El presidente de Colombia, Gustavo Petro, admitió haber cometido un error al publicar en su cuenta de X información confidencial sobre el conflicto armado en el país.
En la publicación, realizada el pasado 2 de febrero, Petro reveló la presunta ubicación de un campamento del Ejército de Liberación Nacional (ELN) en la región del Catatumbo, una zona históricamente afectada por la violencia y la presencia de grupos armados ilegales.
Petro admite error tras divulgar ubicación del ELN y desata controversia
Durante un consejo de ministros llevado a cabo este martes, el mandatario hizo referencia al incidente y reconoció su equivocación. «El Tiempo trata de insinuar que hay miembros de las fuerzas que están muy molestos con el presidente porque cometí un error con un trino. Casi no me pasa, pero me pasó, se me fue», afirmó Petro frente a su gabinete ministerial.

Petro también aprovechó la ocasión para criticar una publicación de un diario capitalino, en la que se afirmaba que la filtración de la información generó malestar entre las filas del Ejército. No obstante, el presidente defendió su acción argumentando que la información sobre la ubicación del campamento del ELN le había sido proporcionada por campesinos de la zona.
El mensaje en cuestión fue acompañado por una imagen de Google Maps con la supuesta localización del campamento insurgente en la vereda Puerto Barracas, en el municipio de Tibú, Norte de Santander.
La publicación incluso contenía coordenadas específicas: «8.906027-72.98610». El hecho ha generado una serie de reacciones en diferentes sectores, especialmente dentro de las Fuerzas Militares, donde se teme que la exposición de datos sensibles pueda comprometer operaciones estratégicas en la región.
Más allá de la controversia, Petro volvió a criticar al ELN y su accionar en el territorio, señalando que este grupo ha desviado sus objetivos revolucionarios para adoptar prácticas mafiosas. «Sus fusiles no son de uso revolucionario, sino mafioso.
Están siguiendo el camino de Pablo Escobar», manifestó el presidente, subrayando la evolución del grupo armado hacia actividades ilegales relacionadas con el narcotráfico y la extorsión.
El episodio ha reabierto el debate sobre el manejo de la información reservada por parte del Gobierno y la necesidad de proteger la seguridad nacional en medio de un proceso de negociación con el ELN que se mantiene en un punto crítico.

Mientras tanto, expertos en seguridad han advertido que la divulgación de datos sensibles podría poner en riesgo tanto a las tropas como a la población civil que habita en las zonas de conflicto.
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