Cumplir no es proteger: la urgencia de pasar de la teoría a la práctica en la ciberseguridad del sector energético

Por: Carlos Andrés Contreras Muñoz- Director de Ciberseguridad de Minsait para Colombia, Ecuador, Centroamérica y el Caribe.

Cumplir no es proteger: la urgencia de pasar de la teoría a la práctica en la ciberseguridad del sector energético

En el sector energético, hablar de ciberseguridad operacional (OT) ya no es un ejercicio teórico ni un requisito de auditoría. Es una cuestión de continuidad operacional, seguridad física y confianza social. Un ciberataque a una red eléctrica, una refinería o una planta de generación no solo implica pérdida de datos: puede significar apagones regionales, daños a equipos de millones de dólares o afectaciones a servicios vitales para millones de personas. En un país donde la energía sostiene el pulso económico y social, proteger lo invisible es también proteger lo esencial.

En gran parte de América Latina se mantiene, en ocasiones, la creencia de que cumplir equivale a proteger. Algunas organizaciones cuentan con políticas robustas sobre el papel, pero aún enfrentan brechas en la operación. Las regulaciones y normas en materia de ciberseguridad (como la guía CNO 1502 del sector eléctrico colombiano o los estándares internacionales ISA/IEC 62443) son el punto de partida, no el destino. Justamente, un estudio de Kaspersky para América Latina reporta que el 47% de los equipos encuestados enfrenta la complejidad de integrar entornos IT/OT, el 48% señala medidas de seguridad insuficientes y el 53% reconoce recursos limitados en OT; lo que evidencia que el cumplimiento por sí solo no garantiza la resiliencia operativa.

La madurez promedio de la ciberseguridad OT en la región sigue siendo intermedia. Aunque ya se reconocen los riesgos y existen controles parciales, la automatización, la gobernanza, la inteligencia de amenazas y la respuesta proactiva aún no se consolidan. Esta brecha técnica se agrava por otras más silenciosas: la escasez de talento especializado, la cultura del ocultamiento de incidentes y la falta de visibilidad de activos.

Cerrar esta brecha exige un cambio profundo. Primero, es necesario priorizar la visibilidad por encima del cumplimiento, inventariando y monitoreando en tiempo real los activos OT, esa es la base de cualquier defensa efectiva. Después, se debe consolidar una cultura que funcione como control de seguridad: tener la madurez de no ocultar incidentes, sino aprender de ellos y convertir al personal de campo en la primera línea de defensa de la organización. Finalmente, hay que pasar del checklist al riesgo operacional: los marcos normativos deben servir para gestionar riesgos reales, no para llenar casillas.

En nuestra amplia experiencia acompañando empresas del sector energético en la región, hemos comprobado que la verdadera transformación no proviene de nuevas herramientas, sino de combinar visibilidad, talento y compromiso directivo. Sobre esas bases, Minsait ha construido su enfoque de ciberseguridad, convencida de que el desafío no se resuelve con tecnología aislada ni con discursos de modernización, sino con una estrategia integral que conecte talento, tecnología y negocio, y que convierta la ciberseguridad en valor tangible para la operación. Solo así lograremos pasar de la teoría a la práctica, del cumplimiento al control real y del temor a la confianza en nuestra resiliencia.

La energía del futuro será tan confiable como la seguridad de los sistemas que la sostienen. Proteger lo esencial no es una consigna: es un compromiso que empieza por ver, entender y actuar antes de que lo invisible se convierta en crisis.

Por: Carlos Andrés Contreras Muñoz- Director de Ciberseguridad de Minsait para Colombia, Ecuador, Centroamérica y el Caribe.

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