Maniqueísmo paisa: Por supuesto, la idea que ofrecía Quintero era interesante: romper con los entramados que siempre han gobernado la ciudad y el departamento, menos politiquería y más política social. Eran promesas atractivas y muchos le apostamos a esa propuesta.
Por: Wilmar Vera Zapata
Hablar sobre la situación del alcalde Quintero y su pelea cazada con los “cacaos” paisas es “llover sobre mojado”. En las últimas semanas la andanada de ataques se ha acrecentado, en especial para recalcar las alianzas que éste ha hecho con políticos cuestionables y que, de una u otra forma, apoyan al precandidato que va punteando las encuestas presidenciales.
Quintero fue elegido con una votación histórica, más de 300 mil votos de personas que consideramos funesto la permanencia del modelo aplicado por el partido de la tercera y cuarta letra del alfabeto. Menos atraía un delfín de un para político, carente de credenciales y experiencia administrativa, bendecido por un paso fugaz por el Congreso donde no brilló ni destacó. Rémora del senador que encabezaba la lista.
Por supuesto, la idea que ofrecía Quintero era interesante: romper con los entramados que siempre han gobernado la ciudad y el departamento, menos politiquería y más política social. Eran promesas atractivas y muchos le apostamos a esa propuesta.
Pero llegó el desencanto. Desde el empalme, el alcalde electo mostró un actuar que no esperábamos: eligió a exuribistas réprobos por descuidar las comunicaciones (Vélez Uribe), godos-uribistas aunque suena a pleonasmo (Rico), aliados del uribismo (el clan de los Suárez Mira) y enemigos políticos a ratos del uribismo (Pérez, Bedoya), así como liberales decolorados, con los que armó equipo de trabajo. Como si fuera poco, y como malos perdedores, desde el principio sus opositores anunciaron que impulsarían una revocatoria. O sea, o nosotros mandamos o no manda nadie.
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Y mucha agua ha caído de esta garúa que terminó convertida en aguacero y en tempestad. De entrada el novel alcalde chocó con las estructuras del poder paisa, los “cacaos”, quienes hasta sin nombrar empezaron a “ningunear” nombres que no les gustaban para algunos cargos. De ahí que las relaciones comenzaron a agriarse con Hidroituango y las peleas en EPM. Los medios, beneficiaros de amplias cuotas de publicidad, comenzaron a recibir menos dinero público y se les despertó el interés por auscultar la vida y forma de administrar. Es como si a menos pauta más periodismo investigativo. Curiosa fórmula económica.
Hoy denuncian que hay una crisis en la ciudad, que ni en la peor época del matón de Pablo Escobar vivíamos algo parecido: un nubarrón obscuro cubre la ciudad y afecta el normal desarrollo de ésta. Periodistas, líderes culturales e intelectuales salen en medios (casi siempre contrarios al alcalde) a pregonar el fin de la ciudad bella y apaciguada que teníamos hasta 2020; es parte de la narrativa apocalíptica que, de seguro, existe pero no en Santo Domingo, Belén Zafra o en la vereda Potreritos, de San Antonio de Prado.
Esa desazón estará sin duda en las oficinas de directivos en la Milla de Oro o en los estudios de las mansiones en El Poblado y Llanogrande, donde los dómines sempiternos del poder han dirigido la vida y la economía de los que vivimos ladera abajo. Son un grupo que se autodenominan “gente de bien”, “pura raza paisa”, “verracos”, “echados pa`lante”, acostumbrados a moverse y travestirse entre la vida empresarial y la pública como lo más normal.
Sus blasonados abolengos, sus inversiones legales o en paraísos fiscales así como sus contactos entre las empresas que mandan y ordenan son credenciales suficientes para hacerlos pasar por gerencias, puestos públicos y la academia con igual éxito, sin más méritos que un rancio apellido que lo acredita como los mejores toderos. Son los elegidos de Dios y sólo Él los cuestiona.
Obviamente, la ubre estatal transitó de una boca angurriosa a alimentar otra igual de sedienta y acaparadora y eso no se le perdona a Quintero. Pasó de unos cuestionables a otros iguales y el cambio no se hace sin traumatismos y denuncias de corrupción (esa sí mala, porque la anterior era “normal”). Eso sin hablar de las denuncias de trampas, presiones e irregularidades al interior del comité promotor, a todas luces graves si ocurrieran en otros partidos y normales para esa colectividad política.
Que Quintero se mostró como independiente y faltó a esa promesa es verdad. Y somos sus electores los que estamos desengañados y deberíamos ser los verdaderos promotores de su revocatoria. Pero lo que él hizo lo han hecho todos los alcaldes y seguirán haciéndolo: mantener relaciones con figurines despreciables, darles cuotas de poder a cambio de su apoyo y pregonar que son pulcros a pesar de sus pústulas evidentes. Lo que pasa es que éste tiene a la prensa de enemiga, a los cacaos huérfanos de algunas cuotas de poder y recursos y a una élite intelectual que ha mamado de esos poderes y se suma al coro defenestrador en solidaridad.
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Las cosas no han sido fáciles en este periodo. Puede que Quintero merezca la revocatoria pero igual le pasó a Fico o a Luis Pérez y nadie habló del tema porque supieron alimentar las voracidades correctas.
Como ciudadano común opino que dejen terminar el periodo. Que le sigan desnudando sus actuaciones cuando sea necesario (así no pase nada, como con el jefe de prensa que aportó a medios fantasmas mientras los medios de comunicación comunitarios mendigan una mínima pauta oficial), que también muestren sus logros (tampoco ser tan maniqueos como sus detractores) y dejar hacer los periodistas su trabajo: fiscalizar el poder, no ser cómplices de unos y detractores de otros. Ah, y recalcar que el partido de la tercera y cuarta letra -y sus aliados- no tiene autoridad moral ni ética para ver la viga ajena escondiendo el bosque propio.
Recalco, como ciudadano común opino y tal vez algunos piensan igual.
Adenda: Vamos para mes y medio del asesinato en Armenia del periodista Eliécer Santanilla y el caso muestra irregularidades preocupantes. Lo ideal es que sea trasladado a Bogotá o Cali, donde los tentáculos de la corrupción del departamento sean menos poderosos. #JusticiaParaEliecerSantanilla