La crisis de los medios en Colombia

Los medios atraviesan una crisis profunda en Colombia, marcada por la escasa suscripción de lectores, la reducción de los presupuestos publicitarios y un consumo informativo que privilegia el contenido gratuito y superficial.

La crisis de los medios en Colombia

El ecosistema mediático en Colombia atraviesa un momento crítico que no es reciente, pero hoy se hace más evidente. La falta de suscriptores pagos, la disminución del presupuesto publicitario y una audiencia que prioriza el acceso gratuito a la información han configurado un panorama complejo para la sostenibilidad del periodismo en el país. La situación, lejos de ser coyuntural, refleja un problema estructural que afecta a radio, prensa, televisión y medios digitales por igual.

Las cifras son el primer indicio del desequilibrio, en Colombia, apenas un porcentaje reducido de la población paga por consumir contenido informativo, estimado aproximadamente en alrededor del 3% según cálculos generos. La mayoría de los usuarios exigen inmediatez, acceso ilimitado y gratuidad, lo que deja a los medios en una tensión constante entre producir y sostenerse. La paradoja es evidente, nunca antes hubo tantas plataformas ni tanta demanda de información, pero el valor que la sociedad otorga a este trabajo es mínimo.

A esto se suma un segundo factor determinante, la reducción sostenida de la pauta empresarial, desde el 2018 los presupuestos destinados a publicidad se han contraído año tras año, impulsados por nuevas tendencias en marketing digital, los cuales priorizan la inversión directa en plataformas globales como Google o YouTube. Muchas compañías consideran más rentable pagar visibilidad a gran escala, aún cuando la efectividad real sea discutible, dejando a los medios nacionales que históricamente han cumplido una labor informativa, educativa y social de lado.

La consecuencia es inmediata, haciendo de los medios un modelo insostenible. En este sentido, los medios deben estar presentes en todas las plataformas para mantenerse relevantes, pero esa presencia no se traduce en ingresos suficientes para sostener las salas de redacción, nóminas o infraestructura tecnológica. El desplazamiento hacia un ecosistema de free press y contenidos promocionales tampoco da solución: la información gratuita puede circular, pero no financia periodismo riguroso ni procesos de verificación.

El impacto cultural refuerza la crisis. Colombia es un país con bajos niveles de lectura y un consumo informativo concentrado apenas en el 30% de la población. Mientras tanto, buena parte del tráfico digital se dirige a ese contenido superficial o de entretenimiento, dejando a los medios tradicionales con una audiencia limitada y financieramente poco rentable.

La situación exige reflexión colectiva. Si el sector empresarial continúa debilitando la estructura mediática, llegará un punto en el que no habrá medios a los cuales pedir difusión, apoyo o visibilidad. La prensa hace parte del tejido social y democrático de cualquier país; sin ella, la información pierde calidad y la ciudadanía herramientas para ejercer control y participación

Hoy, más que nunca, los medios necesitan una sociedad que entienda su valor, no solo para informar, sino para sostener una conversación pública que defienda la verdad, el pensamiento crítico y la pluralidad. Sin apoyo financiero, el futuro del periodismo colombiano corre el riesgo de apagarse en silencio.   

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