El presidente Donald Trump avivó esta semana la tensión comercial entre Estados Unidos y Canadá al anunciar que los aranceles del 25% que actualmente pesan sobre los vehículos importados desde el país vecino podrían incrementarse en cualquier momento.
“Cuando impuse los aranceles a Canadá, estaban pagando un 25%, pero eso podría aumentar, especialmente en el caso de los automóviles”, señaló el exmandatario. “Lo que estamos diciendo es simple: no queremos sus coches. Con todo el respeto, queremos fabricar los nuestros”.
La advertencia llega en un contexto ya tenso en materia comercial, en el que Trump ha impulsado una agenda proteccionista bajo el argumento de proteger la seguridad económica y nacional.
Trump intensifica su política comercial con posibles aranceles a autos y camiones de Canadá
La medida ha sido criticada por sus posibles repercusiones en los precios al consumidor y las relaciones bilaterales, especialmente con Canadá, uno de los principales socios comerciales de Estados Unidos.

Nueva investigación sobre importación de camiones pesados
Paralelamente, la administración Trump ha iniciado una nueva investigación bajo la Sección 232 de la Ley de Expansión Comercial, esta vez dirigida a la importación de camiones medianos y pesados, así como de sus repuestos.
La pesquisa, liderada por el Departamento de Comercio, busca determinar si la dependencia de un reducido número de proveedores extranjeros podría representar un riesgo para la seguridad nacional de Estados Unidos.
Según el Registro Federal, el gobierno analizará si los fabricantes nacionales tienen la capacidad de cubrir la demanda interna y si otras naciones podrían “usar como arma” su dominio sobre el suministro de camiones y componentes.
La investigación cubrirá vehículos de más de 10.000 libras, los cuales son clave en el transporte de mercancías en todo el continente, y no afectará a las camionetas ligeras preferidas por los consumidores.
La preocupación se centra en prácticas como los subsidios estatales y estrategias comerciales agresivas que han permitido a ciertos países, aunque no se nombran específicamente, dominar segmentos importantes del mercado estadounidense.
Impuestos a piezas y tensiones con China
En otro frente, la administración Trump también ha mantenido en vigor aranceles del 25% sobre las importaciones de automóviles y ha extendido estos gravámenes a las piezas de autos y camiones ligeros. Se espera que estas tarifas entren plenamente en vigor antes del 3 de mayo.
No obstante, hay conversaciones en curso sobre una posible exención de estos aranceles para ciertas piezas, especialmente aquellas provenientes de China.
Esta excepción estaría vinculada a temas más amplios relacionados con la producción de fentanilo y metales críticos, según información revelada por el Financial Times.
Trump también ha autorizado investigaciones comerciales en otros sectores estratégicos, incluidos el cobre, la madera, los semiconductores, los minerales críticos y los productos farmacéuticos, todas amparadas en la misma Sección 232.
Aunque este tipo de investigaciones suele demorar hasta 270 días, el gobierno ha mostrado intención de acelerar los procesos y ejecutar medidas de forma más expedita.
Impacto en el transporte y la economía nacional
De concretarse nuevos aranceles, los efectos podrían sentirse directamente en el transporte comercial y la logística estadounidense. Un aumento en el costo de los camiones y sus repuestos afectaría a grandes propietarios de flotas, empresas de transporte terrestre e incluso al comercio marítimo.
En ese sentido, el Representante Comercial de EE. UU. ya ha propuesto imponer un gravamen adicional a buques de propiedad china que atraquen en puertos estadounidenses, como resultado de otra investigación anterior,
Con el uso recurrente de la Sección 232, Trump ha buscado cimentar medidas que trasciendan su propia administración, a diferencia de otros aranceles considerados temporales o de emergencia.
Esta estrategia ha sido motivo de debate tanto en círculos empresariales como políticos, por sus potenciales consecuencias en los precios de bienes esenciales y en el comercio internacional.
Mientras avanza la campaña electoral de cara a los próximos comicios, Trump parece estar reforzando su agenda nacionalista, enfocada en el lema de “comprar estadounidense” y proteger la industria nacional de lo que considera una competencia extranjera desleal.
Lo que aún está por verse es cómo reaccionarán sus aliados comerciales, especialmente Canadá, y qué impacto tendrán estas decisiones en los consumidores y las empresas dentro del país.
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