¿Zonas Francas colombianas, instrumento de competitividad y productividad para la diversificación de las exportaciones en los próximos años?

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Este contenido hace parte de la séptima edición de Revista 360 y cuenta con la participación de más de 70 invitados de todos los principales sectores económicos, productivos y políticos de Colombia. Ministros, líderes gremiales, líderes en áreas de la construcción, sectores bancarios, logística e infraestructura, telecomunicaciones, gobernantes regionales, analistas, economistas, entre otros: (Zonas Francas colombianas)


Por: Juan Pablo Rivera, presidente Zona Franca Bogotá

Quisiera comenzar por hacer un contexto global de las zonas francas o zonas económicas especiales, como también son conocidas en el mundo. Según un estudio de la UNCTAD, realizado en el año 2019, existían alrededor de 7.000 zonas económicas especiales en 145 países alrededor del mundo, cuyo objetivo fundamental se constituye en la atracción de nuevas inversiones, generación de nuevos empleos, desarrollo de nuevas tecnologías y la promoción y facilitación del comercio internacional.

Para lograr este cometido tenemos que los países ofrecen diferentes regulaciones que son amigables con los negocios, incentivos fiscales, extraterritorialidad aduanera, permisos y licencias para el inicio de sus operaciones, estabilidad jurídica y en algunos casos reglas laborales especiales.

Según este estudio, el instrumento de las zonas Francas se concibe como una herramienta clave para la superación de la pandemia y el restablecimiento de la economía en forma más acelerada.

En ibero-américa, según la Asociación de Zonas Francas Iberoamericanas AZFA, Existen alrededor de 660 zonas francas, dentro de las cuales operan 10.700 empresas que emplean algo más de un millón de personas. Dentro de este grupo de países hay varios que se destacan en la región y que se constituyen en gran competencia con el nuestro.  Esto son:  República Dominicana, Uruguay, El Salvador, Panamá, Nicaragua, Costa Rica y Guatemala.

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Juan Pablo Rivera, presidente Zona Franca Bogotá

Los países antes mencionados, tienen como gran atractivo e incentivo para el desarrollo de su instrumento de promoción de la atracción de la Inversión Extranjera Directa (IED), los incentivos fiscales. En general estos países conceden por un número de años considerable una exención total de renta a las empresas que desde allí decidan realizar sus inversiones, además de que ofrecen por lo general una gran estabilidad jurídica y de reglas de juego que son fundamentales en esta carrera por la atracción de la IED. 

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En estos momentos se habla de que por efecto de la guerra comercial entre China y USA, de la pandemia del COVID 19, de la disrupción de las cadenas logísticas y de producción a nivel global, y ahora producto de la guerra entre Rusia y Ucrania, se está presentando un fenómeno de relocalización o de búsqueda de ubicaciones cercanas a los centros de consumo, conocido como Nearshoring o Reshoring, por parte de fabricantes que por muchos años desplazaron sus producciones al ASIA  y que ahora se han visto obligados desarrollar sus centros de producción o de distribución más cerca de su clientes.

EL BID estima que estas nuevas inversiones que están buscando nuevas ubicaciones en Latinoamérica pueden tener un valor cercano a los U$D 85.000 millones, de los cuales cerca de U$D 3.000 podrían tener destino Colombia. Para poder lograr atraer estas potenciales inversiones que podrían contribuir sustancialmente a la diversificación de nuestras exportaciones, así como del desarrollo de nuevas tecnologías, permitiéndonos desarrollar capacidades laborales diferentes con mayor valor agregado a lo que hemos venido desarrollando en los últimos años, debemos ser atractivos para la IED.

Para esto en Colombia contamos con 122 zonas francas, de las cuales 42 zonas francas son zonas francas de parque o conocidas como permanentes y el resto (80) son zonas francas especiales o también conocidas como uniempresariales, donde un proyecto por sí solo desarrolla la actividad individualmente en esa zona franca.

Este instrumento en Colombia data de 1958 cuando en Barranquilla se crea la primera zona franca pública, con el propósito de facilitar el comercio exterior tanto de sustitución de importaciones como de promoción de las exportaciones.

Desde entonces el instrumento ha tenido 3 orientaciones dadas por el gobierno. Nacional, siendo la última la generada por la ley 1004 del año 2.005, que para efecto de cumplir con las regulaciones de la OMC, se dejó de tener una orientación exclusivamente exportadora para buscar la atracción de nuevas inversiones, generación de empleo, atracción de nuevas tecnologías, así como de la facilitación del comercio.

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Ahora, con la llegada del gobierno del presidente Petro, y con el liderazgo del Ministro de Hacienda José Antonio Ocampo, se definió en la reforma tributaria que está en proceso de aprobación en el congreso para sanción del presidente, que la orientación debe ser totalmente exportadora y que por lo tanto el incentivo que hasta el momento y por el año gravable del 2023, era del 20% para la totalidad de los ingresos de los usuarios industriales de bienes y de servicios.

Ahora solo lo obtendrán los ingresos de los estos usuarios generados por las exportaciones, las demás ventas realizada en el territorio nacional estarán gravadas a la tarifa general de renta, o sea el 35%, además de que estos usuarios deben presentar para aprobación del ministerio de comercio un plan de internacionalización, so pena de no perder el incentivo por efecto de las ventas a mercados externos o exportaciones. Esto está por reglamentarse, por lo que amanecerá y veremos las condiciones que se tendrán que cumplir en ese plan de internacionalización.

Entonces bajo este panorama, será que Colombia y sus zonas francas seguirán siendo competitivas o atractivas para la inversión frente a las de los países antes mencionados que cuentan con exenciones totales de renta y demás impuestos, además de una estabilidad jurídica que con mayor certeza les permite proyectar sus inversiones a largo plazo?

Son muchas las tareas que como Colombia debemos realizar para que con este nivel de incentivos fiscales y aduaneros podamos competir con las empresas ubicadas en esos países, de tal forma que podamos ampliar la diversificación de la canasta exportadora que logre cumplir la meta propuesta por el nuevo gobierno de sustituir las exportaciones minero-energéticas y además contribuir a la tan mencionada transición energética.

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