Por: David Luna Sánchez
La muerte del doctor Álvaro Castaño Castillo me invita a una reflexión que quiero compartir con ustedes sobre el deber ser de la radio. El Ministerio de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones (MinTIC) tiene a su cargo el fortalecimiento de una red de emisoras públicas, privadas, universitarias y comunitarias, que no solo incluye el mejoramiento de la infraestructura, sino que también significa liderar el conocimiento sobre la creación de contenidos.
Le rendimos homenaje al gran precursor de la radio cultural, al doctor Álvaro Castaño Castillo, procurando una radio pública para la ciudadanía, en la que todos se sientan representados.
La radio pública nace con el propósito de darles equilibrio a las radios comerciales. La primera y más conocida por todos es la BBC del Reino Unido, que en su génesis buscó diferenciadores concretos de las otras ofertas radiales, tales como la cobertura nacional, es decir, atender las necesidades de la población que no estaba cubierta; garantizar la libertad de expresión, respondiendo a todos los intereses de la ciudadanía, y, por último, el deber de educar y entretener, mientras se refleja una sociedad multicultural.
Lo importante, en todo caso, es que los medios públicos, la radio y la televisión, deben ayudar a que la sociedad pueda hacer un análisis sobre la realidad del país, en un tono cálido y respetuoso, para lograr conclusiones racionales. Precisamente, estamos pasando por un momento histórico con el proceso de paz y tenemos la certeza de que no podrá haber democracia sin una deliberación pública en la que se presenten argumentos objetivos a favor de una u otra decisión.
La radio pública busca unir la calidad comunicativa y reflexiva dentro de un ejercicio de participación democrática, y en Colombia se ha destacado por cumplir los objetivos de cobertura, construcción de ciudadanía, diversidad e inclusión.
Siempre me ha interesado el contenido, he tenido mis sitios web, mi blog; ahora, gracias a la plataforma de Radio Nacional de Colombia, tengo un podcast, soy usuario de redes y sé que es mediante la producción de estos contenidos que puedo acercarme a los intereses particulares y de diferentes generaciones.
En medio de esta diversidad, reconozco la importancia de conectarse con un futuro digital, pero también de navegar entre la información radiodifundida a través de la frecuencia modulada (FM), la amplitud modulada (AM) y los streamings de emisoras especializadas. Con estas se puede disfrutar y conocer desde la Señal Clásica de Radio Nacional de Colombia, dedicada a los sonidos de la música universal, que dan cabida a cuartetos de cuerdas y al Festival de Música Sagrada de Villa de Leyva, hasta la Señal Cumbia, que lleva varios meses mostrando cómo estos sonidos son el común denominador entre los latinoamericanos. Esta emisora online muestra que la cumbia no solo es un ritmo que une geográficamente, sino a través de las generaciones, pues allí podemos oír desde los tradicionales Corraleros de Majagual hasta la apuesta moderna de La Minitk del Miedo o Systema Solar.
La radio pública de Colombia está pensando también en el rock colombiano, con Radiónica 2, y en el hip-hop, con Radiónica 3, pero también está construyendo sociedad al contar al aire historias en torno a la paz, con programas como Historia Colombia y Chévere pensar en voz alta.
Como oyente y usuario de plataformas digitales, sé de la importancia de crear una relación dinámica con la ciudadanía y el deber que tenemos desde la política pública de innovar, de acuerdo con las necesidades de los nuevos usos y consumos.
Hoy le rendimos homenaje al gran precursor de la radio cultural, al doctor Álvaro Castaño Castillo, procurando una radio pública para la ciudadanía, en la que todos se sientan representados mediante una información desinteresada, pero también por medio de un contenido cultural, educativo y entretenido, con impacto y dividendo social.