regulación de legado pone trabas al surgimiento de nuevos servicios. Un marco moderno debería priorizar la mirada ex post, con neutralidad tecnológica.  Los marcos deben brindar también certidumbre jurídica y previsibilidad para fomentar las cuantiosas inversiones en infraestructura que requieren las redes del futuro.

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La alta carga tributaria que enfrenta el sector móvil representa otro desafío. Los impuestos específicos reducen la asequibilidad de servicios y dispositivos, y desincentivan el consumo y la inversión. El efecto multiplicador de un mayor acceso a servicios móviles compensa con creces cualquier posible merma de recaudación a corto plazo.

Se requiere construir una política fiscal consistente con el incremento del PIB que la digitalización es capaz de generar. La Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT) estima que un incremento del 10% en la penetración de banda ancha móvil resultaría en un aumento adicional promedio del PIB de 1,2% en las economías de América Latina y el Caribe.

Finalmente, es necesario fortalecer el diálogo entre el sector privado y el sector público, a través de las diferentes ramas de poderes y niveles del Estado. Por ejemplo, los gobiernos locales juegan un rol clave en el despliegue de infraestructura, al tener en sus manos la facultad de agilizar –u obstaculizar- la instalación de sitios y antenas.

Pero la coordinación intersectorial va más allá. Por su transversalidad a casi todo ámbito de actividad de un país, potenciar y aprovechar los beneficios de las telecomunicaciones requiere involucrar también a los diversos actores de la matriz productiva y social, como los ministerios de Hacienda, Educación, Transporte. ¿Ciudades inteligentes? ¿Educación virtual? ¿Vehículos conectados? El sinfín de posibilidades que abren las nuevas tecnologías necesitan del apoyo y dirección de las políticas públicas.

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Las telecomunicaciones son la llave de encendido de la economía digital de la región. Con el 4G aún por alcanzar su apogeo, y los primeros destellos de 5G apareciendo en algunos mercados, el tiempo de impulsar políticas públicas que reflejen la importancia de la conectividad es ahora. La oportunidad para una América Latina digital y conectada es hoy.

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