Gracias, presidente Uribe

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Por: Catalina Escobar

Escribiendo esta columna no podía dejar de pensar en el momento en que tuve consciencia de quién era Álvaro Uribe Vélez. Era ya 2002 y yo tenía tan solo 9 años (estaba en 5to de primaria) cuando Álvaro Uribe era candidato a la Presidencia de Colombia. Tengo muchos recuerdos específicos de aquel año, del patriotismo que esa niña de 9 años empezó a sentir, de momentos que me marcaron y que creería que me llevaron a donde estoy hoy y precisamente por esto hoy quisiera compartir algunos de estos momentos en esta columna…recordar a ese Uribe al que tantos colombianos le tenemos infinita gratitud.

Empezaré por hablar de aquel fin de semana en que mis padres nos llevarían a mi hermanita y a mi a Necoclí, aquel municipio del Urabá Antioqueño donde los paisas disfrutamos del mar y sus playas. Íbamos ya a emprender el viaje desde Apartadó, cuando mi padre muy serio me sienta y me dice en la puerta antes de salir: hija, si nos paran (se refería a los grupos ilegales: guerrilleros o paramilitares que solían hacer retenes de un municipio a otro) y nos preguntan por quién vamos a votar, no vayas a decir que por Uribe, es peligroso. Para aquel entonces y a mis 9 años, yo ya era, irremediablemente, una uribista militante, hablaba constantemente del valor del candidato Uribe y estaba convencida de que era el único candidato que ejecutaría los cambios que por 9 años había escuchado que necesitaba el país.

Como niña urabaense de los 90, había experimentado la violencia: la guerrilla nos tumbaba las torres de energía y nos quedábamos semanas sin luz, las autodefensas hacían paros armados, ambos grupos hacían retenes ilegales donde secuestraban, extorsionaban, mataban, torturaban … realmente la presencia del estado no era muy eficiente y todos estos eran temas de conversación frecuentes entre familiares y amigos (los adultos).

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Pero volvamos a la historia de mi muy esperado viaje al mar en Necoclí. Ese día algo hizo clic en mi, no podía creer que yo no pudiera emitir mi opinión, expresar mis deseos que no le hacían daño a nadie. No lograba procesar lo que mi padre acaba de decirme. Resulta que, aunque muchos hoy lo olvidaron, Álvaro Uribe representaba, precisamente, el tan anhelado cambio, era él quien rompía ese status quo, era él a quien le temían los grupos armados ilegales, era Uribe el diferente a toda la clase política de siempre. Realmente el país CAMBIÓ y para bien en esos 8 años de gobierno.

Recuerdo la primera vez que lo ví en Apartadó, era candidato a la presidencia y iba en una caravana de carros saludando a las personas que nos apilábamos a ambos lados  de la calle para verlo; tal vez me llevó mi tía Martha que era mi cómplice en mis aventuras “políticas”. Recuerdo la vez que almorzó en Barbacoa (un restaurante muy rico) que quedaba justo diagonal a mi casa, iba decidida a entrar y, buscando la complicidad de los dueños del restaurante, presentármele y decirle que para mi, él era Superman y que quería que fuera mi presidente. Cuando iba saliendo decidida, él ya se estaba montando en su carro y salía a continuar su gira. No se me olvida que me estiró su mano saludando desde su carro.

La inspiración que ha representado el presidente Uribe para mi, no cabría en esta columna, pero cosas tan sencillas y que representan tanto amor patrio como poner la mano en mi corazón cuando suena el Himno Nacional, fueron cosas que imité de él viéndolo en televisión…Esa niña de 9 años ha logrado aprender muchas cosas de quien para ella era un héroe: logró militar oficialmente en su Partido, logró trabajar con uno de sus senadores más destacados, logró acompañar a su mejor ministro en un momento difícil, pero el mejor logro, fue hacer parte del equipo que escribió su historia en su web site www.alvarouribe.com

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Volviendo al presente y viendo la nobleza, la sabiduría, la humildad con la que el presidente Uribe está enfrentando este nuevo panorama al que nos enfrentamos, me renueva este uribismo. Sus contradictores deben reconocer que Uribe es un verdadero demócrata. Si el perdedor hubiera sido otro, no estaríamos presenciando este pacífico momento. El presidente Uribe vuelve a enseñarnos a los colombianos cómo se hace oposición.

Este 4 de julio, el presidente Uribe (y por cierto también mi papá), cumple 70 años y le doy gracias a Dios por darle un propósito tan noble y tan grande como el de servirle a los colombianos por tantos años. Presi Uribe, que Dios te dé muchos años más y te regale muchos dones del Espíritu Santo para que sigas sirviéndole al país e inspirarnos a tantos jóvenes a amar a Colombia como lo hiciste conmigo desde aquel 2002. ¡Feliz cumpleaños!

@cataescobarpe

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