Hay que desnazificar a Colombia

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«Hay que desuribizar a Colombia, pero primero hay que hacer que gane la civilidad, la cordura y la vida el 29 de mayo. Y luchar para que el régimen respete la voz del pueblo cansado de sus mentiras y se diluya, como las sombras en el amanecer, las tinieblas de la “horrible noche” que nos cobija…»


Por: Wilmar Vera Z.

Cuando terminó la II Guerra Mundial, los vencedores para reconstruir una Europa devastada debieron desnazificar a Alemania. Casi dos décadas de fascismo-nazismo en la tierra de Goethe dejaron una sociedad intolerante, vengativa y racista que debía ser superada, sanada. Por eso, en esa nación la apología al nacional socialismo sigue siendo ilegal y cualquier brote es aplastado por la misma ciudadanía que se levanta para decir, como en 1945, a los criminales intolerantes: “nie wieder” (nunca más).

Hoy Colombia también debe ser desnazificada.

Dos décadas de régimen dictatorial fascistoide han hecho mella en la institucionalidad nacional en este siglo XXI y nos demoraremos el doble reconstruir la moral y la democracia. Empezamos con un presidente que construyó su imagen de frentero y guerrero llevando al frente de combate a hijos de campesinos pobres, que son el grueso de los soldados y víctimas de la guerra.

Y cuando vieron que no podían con ese monstruo salvaje de las guerrillas, maquillaron encuestas y cifras de éxito con 6.402 inocentes asesinados por el mismo Estado. Los cimientos de la Seguridad Democrática (¿?) se fundamentan, como los templos de los chibchas, con sangre de colombianos indefensos.

La dictadura no contenta con comprar con el presupuesto los discursos de los medios, donde a sus dueños les dieron gabelas y exenciones económicas para que mostraran que sólo la claridad de un hombre podía dirigir la nave de la patria por aguas tormentosas, entronaron su imagen como la del mesías guerrero esperado en las profecías anticomunistas.

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Revisaron su árbol genealógico y llegaron a emparentarlo con Carlo Magno, un faraón egipcio y hasta al mismísimo Caín para defender la idea de que era el señalado por los dioses. Como el “el gran timonel”, “el amado presidente”, “el amado líder”, los medios filiales, empresarios afines, ganaderos corruptos, caciques politiqueros e incautos levantaron la idea de que sólo él nos podía salvar del caos que él creó.

Un dictador irrespeta o cambia la constitución a su conveniencia. “Un articulito” fue reformado y tanto les gustó la trampa que querían desaparecerlo de la Carta Magna. Por fortuna, la Corte Constitucional no cayó en los cantos de sirena y se convirtió en el palo en la rueda del “eternismo” presidencial, que cambió de careta y títere, pero mantuvo la esencia dictatorial tras bambalinas.

Por eso, cuando el figurante elegido decidió romper sus hilos con el presi eterno, fue tachado de “traidor” y “mentiroso” porque transitó por un camino diferente al que prometió su mentor de mano dura, sed de sangre y crueldad contra la población general y corazón amplio para ayudar a sus socios, los grandes contribuyentes y terratenientes.

El maestro de las mentiras y la propaganda negra, el nazi Joseph Goebbels, dejó una cartilla de actuación y con mentiras y engaños le hicieron pagar al réprobo el haber contradicho al amado dictador. Medios circularon falaces discursos de que el país se lo entregarían a las “Farrr”, que a los pensionados les quitarían sus mesadas para dárselas a los desmovilizados y que la Suiza de los Andes, la “democracia” más sólida del continente, el país más feliz del mundo, caería en el hoyo sin fondo del “castrochavismo”.

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Régimen siamés donde el presidente es eterno, lo sucesor un aparecido incompetente, las instituciones filiales del partido de gobierno, la oposición perseguida y encarcelada (aquí los matan, punto para el Chavismo) y el narcotráfico es el común denominador, que corrompe a artistas, políticos, periodistas y a las Fuerzas Armadas (O ustedes creen que por qué el miedo a las declaraciones de alias Otoniel y la amable boleta de libertad a alias Matamba, ¿sólo fue por ineptitud estatal?).

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Ahora, con el sol en las espaldas de Iván Duque, el más torpe, inepto, improvisado y corrupto ocupante de la Casa de Nari de la historia republicana, la dictadura da una vuelta de tuerca y pone a los militares a opinar en política, amenazas veladas obviamente a favor del partido de gobierno, de sus intereses y beneficiarios.

Les duele más que señales a “algunos” militares coaptados por los narcos que defender la vida y el rechazar el triste sacrificio de soldados y policías acribillados por sus aliados del Clan del Golfo (dicho por el mismo líder de esa organización criminal).

Por supuesto el régimen está asustado. Si llega a ganar Petro sus miserias quedarían al descubierto y, como en 1945, sus seguidores tendrán que aceptar que eran cómplices de la podredumbre social y política que, en 2002 millones elegimos, sin pensar que nos enterrábamos el cuchillo y que la solución iba a ser peor que la enfermedad.

Hay que desuribizar a Colombia, pero primero hay que hacer que gane la civilidad, la cordura y la vida el 29 de mayo. Y luchar para que el régimen respete la voz del pueblo cansado de sus mentiras y se diluya, como las sombras en el amanecer, las tinieblas de la “horrible noche” que nos cobija.

Ñapa: Seguimos esperando justicia para el periodista Eliécer Santanilla, asesinado en Armenia en diciembre 14. Su familia y allegados merecen saber quién dio la orden y por qué fue asesinado. Ojalá la mejor Fiscalía del universo no le quede pequeña la tarea. #JusticiaParaEliecerSantanilla.

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