Un robo perpetrado en el Museo del Louvre, ubicado en París, ha conmocionado a Francia, donde un comando de ladrones sustrajo ocho piezas clave de la colección de la Corona francesa, asociadas principalmente a Napoleón y el Segundo Imperio.
Aunque la cuantía de las gemas (miles de diamantes, zafiros y esmeraldas) supone un valor económico «colosal» para los seguros, las autoridades francesas, incluido el ministro del Interior, Laurent Nuñez, han calificado el botín como de «valor patrimonial e histórico «incalculable» o «inestimable».

Joyas de Napoleón que fueron robadas en el Museo de Louvre
Es de anotar que el valor de las joyas robadas no puede medirse solo en millones de euros o dólares, debido a que su importancia radica en que son patrimonio histórico de la nación francesa y símbolos del apogeo de los imperios.
En este sentido, cabe precisar que hay un vínculo histórico, entendiendo que las piezas pertenecían a la colección de la Corona, usadas por figuras como la Emperatriz María Luisa (segunda esposa de Napoleón Bonaparte), las reinas María Amalia y Hortensia, y la Emperatriz Eugenia de Montijo (esposa de Napoleón III).
Son consideradas irremplazables, pues al ser piezas únicas de la orfebrería del siglo XIX, su pérdida representa un vacío insustituible en la historia de las artes decorativas y la monarquía francesa.
En lo referente con el regalo de bodas de Napoleón a su segunda esposa, María Luisa de Austria, en marzo de 1810, este ornamentado conjunto fue hecho por el reconocido joyero François-Régnault Nitot; este incluye 32 esmeraldas talladas intrincadamente y 1.138 diamantes.
Aquí, vale la pena señalar que tras el colapso del imperio de Napoleón, María Luisa legó el conjunto original, que también incluía una tiara, a un pariente. Este, pasó de generación en generación a sus descendientes.
Luego, es pertinente remarcar que en 1953, el conjunto se vendió a la joyería Van Cleef & Arpels, tras lo cual las esmeraldas de la tiara fueron vendidas y posteriormente reemplazadas por turquesas por un coleccionista estadounidense. Es de mencionar que la tiara modificada ahora forma parte de la colección del Smithsonian.
Aunque el collar y los pendientes se conservaron en su forma original y se vendieron al Louvre en 2004 por una suma estimada de 3,7 millones de euros (US$ 4,3 millones).
Joyas Robadas: Tesoros del Siglo XIX
Las joyas sustraídas son, en su mayoría, conjuntos del siglo XIX que se exhibían en la Galería de Apolo. Las piezas robadas principalmente, fueron:
Un collar y aros de zafiros y diamantes pertenecientes a las reinas María Amalia y Hortensia.
Un collar y aros de esmeraldas del ajuar de la Emperatriz María Luisa.
Una diadema de la Emperatriz Eugenia, decorada con perlas y miles de diamantes.
Varios broches y lazos de corpiño con miles de diamantes.
La Clave del Diamante Ignorado
Vale la pena apuntar que un detalle que subraya la naturaleza incalculable de las piezas es el hecho de que los ladrones dejaron intacto el famoso diamante «El Regente», uno de los más valiosos del mundo, con 140.64 quilates. Este, hizo parte de la espada ceremonial de Napoleón.
Expertos sugieren que el comando lo ignoró por dos razones. Es una pieza mundialmente conocida e imposible de vender en el mercado negro sin ser detectada; y por su dificultad de Desmonte, pues a diferencia de las piezas más pequeñas, las joyas robadas son más fáciles de desmontar para vender sus piedras preciosas por separado, perdiendo su valor histórico en el proceso.
Investigación que se ha puesto en marcha
En este sentido, cabe decir que la Fiscalía de París ha abierto un procedimiento por robo en banda organizada. El asalto, calificado como «profesional», tan solo duró siete minutos. La única pieza recuperada hasta el momento es la corona de la Emperatriz Eugenia, que fue hallada dañada cerca del museo tras caer de manos de los ladrones durante la huida.
Por último, la policía sigue en una carrera contrarreloj para recuperar el patrimonio antes de que sea desmontado.