La Contraloría General de la República lanzó recientemente una alerta sobre la cantidad de gas importado y los crecientes riesgos de pérdida de la seguridad energética en Colombia, señalando un «inminente desabastecimiento» de gas natural en el país. La advertencia se produce en un contexto de creciente preocupación dentro del sector energético, que comparte temores similares con diversos actores del sector privado, ante la posible escasez del recurso y la alta dependencia de las importaciones.
Impacto de la creciente dependencia del gas importado en Colombia y sus consecuencias económicas
Uno de los organismos que ha señalado con mayor claridad el problema es Corficolombiana, que, a través de un análisis detallado de la situación actual, subraya un marcado desbalance entre la producción local de gas y la demanda nacional. Este desajuste ha incrementado las probabilidades de que Colombia se vea obligada a importar gas natural en un futuro cercano, lo que podría traer consigo importantes repercusiones económicas y sociales.
Los análisis realizados por los expertos de Corficolombiana se basan en las proyecciones de la Unidad de Planeación Minero Energética (Upme), que indican que, si el país tuviera que incrementar en un 10% su participación de gas importado para garantizar el suministro esencial, las tarifas de gas podrían subir hasta un 4,2%. Este incremento generaría un impacto directo en la inflación, aumentando este indicador en 0,04 puntos porcentuales.
César Pabón, director de Investigaciones Económicas de Corficolombiana, enfatizó que en el peor de los escenarios, en el que el país dependa en un 50% del gas importado, las tarifas podrían aumentar en un 21%. Esta subida tendría un impacto aún mayor sobre la inflación, que podría experimentar un incremento de hasta 0,2 puntos porcentuales.
El analista de Corficolombiana destacó que uno de los principales riesgos asociados a este cambio en la estructura de abastecimiento de gas natural es la volatilidad de los precios internacionales, que tienden a ser más altos y fluctuantes que los precios del gas producido localmente.
Esta situación podría hacer que los hogares colombianos enfrenten tarifas mucho más elevadas por este insumo, lo que afectaría tanto el poder adquisitivo de los ciudadanos como la competitividad del sector industrial.
En su intervención, Pabón señaló que la dependencia de gas importado llevaría a Colombia a una mayor exposición a los mercados internacionales, un escenario que podría generar consecuencias económicas significativas para los hogares y las empresas colombianas.
La infraestructura de importación y los retos regulatorios
En cuanto a la infraestructura disponible para enfrentar este posible déficit de gas natural, Corficolombiana explicó que el país cuenta con el respaldo de la Sociedad Portuaria El Cayao (Spec), que tiene una capacidad de regasificación de 450 millones de pies cúbicos diarios.
Esta capacidad representa aproximadamente el 30% de la producción nacional estimada para 2024, lo que sería suficiente para cubrir una parte significativa de la demanda en caso de que se necesiten importar mayores volúmenes de gas.
Además, la infraestructura actual ya ha sido utilizada en ocasiones anteriores para importar gas natural con el fin de asegurar el suministro energético del país, especialmente durante los períodos de altas temperaturas y baja generación de energía hidráulica, lo que pone en evidencia la importancia de estas importaciones en momentos críticos.
Sin embargo, los expertos alertan que las importaciones de gas para cubrir la demanda esencial del país requerirían la implementación de regulaciones adicionales, ya que el mercado internacional es complejo y puede generar dificultades para garantizar un suministro constante y a precios competitivos.
La situación actual del gas natural en Colombia pone sobre la mesa varios desafíos importantes en términos de seguridad energética y sostenibilidad económica. En primer lugar, la necesidad de una estrategia clara para equilibrar la producción local con la creciente demanda, en un escenario donde las fuentes de energía alternativas aún no son suficientes para reemplazar el gas natural en su totalidad.
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