EPM tomó sin duda alguna, una de sus decisiones más importantes

El anuncio de EPM es una decisión positiva que nosotros aplaudimos, que la consideramos necesaria, pero que también es cierto que nosotros como medio de comunicación veníamos diciendo esto desde hace más de siete años.

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En muchas ocasiones, todos los análisis, la información y el trabajo periodístico fueron desdeñados, incluso cuestionados por varias personas que hoy mismo tomaron esta decisión y que lo muestran como una victoria.

Sin duda, es una victoria para la ciudad, una victoria muy tarde y, obviamente, una victoria que, al ser tarde, pues tiene sus consecuencias. Primero, si esta decisión se hubiese tomado años atrás, la realidad de hoy sería diferente.

Entre el 2016 y el 2022, las personas no tenían el suficiente conocimiento y el interés sobre todo lo que pasaba en la industria de telecomunicaciones. Por eso nosotros lanzamos nuestro observatorio TIC en el año 2017 y empezamos a explicar toda la industria, a evangelizar sobre el sector.

Incluso a muchos representantes políticos que no tenían la menor idea sobre lo que allí pasaba y acontecía, y desde esos momentos les advertimos todo lo que se venía para la industria y las consecuencias a futuro. Eso en su momento, claramente, sin saber que vendría una pandemia.

Medellín tuvo que haber abandonado hace muchos años. Esa participación en Milicom, una participación, un negocio del cual la ciudad salió muy mal librada; recordemos que incluso Daniel Quintero tuvo que hacer una capitalización. Por cerca de $ 500.000 millones de pesos, en el momento en donde EPM no tenía tanta capacidad financiera, pero le tocó hacerlo.

Entonces, no fue un negocio bueno para Medellín; esa empresa tuvo que haberse vendido 100% en su momento cuando se decidió hacer el negocio del 50%, y sí, la segunda oportunidad era haberla vendido entre el 2016, 2017 y 2022. Lastimosamente, el paso del tiempo claramente ha castigado el valor de esa participación.

En su momento, según investigaciones que hicimos, esa participación pudo haberse vendido en casi 4,5 o 5 billones de pesos. Hoy se informa de una cifra bastante inferior.

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Entonces, claro, es una cifra no despreciable para la ciudad, pero es una cifra muy menor teniendo en cuenta las inversiones que se hicieron y las oportunidades que se perdieron para haberla vendido hace mucho rato.

Los argumentos de su monto son los mismos de ahora, que EPM no tenía el capital suficiente, la intensidad para hacerlo, no hacía parte de su negocio estratégico del corte negocio de EPM y que la industria de telecomunicaciones está atravesando hace un buen rato por una fuerte crisis financiera.

Por cuenta trae muchas razones, pero algunas de ellas son la devaluación del peso colombiano, la necesidad de invertir e invertir más ante la demanda creciente de los usuarios, pero un sector que, aunque vende más, ingresa menos dinero porque los precios han sido deflacionarios, o sea, se han reducido en el tiempo.

Esperemos que se surtan los trámites y los procesos pertinentes de esta venta, que no existan más palos en la rueda, que no existan sindicatos y oportunistas arcaicos que no tienen la menor idea sobre el sector y mucho menos sobre negocios para que no interrumpan el proceso de venta.

Segundo, que las autoridades, pues, hagan las pesquisas y evaluaciones necesarias de una manera objetiva y que el grupo EPM pueda librarse de una vez por todas de semejante aventura que fue tan nociva, insistimos, y que distrajo en muchas ocasiones a EPM de su verdadero sentido.

EPM tiene otros líos que solucionar, como por ejemplo Afinia, una muy mala herencia, un negocio que también le está dando millonarias pérdidas al grupo EPM y que hoy no se cuenta, lastimosamente, con la voluntad y el ánimo de la nación para solucionar.

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Afinia pudo o podría hacer un buen negocio para EPM porque, esto hay que decirlo como es, EPM no es una fundación, EPM no es una ONG. EPM necesita vender, necesita prestar servicios, pero que se le paguen los servicios.

En ese estricto sentido, si el gobierno cumpliera con sus obligaciones, si las personas en la zona Caribe pagaran sus facturas, si se contara con el concurso de toda la industria para organizar, para hacer una reingeniería total del sector que alivie los dolores de muchas comunidades, pero también de muchas empresas, donde se puedan llegar a algunos acuerdos que sean sostenibles en el tiempo y, sobre todo, acuerdos con fundamentos técnicos.

Sin duda alguna, hasta EPM podría reevaluar irse de la zona Caribe, pero hoy en día no deja de ser una inversión de la que EPM también tiene que salir tan pronto le sea posible.

EPM debe seguir enfocándose en sus planes de inversión, en sus planes de crecimiento y consolidación, solucionar asuntos internos de muchos años en Antioquia y luego seguir consolidándose en las regiones en que hace presencia, como Caldas, como Santander, etcétera…

Seguir vigilando con detenimiento sus presencias internacionales, para seguir buscando consolidarse y eligiéndose como una empresa de alta confiabilidad, de alto prestigio que está lista para competir, pero también para hacer parte de la transformación de la mejora de la calidad de vida de millones de colombianos en muchas regiones del país.

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