Niños que son abusados varias veces al día y que cuando crecen los asesinan y venden sus órganos al mercado negro.
El pasado 4 de julio, se estrenó en Estados Unidos Sound of freedom, una película basada
en hechos reales que cuenta historia de Tim Ballard, un ex agente del Departamento de
Seguridad Nacional de los Estados Unidos que junto a un grupo de héroes ex agentes
militares, del FBI, y de la CIA, dedican su vida a rescatar niños víctimas de explotación
sexual y trata de órganos en el mundo. Niños que son abusados varias veces al día y que
cuando crecen los asesinan y venden sus órganos al mercado negro.
A pesar de que en 2018 la película fue archivada por Disney y que plataformas de
streaming como Amazon y Netflix no la probaron, la pequeña empresa cinematográfica
Angel Studios si creyó en el proyecto y compró los derechos de distribución. Una decisión
“arriesgada” en esa industria que finalmente les significó un gran triunfo. En efecto, El
costo de Sound Of Freedom fue de 14 millones de dólares y hoy las ganancias superan los
100 millones de dólares en taquilla en menos de un mes solo en Estados Unidos. Hacer lo
correcto siempre valdrá la pena.
El productor mexicano, Eduardo Verástegui, quien está haciendo batalla cultural increíble,
expone que Estados Unidos es el consumidor número uno de drogas, sexo con niños y
pornografía infantil en el mundo y tristemente, por su cercanía, México es el mayor
proveedor. Verástegui también expone que este año 2 millones de niños serán traficados.
Sí, dos MILLONES de niños.
Algunos han querido desvirtuar este gran trabajo señalándolo como una herramienta
promotora de teorías de conspiración, deprimente, exagerada o que los que la ven tienen
poca materia gris en el cerebro, sin embargo, la pregunta que debe surgirnos al ver o
escuchar este tipo de críticas es ¿cuál es el interés en desvirtuar algo tan aberrante que
realmente está sucediendo? ¿Qué clase de persona se burla de la explotación sexual y
trata de órganos de niños? Lo positivo de esas críticas es que destapan el verdadero rostro
de estas personas para que el mundo sepa quiénes están del lado incorrecto.
Ciertamente, la realidad que expone la película es triste, impactante, difícil de ver pero no
podemos simplemente ponernos una venda en los ojos para evadir esa realidad y fingir
que no está sucediendo, porque terminamos siendo parte del problema…”El mal triunfa
cuando los buenos callamos” y somos indiferentes.
El gran objetivo de Sonido de libertad, es impulsar un movimiento de libertad y crear
soluciones reales ante esta crisis, es visibilizar la aberrante esclavitud a la que están
expuesta los más vulnerables que son los niños. También, busca crear consciencia sobre la
importancia de estar alertas en el cuidado de los niños, busca que los gobiernos dejen de
ser indiferentes con estos crímenes, busca que quienes nos decimos ser buenos alcemos
nuestra voz… busca abrirnos los ojos para ver la terrible realidad que ignoramos.
Tristemente, mientras lees esta columna hay millones de niños que están sufriendo, que
están en peligro y necesitan ayuda, que anhelan ser rescatados y están esperando que
alguien haga visible su sufrimiento para volver a vivir en libertad y para que nunca más un
niño sea víctima de la inhumanidad de los adultos. Entonces, ¿cuál es nuestro deber
sabiendo esto? Exponer esta terrible realidad, participar de alguna manera en este
movimiento que está surgiendo gracias a esta película.
Estoy segura que en el mundo hay más gente buena que mala, solo tenemos que dejar
nuestra comodidad y ser “más ruidosos”, dejar el miedo y la tibieza…seamos esperanza
para los niños y pidámosle mucho a Dios que esta película siga tocando muchos corazones
para defender a los más vulnerables.
¡Los niños NO están en venta!
Del mismo autor: ¿Twitter o Threads?