No basta con entregar rutas para que Satena funcione

El presidente Gustavo Petro en un acto sin precedentes e histórico reconoció lo que no ha funcionado durante su Gobierno, y es la aerolínea estatal Satena.

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Aunque esto esté en las antípodas de la ideología, creencias y postulados que el Gobierno Nacional creen, los sectores en donde históricamente ha estado y no ha funcionado, y por eso se le ha entregado al sector privado son las aerolíneas.

En el caso de Satena, una entidad que desde hace 16 años viene travesando una situación difícil, pesimamente administrada, muy mal dirigida, con cero búsquedas de mejoramiento y competitividad, nula innovación, malos negocios y venta de algunas aeronaves. Nada más recordar que el Embraer 190, que duró cuatro años archivado para la venta, y la flota de ATR, que por más que el presidente quiera no puede cubrir unas rutas en un radio largo.

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De manera que no basta con que el jefe de Estado y la Aeronáutica Civil le den unas rutas a Satena para que de la noche a la mañana se vuelva competitiva. La aerolínea requiere, como todas, una inversión para mejorar los ítems de seguridad, mantenimiento, eficiencia, renovar y tener claro el programa de la flota aérea; cuantas aeronaves hay y se necesitan, su estado, y sobre todo y como medio no nos oponemos a eso, que exista la necesidad de que vayan a donde los privados no van, pues el Estado no puede permitir que las localidades más remotas de Colombia.

Esta situación se presenta porque no hay trenes debido a que los camioneros no permitan que se construyan estos medios de transporte, y los empresarios y el Gobierno no se han puesto en el propósito de construir trenes. Tampoco tenemos vías, tenemos unas trochas y unas mal llamadas autopistas que son pasos de dos carriles y otros casos de vía sentido.

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Hay poblaciones que sí o sí tienen que ser movilizadas por vía aérea. De manera que la necesidad de una aerolínea estatal que cumpla ese servicio, lastimosamente casi a pérdida (ojalá no fuera así), es imperante y eso no se puede negociar.

Ahora bien, como hacer para que esta entidad vaya donde no van los privados y también tengan unas rutas comerciales rentables que te permitan subsidiar un servicio humanitario, y es ahí donde Satena ha perdido una gran oportunidad.

Nosotros aplaudimos y lo hemos mencionado en editoriales pasadas cuando estaba el ministro Guillermo Reyes que nos parecía una buena idea la de comprar aviones, que algunos iban para las aerolíneas Viva y Ultra, y que tenían negociaciones para la realización de algunas aeronaves, lo cual nunca sucedió.

Si Satena pudiese competir o ampliar su flota aprovechando sus buenas relaciones con Brasil, de esos 10 que son tan eficientes, útiles, rápidos y cómodos, y por ejemplo, aumentar la cobertura de trayectos como Bogotá – Medellín, Medellín –Bogotá, Cali – Bogotá, Medellín – Barranquilla, Medellín – Cartagena, Bogotá – Cartagena, con Cúcuta, Bucaramanga. Esto con el objetivo de buscar que pueda tener mínimo una flota de 10 buenos aviones y que se encarguen todo el día de cubrir estas rutas nacionales, mientras que los ATR cubren las nacionales. Todo lo que tiene que ver con el pacífico, caribe, los llanos, etc.

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Satena requiere rutas internacionales

Por su parte, a nivel de rutas internacionales Satena tendría que hacer un esfuerzo de buscar subsidios para comprar más aviones mediante un aporte económico entregado por la Sociedad de Activos Especiales – SAE, y que con esto puedan transportar a una gran cantidad de personas y cubrir rutas hacia Venezuela, la cual fue uno de los caprichosos del Gobierno al comienzo, a Estados Unidos, Ecuador, México, etc.

Satena será medianamente sostenible financieramente cuando tenga aerolíneas que le reporten una utilidad, pero hoy son cientos de personas las que quisieran viajar de Medellín a Bogotá en los jet de esta aerolínea, pero no lo pueden hacer porque no están disponibles y de los pocos aviones que hay no tienen sillas disponibles.

No basta con entregar rutas para que Satena funcione
Foto tomada de: Satena

Por último, rescatamos el llamado de Petro al ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, para mirar que pasa con este tipo de empresas. Actualmente el Gobierno tiene, heredado de otras Presidencias de la República, una serie de empresas y activos que hoy no reportan ninguna utilidad, sino que muchas generan pérdidas y uno no comprende como el Estado no toma algunas decisiones sobre estas participaciones.

Ojalá el ministro pueda realizar esta revisión en cuanto a las sociedades que tiene el Gobierno, y ahora que están en un año de vacas flacas, puedan salir a vender participaciones y empresas tengan que no son rentables. Además, de que el Estado pueda reorganizar sus finanzas, lo cual es uno de los grandes retos de la Presidencia de la República.

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