La verdad es que existe muchísima preocupación por esta situación insólita que vive hoy el DANE y más vale que el gobierno proceda de inmediato a resolver este grave hecho y la justicia a encontrar los culpables.
Por: Cecilia López
Como si nos faltaran elementos de preocupación ahora resulta que hackear se ha vuelto un hecho demasiado frecuente. Para no mencionar el supuesto hackeo de las páginas del Ministerio de Defensa cuyas explicaciones no son creíbles, pero sí graves, ahora resulta que el Departamento Nacional de Estadística, DANE, tiene caídas sus páginas donde están todas las estadísticas oficiales del país. Colombia se ha quedado por unos días sin algo tan trascendental como la información oficial de lo que sucede en su territorio. Era para que todas las alarmas del gobierno estuvieran prendidas, pero no.
Es necesario reconocer que el DANE es de las pocas instituciones gubernamentales en la que las personas tienen un alto nivel de confianza. Su director Juan Manuel Oviedo ha hecho un muy buen ejercicio hasta el punto en que él es uno de los muy pocos funcionarios de este gobierno cuyo trabajo es muy valorado. «La afectación fue muy grave» afirmaron funcionarios de esta entidad porque «se cayó la página web, el correo electrónico…y se borraron sistemas de procesamiento estadístico y bases de datos.»
Esta caída de sus páginas se da en un contexto supremamente complejo. Sin duda lo que más preocupa es el enfrentamiento del director del Dane con el Registrador en el cual este último puso en duda las cifras del Censo de población y sus proyecciones producidas por el DANE. Faltan 5 millones de colombianos. Es decir, puso en entredicho la legitimidad de las cifras oficiales del país en vísperas de las elecciones. Y a esto se agrega que no hay información oficial porque el DANE está hackeado. ¿No es esta una fatal coincidencia?
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Lo único que el país entero no puede aceptar, es que después de esta borrada de las páginas del DANE aparezcan los 5 millones que el Registrador anunció. Serían esos nuevos votantes, así estén muertos o en otros países, que según sus palabras desaparecieron de las cifras oficiales. Este número de personas servirían para rellenar las faltantes de quienes quieren llegar a la presidencia por el camino tortuoso del fraude. Suena demoledor pero la violación de seguridad de los sistemas del DANE no puede continuar poniendo en riesgo esa confianza sobre esta entidad, sobre todo en estos momentos de incertidumbre política y económica. Además de extender un manto de duda sobre la legitimidad de las próximas elecciones. El país no necesita agregar desconfianza al proceso electoral cuando estamos enfrentando una de las campañas políticas más oscuras, sin un horizonte claro.
La verdad es que existe muchísima preocupación por esta situación insólita que vive hoy el DANE y más vale que el gobierno proceda de inmediato a resolver este grave hecho y la justicia a encontrar los culpables. Hasta dónde hemos llegado los colombianos que soportamos con cierta indiferencia episodios que dejan muchas dudas. Pero parece que nos hemos adormecido hasta que esta situación entre a nuestros hogares por la puerta principal.
