Ni que decir del incómodo momento durante la intervención del presidente Petro ante la Asamblea General de las Naciones Unidas.
La puntualidad denota eficiencia, orden, responsabilidad y genera confianza. Por el contrario, la impuntualidad es una ofensa contra el otro, denota desinterés, desorden, falta de empatía y da a entender que el tiempo de los demás no importa.
Ciertamente, en Colombia la impuntualidad pareciera ser un mal hábito generalizado en todas las esferas de nuestra sociedad. Un hábito que tristemente se ha normalizado y que se ha convertido en costumbre.
Ahora bien, el pasado martes se reunían en Nueva York los mandatarios de diferentes países con ocasión de la Asamblea General de las Naciones Unidas y en el marco de esta, hay espacios que los representantes de cada nación deben aprovechar al máximo para estrechar relaciones con otros estados, fortalecer la cooperación con países aliados y dejar la mejor impresión de su territorio. Sin embargo, el presidente Petro y su delegación, como ya es costumbre, llegaron tarde a la cita prevista con el mandatario sur coreano, razón por la que tristemente esta reunión no se dio.
Yoon Suk-Yeol, presidente de Corea del Sur nos recordó a los colombianos que el tiempo de los demás es importante, que las reuniones no inician cuando todos los citados estén presentes, como nos hemos mal acostumbrado en Colombia, sino que inician a la hora citada.
Ni que decir del incómodo momento durante la intervención del presidente Petro ante la Asamblea General de las Naciones Unidas. Los asistentes empezaron a pararse, a salirse del recinto, a conversar… el Secretario General tuvo que llamar al orden para que el mandatario colombiano pudiera dar su discurso. Muy diferente a la acogida de otros mandatarios, como el presidente de El Salvador, al que incluso aplaudieron antes de empezar su discurso.
Al mismo tiempo, el presidente Petro en su intervención, hablaba de “expandir el virus de la vida por las estrellas del universo”. Es lamentable que quienes gobiernan en nuestro país vean a la vida como un virus y no como un derecho fundamental.
En síntesis, la percepción que nos queda a muchos colombianos es que al presidente Petro, y en consecuencia a Colombia, no le fue muy bien en esta Asamblea General de las Naciones Unidas. Mucha improvisación, irresponsabilidad, palabrería por parte del mandatario.
Lo único rescatable en esta situación, es que todos los colombianos se quiten la venda de los ojos y entiendan que el camino por el que nos tiene transitando el progresismo, solo nos lleva al abismo.
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