Hace pocos días, comparecieron en una audiencia virtual ante la Comisión de la Verdad, por un lado, Rodrigo Londoño, excomandante de las FARC y, por el otro, Salvatore Mancuso, quien fuera el máximo jefe de las Autodefensas después de Carlos Castaño. Ambos testimoniaron sobre sus responsabilidades en la guerra de nuestro país.
Por: Guillermo García Realpe
Aunque el país y las millones de víctimas aún no conocen toda la verdad por parte de sus victimarios, ésta va llegando a cuentagotas con testimonios contundentes como el entregado por Mancuso, que dejó al descubierto lo que ya se sospechaba desde hace mucho tiempo.
El exjefe paramilitar aseguró que el Estado colombiano tiene mucho que ver en la violencia de nuestro país; textualmente dijo que hubo construcción de impunidad alrededor de investigaciones a través de entidades como el CTI, Fiscalía y el desaparecido DAS.
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Incluso manifestó que, se generó una gran preocupación por la llegada a la política del naciente movimiento Unión Patriótica, lo que ocasionó que instituciones de seguridad del Estado y algunos sectores económicos reaccionarán por lo que, según Mancuso, la UP no fue exterminada por las autodefensas sino su victimario fue el mismo Estado en condición de autor material e intelectual.
Sobre este particular ya la Comisión Interamericana de Derechos Humanos había informado de más de 6 mil 500 homicidios y también desapariciones forzadas, desplazamientos y, desde luego, otras violaciones a los derechos humanos de dirigentes y simpatizantes de ese movimiento político a lo largo y ancho de Colombia. Éste es catalogado como el más grande exterminio que ha vivido nuestro país.
Pero ahí no queda todo: el ex número uno de los paramilitares confirmó que su organización criminal hizo pactos y se vinculó a lo político, lo que germinó años más tarde en lo que todos conocemos como la parapolítica que permeó las más altas esferas del poder nacional.
Por toda esta serie de pronunciamientos y de testimonios que hoy el país conoce de forma oficial por parte de uno de los protagonistas de la guerra es que el uribismo se opone a la Jurisdicción Especial para la Paz y a la Comisión de la Verdad. Ellos, sin lugar a dudas, no quieren que el país conozca la verdad de la guerra y de la violencia prolongada en más de cinco décadas, porque a ellos lo que les gusta es el negocio de la guerra, el retumbe de los tambores de la violencia, el sonido de las balas en la Colombia profunda. Que el país se desangre no les importa.
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Por otro lado, tenemos a Rodrigo Londoño, conocido en la guerra como Timochenko. Unos y otros fueron sanguinarios a la hora de la confrontación militar. La guerrilla también causó enorme daño como grupo insurgente porque dejaron de lado su ideología, perdieron su norte y se dedicaron al narcotráfico, al secuestro, a la extorsión, al abigeato, al asesinato de civiles y miembros de la Fuerza Pública, a la toma de indefensos pueblos, a la voladura de oleoductos y a atentar contra la infraestructura energética y vial, lo que también causó el rechazo y la indignación nacional.
No es para menos. En terreno estaban dos monstruos de la guerra, cada bando con hijos del pueblo que se enfrentaban entre sí con la consigna de vencer o morir. Muchos de ellos hoy no están con nosotros; murieron defendiendo una causa que muchos de ellos desconocieron. Por fortuna se logró desactivar ese ciclo de violencia en buena parte y hoy tenemos otras formas de violencia, en algunos casos graves, pero de menos impacto que la guerra de antes.
A la antigua FARC hay que abonarle que la mayoría de sus militantes le apostó a la paz, que silenció los fusiles y que cumplió su anhelo de llegar a la política gracias al Acuerdo de Paz de La Habana. Hoy hombres y mujeres de lo que fue una de las guerrillas más antiguas del mundo están en el Capitolio Nacional disparando ideas y no balas en el monte. Eso hay que aplaudirlo.
Quedan muchas venas rotas aún; las víctimas esperan la verdad absoluta, algunos políticos se oponen, pero para razones, el tiempo. Ojalá los colombianos podamos saber de una vez por todas la verdad del conflicto, sus patrocinadores, sus simpatizantes y, por supuesto, los que dieron la orden para silenciar a miles y miles de compatriotas. Ese momento permitirá sanar las heridas.
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*Guillermo García Realpe, Senador, @GGarciaRealpe
Pd. Al momento de finalizar este artículo, nos enteramos de la triste partida del exgobernador del Cauca y exministro Guillermo González Mosquera, un destacado colombiano que se sobresalió en el ámbito académico y político. El Cauca ha perdido a un gran hombre. Por eso, expreso mis más sentidas condolencias a su familia y amigos, toda nuestra solidaridad y mi voz de duelo ante tan sensible partida. ¡Paz en su tumba!