En lugar de tomar las decisiones sensatas y responsables, paralelamente necesarias, de dejar de derrochar recursos públicos en cosas absolutamente insulsas e ineficientes como el Ministerio de la Igualdad, un ministerio que no ha traído ningún beneficio para el país, para ningún ciudadano.
El presidente Gustavo Petro es consciente de la pésima gestión, del pésimo desempeño de la vicepresidenta y ministra Francia Márquez. Aun siendo consciente de esto, en parte es la distancia que ellos dos tienen desde hace meses, que no comparten un momento para hablar, para ver en qué está el uno, en qué está el otro.
La vicepresidenta prefiere siempre pasar de agache en cada uno de los sucesos como el que ocurrió el domingo y, en vez de dejar de gastar el dinero que se va a la basura, porque no hay otra palabra para calificarlo, el dinero que se va a la basura en ese presupuesto del Ministerio de Igualdad, y de hacer lo mismo con el Ministerio del Deporte, con el Ministerio de Ciencia.
Unas oficinas burocráticas que no han entregado ni un solo resultado. Recordemos que el Ministerio de la Igualdad ejecutó el 2,4% de su presupuesto en el año 2024. Si ese ministerio desapareciera, nadie se daría cuenta, nadie, absolutamente nadie.
Se le recortó apenas 600.000 millones para el 2025, pero quedaron con 700.000 millones de pesos. Un presupuesto que, por ejemplo, serviría para terminar las obras del metro de Bogotá o para cumplir su deuda con el metro de la 80 en la ciudad de Medellín.
Otra medida necesaria era eliminar tantas embajadas innecesarias. Recordemos que el gasto burocrático creció en 9 billones de pesos.
De manera que, ¿para qué volver a cargarse a las empresas que generan tanto beneficio? Las que están ubicadas en la industria del carbón, en la industria del petróleo, que ya pagan impuestos.
Solo por un ánimo revanchista por una derrota que se tuvo ante la Corte Constitucional luego de la primera reforma tributaria.
Nosotros aplaudimos que se les impongan impuestos a los juegos de suerte y azar online. Es más, ese impuesto debería ser permanente y ojalá nosotros como medio de comunicación nos encarguemos de exponer a los lobistas en el Congreso y a los congresistas que siempre están haciendo todo lo posible para que ese impuesto no pase.
Nos parece un descaro el impuesto de timbre, como si fuera poca la barbaridad que hicieron con este impuesto en la última reforma tributaria. Eso sin mencionar que las notarías en Colombia, pues, deberían acabarse, pero eso es sujeto de otra, eh, discusión.
Mientras que, en Estados Unidos, en Argentina y en otros países, se está hablando de cómo volver los estados más eficientes, más austeros, realmente más competitivos, que generen valor en sus operaciones, en sus inversiones, que representen beneficio para todos sus ciudadanos, acá nos estamos cargando de puestos innecesarios.
Puestos como el que fue destinado a la exministra Jennifer Mujica, que se fue para Roma, embajada que fue creada “su misura” para Armando Benedetti.
Como conclusión, hace mal el gobierno y se equivoca el gobierno al golpear estas empresas que ya vienen golpeadas, que han tenido que cargar con más impuestos, con más carga en varios frentes, que la carga social también de estas compañías ha aumentado.
Este impuesto al carbón y al petróleo, que deseamos solo dure el momento de la combustión interior, porque de lo contrario sigue siendo otra bomba de relojería, que insistimos, para una industria que está ya muy golpeada.
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