En las últimas dos semanas se han intensificado los rumores, pero más allá de estos, se han presentado nuevos hechos y declaraciones que confirmarían un distanciamiento entre Álvaro Uribe y el gobierno de Iván Duque, un distanciamiento respetuoso, no conflictivo, pero que dice mucho ante la coyuntura que vive el país.
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Algunos medios de comunicación, han divulgado sus teorías y análisis en las últimas semanas sobre lo que sería el divorcio y una desconexión entre el expresidente Uribe y Duque, una desconexión que no se parece en absolutamente nada a lo que sucedió con Juan Manuel Santos, sino que se trata de unas discrepancias profundas en la forma en que el gobierno ha tomado algunas medidas para controlar los desmanes por cuenta de los bloqueos o las manifestaciones que se han presentando durante más de dos meses en el país.
Esto no está sucediendo solo por la reforma tributaria, sino también por falencias en materia de comunicaciones sobre la misma y por lo que también va dejando el desgaste de un gobierno. Un desgaste en cuanto a que unos ministros han demostrado con mayor vehemencia su distancia con el expresidente Uribe, tanto en lo público como en el terreno privado.
Por ejemplo, en el caso del ministro de Hacienda, José Manuel Restrepo, quien siempre ha tenido una distancia con Uribe y que ahora se ha intensificado más y sobre todo cuando se conoció que el Centro Democrático había radicado una reforma tributaria, que el ministro consideró como improcedente para él. Otro caso serían los proyectos de ley impulsados por el Ministerio de Justicia, la Contraloría, la Procuraduría y la Defensoría del Pueblo, que buscan crear nuevos cargos, un asunto con el que Uribe no ha estado de acuerdo.
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El exsenador se ha demostrado en total discrepancia con las decisiones que dan vía libre a estos proyectos y le sugirió al gobierno que no siguiera adelante con esto, sino que dieran mensajes de austeridad, de ahorro, de eficiencia en el gasto público, que es lo que pide el país ahora, en vez de hacer todo lo contrario. También, lamentó que se pierda este receso del Congreso, mientras que el país tiene problemas tan grandes en materia de economía, de salud, de orden público y empleo.
Además, la desconexión se entrevé también con la falta de autoridad que según Uribe ha faltado en distintos pasajes de este paro nacional. El jefe de partido del Centro Democrático ha sido crítico en varias ocasiones sobre cómo delincuentes han logrado mantener bloqueos tan prolongados y tan nocivos para la economía del país y ha sido enfático en que su gobierno nunca se permitió un solo bloqueo, ni en los peores momentos de la guerrilla de las Farc en los que tenía prácticamente sitiada a Bogotá, sino que ha resaltado que él mismo iba y atendía los reclamos, pero que nunca permitía un bloqueo.
Sin embargo, este año los bloqueos se han mantenido por dos meses, afectando a ciudades tan importantes como Cali o lo que sucedió en el puerto de Buenaventura, generando un complejo problema a nivel económico, social y de seguridad, ya que se trata del puerto más importante del país.
En esta ocasión, la situación de distanciamiento entre Uribe y el mandatario refleja una clase de diferencia de posturas, que va mucho más hacia la forma de gobernar, de los procedimientos que esto implica, que de asuntos politiqueros o, por llamarlos así, «más rosas». No se ha perdido el respeto por parte de ninguna parte, pero sí van creciendo esas posiciones encontradas, distantes y difíciles, entre quien ayudó a elegir este gobierno y quienes gobiernan hoy en día.
