La ministra de Transporte, María Fernanda Rojas, reafirmó que el Tren interoceánico en Colombia “ya dejó de ser una utopía” y se perfila como la conexión férrea de casi 200 km entre Cupica (Chocó) y Turbo (Antioquia) que unirá los océanos Pacífico y Atlántico.
“Nuestro propósito es buscarle todas las alternativas para hacerlo realidad; llega un momento en que las utopías dejan de serlo”, declaró la funcionaria en entrevista para VIDA, medio oficial de la Presidencia.
Al tiempo, Rojas resaltó que la iniciativa “cumple la premisa de conectar nuestros mares y nuestras costas, un potencial nunca aprovechado”,
¿Cómo nace la ideal del tren interoceánico en Colombia?
Rojas recordó que “Simón Bolívar en 1825 pensó en hacer un tren o un canal en esa misma zona”, idea que el Libertador expuso en debates sobre un paso interoceánico para fortalecer la soberanía comercial de la Gran Colombia.
Aquella visión resurge hoy con un “canal seco” ferroviario que se suma a otras rutas globales tras la congestión del canal de Panamá, cuyas restricciones por sequía reducirán 4 000 tránsitos en 2024.
La ministra citó el libro Un diablo al que le llaman tren de Javier Ortiz Cassiani —que narra el ferrocarril Cartagena-Calamar y las impresiones del poeta José Asunción Silva— como testimonio del asombro que generó el tren en el Caribe decimonónico.
Prefactibilidad y hoja de ruta financiera del Tren interoceánico en Colombia
“Ya hay un estudio de prefactibilidad; lo que existe es una iniciativa privada”, explicó Rojas al admitir retrasos en la fase de factibilidad que el Gobierno espera culminar en 2025. La Unidad de Planeación de Infraestructura de Transporte (UPIT) lidera esos estudios, orientados a un corredor que potenciará la competitividad chocoana y la intermodalidad portuaria.
Para financiar la obra, el Ejecutivo solicitó al Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS un crédito puente de 500 millones de dólares; el presidente Gustavo Petro presentó la iniciativa en Shanghái, donde fue “el proyecto que más interés generó” entre inversionistas asiáticos.
Rojas subrayó que la tarea del Estado es “consolidar una estrategia financiera que haga atractivo el proyecto para un montón de inversionistas”.
Las estimaciones preliminares cifran la inversión total en 60 billones de pesos, equivalentes a tres líneas de metro de Bogotá. De ese monto, 33 billones corresponderían a infraestructura ferroviaria y 21 billones a puertos y patios logísticos, según cálculos divulgados por la ANI.
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Dimensión técnica y ambiental del megaproyecto
El trazado definitivo prevé 198 km de riel, 11 km de túneles y 132 km de viaductos para atravesar manglares y humedales sin fragmentar ecosistemas. La capacidad inicial será de 16 trenes diarios de carga, con proyección de mover 12 millones de toneladas al año y escalar a 40 millones en 2045, según la UPIT.
Los trenes operarán con tracción eléctrica, reduciendo en 1,2 millones de toneladas las emisiones anuales de CO₂ frente al transporte carretero equivalente, de acuerdo con proyecciones del Ministerio de Transporte. Para mitigar los impactos en el Darién, el diseño incluye pasos de fauna y viaductos elevados —una lección aprendida de propuestas académicas sobre “ferrocarriles verdes” en la región.
Al servir como “alternativa impresionante al canal de Panamá”, el Tren interoceánico en Colombia recortaría en hasta cinco días la ruta Asia–costa este de Estados Unidos y abarataría 30 % los fletes de exportadores agrícolas y mineros.
Además, la cláusula de Open Access —heredada del corredor La Dorada-Chiriguaná— permitirá en el futuro habilitar servicios de pasajeros, dinamizando el turismo y la oferta laboral en las subregiones de Urabá y el Baudó.
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