El Índice Departamental de Competitividad (IDC) 2025, elaborado por el Consejo Privado de Competitividad y la Universidad del Rosario, acaba de revelar el panorama de los departamentos más competitivos de Colombia.
El estudio mide 98 indicadores agrupados en 13 pilares que van desde infraestructura hasta innovación. Bogotá vuelve a ocupar el primer lugar, pero el informe muestra avances y retrocesos que replantean el mapa económico del país. A continuación, presentamos la radiografía completa, los factores detrás del rendimiento de cada territorio y los retos que aún limitan un desarrollo equilibrado.
Radiografía de los departamentos más competitivos de Colombia en 2025

El IDC coloca a Bogotá D. C. a la cabeza con 8,13 puntos sobre 10, seguida de Antioquia (6,82) y Valle del Cauca (6,30). En la clasificación general, el ranking y sus puntajes quedaron así: Bogotá D. C. (8,13), Antioquia (6,712), Valle del Cauca (6,244), Santander (6,106), Risaralda (6,253), Atlántico (6,088), Caldas (6,125), Cundinamarca (6,097), Quindío (5,699) y Boyacá (5,62).
Estos números confirman dos realidades: la robustez de los grandes centros urbanos y la convergencia gradual de varios departamentos intermedios.
“Con esta edición del IDC hemos querido reconocer las iniciativas locales que han demostrado aciertos en política pública. Destacamos, por ejemplo, el salto de Putumayo, Guaviare y Antioquia en sus respectivas categorías”, señaló Ana Isabel Gómez, rectora de la Universidad del Rosario, durante la presentación del informe.
“Creemos que el IDC 2025 es un insumo crucial para la coyuntura política. Invitamos a gobiernos locales, empresas y academia a aprovechar estos datos para cerrar brechas”, añadió Ana Fernanda Maiguashca, presidenta del Consejo Privado de Competitividad.
Claves de los departamentos más competitivos de Colombia
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Capital humano e innovación. Bogotá concentra el mayor número de investigadores per cápita y registra la nota más alta en el pilar de innovación. Antioquia y Valle del Cauca sobresalen en sofisticación productiva y tamaño de mercado.
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Infraestructura y conectividad. Los tres primeros lugares exhiben coberturas de acueducto y energía eléctrica superiores al promedio, así como la mejor densidad de redes viales y acceso a internet.
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Entorno para los negocios. Trámites digitales, densidad empresarial y profundización financiera favorecen la llegada de inversión.
Comparado con 2024, Santander escaló del sexto al cuarto puesto, impulsado por mejoras en educación superior y capital humano. Atlántico subió al sexto lugar gracias a una política agresiva de internacionalización, mientras que Putumayo protagonizó el mayor avance relativo en sostenibilidad ambiental.
Por contraste, Caldas y Cundinamarca descendieron un peldaño cada uno debido a rezagos en adopción TIC y sofisticación productiva. La lectura del IDC es clara: mantenerse en el top implica avanzar a ritmo constante en varios frentes y no solo en uno.
Focos de avance y desafíos
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Santander fortaleció su infraestructura vial y sumó centros de investigación vinculados a la industria 4.0, lo que explica su salto.
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Atlántico consolidó su clúster turístico e industrial, además de mejorar la cobertura en salud primaria.
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Caldas, pese a brillar en educación, perdió terreno en sostenibilidad ambiental.
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Cundinamarca cedió en sofisticación y diversificación, reflejo de la alta dependencia de Bogotá para atraer inversión.
El informe vuelve a evidenciar la relación entre competitividad y bienestar social. Los cinco primeros departamentos concentran las economías más grandes y muestran tasas de pobreza multidimensional inferiores al promedio nacional.
Bogotá —con 8,13 puntos— presenta apenas 5,4 % de pobreza, en contraste con Vaupés (3,29 puntos) y Vichada (2,52), donde la incidencia supera el 37 % y 70 % respectivamente.
Además, las brechas persisten en adopción de TIC, sistema financiero e innovación, donde la distancia entre la mejor y la peor calificación supera los 7,5 puntos. Estas diferencias explican por qué el crecimiento no siempre llega al ciudadano de la misma manera.
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Retos para cerrar la brecha regional
1. Diversificación productiva
Departamentos como Atlántico y Quindío prueban que la diversificación sostiene el crecimiento. Replicar clústeres sectoriales —agroindustria en Santander, economía naranja en Risaralda— ayudaría a reducir la dependencia de exportaciones primarias.
2. Infraestructura verde y logística rural
La ampliación de la red de gas natural y GLP en zonas rurales, junto con proyectos viales de baja huella de carbono, podría ser la palanca que Vichada, Guainía y Amazonas necesitan para mejorar sus indicadores de mercado.
3. Finanzas e innovación inclusivas
La penetración de cuentas de ahorro y microcrédito sigue rezagada en la Amazonía y la Orinoquía. Programas de banca móvil y capital semilla enfocados en pymes tecnológicas acelerarían la convergencia.
4. Talento y formación TIC
Risaralda, segundo puesto en adopción TIC, muestra que la capacitación a gran escala es posible. Extender iniciativas similares —como Emplea TIC en Tolima— permitirá a otros departamentos saltar de la periferia digital al centro de la economía del conocimiento.
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