Nuestro editorial para hoy viernes 18 de agosto tiene que ser, sin lugar a duda, un rechazo general a las declaraciones del canciller Álvaro Leyva, quien ha afirmado que alias ‘Jesús Santrich’ -extinto guerrillero que ejercía como terrorista, como ilegal, que desertó del proceso de paz aunque fue firmante con su grupo de compinches como alias ‘Iván Márquez’, alias ‘El Paisa’, alias ‘Romaña’, entre otros-.
Leyva, quien debería velar por los intereses diplomáticos de Colombia -lo que le obliga su cargo, pues sus actuales funciones deben limitarse a eso-, pronunció una infortunada declaración en la que confirmaba lo que según fue un entrampamiento desde la Fiscalía y desde las autoridades americanas a alias ‘Jesús Santrich’ para que fuese detenido, se hubiese buscado su extradición y claramente luego quedara libre por cuenta de la todopoderosa justicia colombiana.
A nadie le han informado con pruebas, con información contundente, sobre lo que respaldaría ese entrampamiento del que tantos han hablado, desde el señor sacerdote Francisco de Roux, orientador de la Comisión de la Verdad, y ahora el canciller. Parece que alias ‘Jesús Santrich’ desde el más allá ha tenido muchísimos defensores, aún así se vayan en contra de la verdad, de los hechos fácticos y sobre todo de lo que está ocurriendo en cortes de Estados Unidos.
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De ese supuesto entrampamiento se aproximan varias condenas de personas que hacían parte de ese grupo criminal que aceptaron los cargos en cortes federales americanas y que en los próximos días recibirán una condena. Como si fuera poco, Marlon Marín, sobrino de alias ‘Iván Márquez’, también fue el mayor colaborador y terminó siendo el validador de todas las operaciones ilegales que se estaban haciendo, no solamente desde cómo se inicio la investigación que terminó encontrando a alias ‘Santrich’ y sus relaciones con los mexicanos y unos famosos televisores, sino por ese cartel de corrupción que estaban montando para quedarse con los recursos de la salud para todos los desmovilizados de las Farc.
A ‘Santrich’ nadie jamás le obligó a negociar con narcotraficantes mexicanos, fue falso desde un primer momento la declaración de un medio de comunicación bogotano que confirmaba que la droga usada en la operación era de la Fiscalía, lo que fue desmentido rotundamente por el exfiscal Néstor Humberto Martínez. Los carteles de droga siguieron operando luego de la firma del acuerdo de paz, no todos los guerrilleros hicieron parte de esto, muchos honraron la firma en el Teatro Colón, pero otros decidieron continuar en su actuar criminal en contra de la sociedad civil y la fuerza pública colombiana.
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Le queda muy mal al nuevo canciller Álvaro Leyva no despegarse de sus simpatías con dichas guerrillas y usar su cargo actual diplomático para seguirles defendiendo aún cuando todo el acervo probatorio demuestra que está equivocado. No se puede permitir que siga haciendo carrera esa narrativa en donde los terroristas son las víctimas, en donde el Estado es el victimario, en donde toda persona que comete un delito es víctima de una trampa y solamente sería conmutable, como lo pide el nuevo ministro de Justicia, con abrazos, con perdón social, con un ESMAD convertido en peluches en vez de estar reprendiendo a quienes alteran el orden público y atentan contra la honra, vida e integridad de fuerza pública y ciudadanos.
Pareciera que en Colombia la inversión de los papeles va a toda velocidad.