El inicio del segundo mandato de Donald Trump en la presidencia de Estados Unidos ha reactivado los debates sobre los posibles efectos de la guerra comercial con China en el comercio global y la economía colombiana.
Para Colombia, que mantiene estrechos lazos comerciales con su principal socio estratégico, este nuevo capítulo trae consigo retos y oportunidades que podrían marcar un punto de inflexión en su economía.
Según datos de la Dian analizados por Analdex, entre enero y noviembre de 2024, las exportaciones colombianas hacia Estados Unidos alcanzaron los US$13.106 millones, representando un crecimiento del 7,6% en comparación con el mismo periodo de 2023. Los principales productos enviados a este mercado fueron petróleo, oro, café sin tostar, flores y productos manufacturados como puertas y ventanas. Este panorama, en apariencia positivo, podría transformarse a raíz de los cambios en la política comercial estadounidense.
Panorama de la economía colombiana con el regreso de Trump
Donald Trump ha señalado su intención de endurecer las relaciones comerciales con China mediante la imposición de nuevos aranceles, lo que podría provocar un encarecimiento de bienes importados en el mercado estadounidense.
Javier Díaz Molina, presidente de Analdex, explicó: “Los nuevos aranceles podrían generar un encarecimiento de productos básicos en Estados Unidos, incluyendo alimentos, automóviles y dispositivos electrónicos, impactando directamente a los consumidores”.
Si bien esta situación representa un desafío para los socios comerciales tradicionales de Estados Unidos, como China y México, también abre la puerta para que países como Colombia ocupen espacios en mercados clave. Por ejemplo, la búsqueda de proveedores alternativos por parte de China podría beneficiar a sectores como el agroindustrial colombiano, especialmente en productos como café, flores y frutas.
Colombia entre dos gigantes de la economía mundial

A pesar de las oportunidades potenciales, Colombia enfrenta un desafío logístico y estructural que debe ser atendido con urgencia. Para maximizar su competitividad, el país necesita avanzar en la modernización de su infraestructura de transporte, optimizar sus procesos aduaneros y fortalecer las cadenas de suministro.
Díaz enfatizó la importancia de estas mejoras, señalando que «aunque el primer mandato de Trump no generó grandes afectaciones para las exportaciones colombianas hacia este destino, es fundamental monitorear los posibles cambios en los aranceles o ajustes en el Tratado de Libre Comercio (TLC)».
El panorama no está exento de incertidumbre, especialmente porque el sector privado no ha sido invitado a las discusiones sobre la renegociación del TLC entre Colombia y Estados Unidos. Díaz expresó su preocupación al respecto: “Las empresas deberían estar de primeras en esos espacios. Entendemos que hay una voluntad de querer nivelar la cancha, pero ojalá no sea en detrimento de otros aspectos en los cuales hemos ganado terreno”.
Mientras Estados Unidos refuerza su postura proteccionista, China ha optado por diversificar sus fuentes de importación, explorando mercados en América Latina, Asia y África. En este contexto, Colombia podría fortalecer su posición como un proveedor confiable de bienes agroindustriales y manufacturados. Además, el país tiene la posibilidad de atraer inversiones extranjeras para expandir su capacidad manufacturera, enfocándose en productos demandados por ambos gigantes comerciales.
Para aprovechar esta coyuntura, es crucial que el gobierno colombiano implemente políticas públicas que faciliten el acceso a nuevos mercados y promuevan el desarrollo sostenible de sectores estratégicos. Esto incluye desde incentivos fiscales para exportadores hasta la promoción de alianzas comerciales con otros países afectados por la guerra comercial con China.
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Un futuro incierto pero prometedor para las exportaciones colombianas

El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca marca un punto de inflexión en el comercio global. Aunque las tensiones derivadas de la guerra comercial con China podrían generar incertidumbre, también ofrecen a Colombia una ventana de oportunidad para diversificar sus mercados y fortalecer su economía.
Con un enfoque estratégico en la modernización de su infraestructura y el desarrollo de sectores clave, Colombia podría no solo mitigar los riesgos de este nuevo panorama, sino también emerger como un jugador más competitivo en el escenario internacional.
Las decisiones que se tomen en los próximos meses serán cruciales para definir si el país capitaliza estas oportunidades o queda rezagado en un entorno comercial cada vez más competitivo y cambiante.
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