El verdadero logro será recuperar la confianza de la ciudadanía en las instituciones, que en las regiones podamos percibir el progreso y que los nuevos alcaldes y gobernadores.
En las contiendas electorales anteriores, el país había elegido un modelo de país que representaba un cambio; un cambio que no era necesariamente para bien. Sin embargo, el pasado domingo, Colombia giró hacia la razón.
Los resultados regionales fueron contundentes. Colombia votó por líderes que representan ideas completamente opuestas a las del gobierno nacional; y esto debe encender una alarma en el Palacio de Nariño porque es claro que sus ideas en el discurso suenan muy “bonitas”, pero en la ejecución, no encarnan la esencia de los colombianos… y es que, a pesar de la polarización, hay puntos en común que nos unen a los colombianos, que por más que traten de dividirnos, nos une la libertad, el amor por la familia, la necesidad de proteger a nuestros niños, el anhelo de seguridad, las ganas de trabajar y tantos otros temas que nos unen….
Sin embargo, quienes ganaron estas elecciones regionales, tienen el deber de ser ejemplos de honestidad, de arduo trabajo, de austeridad; tienen el deber de ser muy transparentes con los recursos públicos, de generar desarrollo, de UNIR nuevamente a los colombianos y dejar atrás la polarización y el odio con el que algunos gobernaron y gobiernan.
Los gobernadores, alcaldes, concejales y diputados electos, no tienen la oportunidad de equivocarse; su trabajo debe ser riguroso e impecable, porque si estos liderazgos fracasan, fracasará Colombia. Así que la responsabilidad que hoy tienen con el país, es inmensa.
El logro, finalmente, no es haber llegado a las alcaldías y gobernaciones, el verdadero logro será recuperar la confianza de la ciudadanía en las instituciones, que en las regiones podamos percibir el progreso y que los nuevos alcaldes y gobernadores sean un muro de contención frente a los errores que se están cometiendo desde la presidencia.
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