La Defensoría del Pueblo de Colombia ha revelado un preocupante incremento en la presencia de grupos armados ilegales en el país, según su más reciente informe de 2024. El documento, que abarca un análisis comparativo entre 2019 y 2024, destaca un crecimiento significativo en la actividad de grupos como el Ejército de Liberación Nacional (ELN), las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC), también conocidas como Clan del Golfo, y las facciones disidentes de las FARC-EP. Este aumento refleja no solo la expansión territorial de estas organizaciones, sino también un fortalecimiento en su capacidad operativa y de control en diferentes regiones del país.
Uno de los hallazgos más destacados del informe es el incremento del 56% en la presencia del Ejército de Liberación Nacional (ELN) durante el periodo de estudio. En 2019, el ELN tenía presencia en 149 municipios, cifra que ha ascendido a 232 en 2024. Este crecimiento ha sido particularmente marcado en el Frente de Guerra Oriental, que opera principalmente en Arauca, y en el Frente de Guerra Nororiental, con fuerte presencia en la subregión del Catatumbo.
Por qué es importante: Este fortalecimiento del ELN se ha dado en un contexto de continuas negociaciones de paz y es interpretado por analistas como una estrategia del grupo para aumentar su influencia territorial y política. El aumento de su accionar ha tenido implicaciones directas en la seguridad de las poblaciones locales, exacerbando la situación humanitaria en varias zonas del país. La expansión de estos grupos armados no solo representa un desafío directo para las autoridades colombianas, sino que también pone en riesgo los esfuerzos por consolidar la paz en regiones que han sido históricamente afectadas por el conflicto armado.
Además, el notable crecimiento de las Autodefensas Gaitanistas de Colombia (AGC), una de las organizaciones criminales más poderosas del país, entre 2019 y 2024, subraya la persistente amenaza que estos grupos representan para la estabilidad y el orden en Colombia. El aumento del 84% en su presencia territorial indica que, a pesar de los esfuerzos gubernamentales, la capacidad de estos grupos para expandir su control sobre diferentes áreas del país sigue siendo significativa.
Detalles: El informe detalla que el Clan del Golfo opera actualmente en 392 municipios, un incremento considerable desde los 213 municipios reportados en 2019. Con un estimado de más de 10.000 integrantes distribuidos en cinco grandes subestructuras, su crecimiento ha sido especialmente pronunciado en el Caribe colombiano, el sur de Bolívar, Córdoba, el Bajo Cauca antioqueño, Urabá y Chocó. Este grupo no solo se fortalece militarmente, sino que también ha establecido redes complejas de alianzas con otras organizaciones criminales, lo que les permite diversificar sus fuentes de ingresos, principalmente a través del narcotráfico y la minería ilegal.
Por otro lado, las facciones disidentes de las FARC-EP han mostrado un incremento del 141% en su presencia a lo largo del territorio colombiano, pasando de 124 municipios en 2019 a 299 en 2024. El Estado Mayor Central (EMC) se destaca como la facción más activa, con operaciones en 234 municipios y un aumento en el número de subestructuras de 14 en 2021 a 26 en la actualidad. Sus principales actividades ilegales están concentradas en el suroccidente colombiano, el oriente antioqueño y el sur de Bolívar.
Contexto: El contexto de estos incrementos se enmarca en un escenario complejo, donde los acuerdos de paz de 2016 con las FARC-EP han generado un vacío de poder en varias regiones, que ha sido rápidamente ocupado por estos grupos armados. A pesar de los esfuerzos del gobierno para implementar el acuerdo de paz y realizar reformas rurales, la falta de presencia estatal en muchas áreas ha permitido que estos grupos se reorganicen y expandan su influencia. El ELN, por ejemplo, ha aprovechado la debilidad del Estado en Arauca y Catatumbo para consolidar su poder y expandir su control sobre rutas estratégicas de narcotráfico y contrabando.
En el caso del Clan del Golfo, su expansión está directamente relacionada con su capacidad para adaptarse a la dinámica del crimen organizado en Colombia. La evolución de este grupo desde una organización paramilitar hasta convertirse en una de las principales fuerzas del narcotráfico en el país, ilustra cómo la criminalidad se ha sofisticado y diversificado, presentando desafíos cada vez mayores para las fuerzas de seguridad.
Panorama general
El crecimiento de estos grupos armados ilegales plantea serios desafíos para la seguridad y la gobernabilidad en Colombia. Las cifras presentadas por la Defensoría del Pueblo son un claro indicativo de la necesidad de redoblar los esfuerzos en políticas de seguridad y estrategias de paz que aborden no solo la desmovilización de combatientes, sino también las causas estructurales que permiten la proliferación de estos grupos.
En resumen, la expansión de estos actores armados refleja un panorama complejo para Colombia en términos de seguridad, desarrollo regional y derechos humanos. La respuesta del Estado y la comunidad internacional será crucial en los próximos años para contrarrestar este fenómeno y avanzar hacia una paz duradera. La importancia de una intervención efectiva y coordinada no solo a nivel nacional, sino también internacional, se vuelve cada vez más evidente ante el panorama presentado por el informe.