El informe del Banco Mundial titulado «Tendencias recientes de pobreza y desigualdad en América Latina y el Caribe» destaca un panorama alentador para la región. La investigación revela que la pobreza ha disminuido significativamente, alcanzando un récord del 25%, la cifra más baja desde el inicio del siglo XXI.
Informe del Banco Mundial sobre pobreza y desigualdad en América Latina y el Caribe
El análisis del Banco Mundial también se centra en Colombia, donde se ha observado un crecimiento notable en la clase media. Según el informe, el porcentaje de colombianos clasificados como «clase media» aumentó un 4,7%, alcanzando así el 34% de la población en 2023, lo que equivale a aproximadamente 17,9 millones de personas.
Sin embargo, a pesar de estos logros, Colombia ocupa el decimotercer lugar entre las 15 economías estudiadas, lo que indica que el país aún tiene un largo camino por recorrer en comparación con otros de la región. Uruguay y Chile lideran en este ámbito, con cifras que ascienden al 67,7% y 65,4%, respectivamente.
Un aspecto crucial que se resalta en el informe es la reducción de la pobreza extrema. La proporción de personas que vive con menos de US$2,15 al día ha disminuido un 6,4% entre 2021 y 2023, cerrando el año pasado con un 32,4%. El Banco Mundial también destacó que la pobreza extrema en América Latina y el Caribe se sitúa en un 3,9%, una mejora notable desde el 4,9% registrado en 2016.
Según el Banco Mundial, el principal motor detrás de esta reducción en la pobreza y la desigualdad ha sido el ingreso laboral. «El ingreso laboral fue el principal motor de la reducción de la pobreza y la desigualdad en ALC entre 2021 y 2023″. En contraste, los ingresos no laborales cayeron después de la pandemia debido a la menor cantidad de transferencias en efectivo», explica el informe.
A pesar de los avances, el informe también revela que los jóvenes son los más afectados por la pobreza en la región. Se estima que el 54,5% de la población pobre en América Latina y el Caribe tiene entre cero y 24 años. Esto plantea un desafío importante para los gobiernos y las instituciones, que deben centrar esfuerzos en políticas que mejoren las oportunidades educativas y laborales para esta población vulnerable.
La relación entre la educación y la pobreza es clara. A medida que aumenta el nivel educativo, disminuye la probabilidad de caer en la pobreza. El informe indica que solo cuatro de cada 100 personas con educación terciaria viven en condiciones de pobreza, mientras que el 45,3% de quienes solo completaron la educación primaria se encuentra en esta situación.
A pesar de los avances en la reducción de la pobreza, la desigualdad sigue siendo un problema acuciante en la región. El Banco Mundial subraya que América Latina y el Caribe continúa siendo una de las regiones más desiguales del mundo, con Colombia y Brasil presentando algunos de los peores registros en términos de desigualdad. Los coeficientes de Gini para Colombia y Brasil son 53,9 y 51,5, respectivamente, ambos por encima de la media regional de 49,8.
Por otro lado, países como República Dominicana y El Salvador muestran niveles más bajos de desigualdad, con coeficientes de Gini por debajo de 40 puntos. En términos de subregiones, Centroamérica se destaca como la más desigual, con un coeficiente de Gini de 49,9, seguida de América Latina y el Caribe, que presenta una cifra similar.
El informe del Banco Mundial presenta un panorama mixto para América Latina y el Caribe. Si bien la reducción de la pobreza y el crecimiento de la clase media son señales positivas, la persistencia de la desigualdad y el alto porcentaje de jóvenes en condiciones de pobreza subrayan la necesidad de adoptar políticas más efectivas.
Los gobiernos de la región deben implementar estrategias que no solo promuevan el crecimiento económico, sino que también aseguren que los beneficios de este crecimiento sean distribuidos de manera equitativa entre todos los segmentos de la población.
El acceso a la educación, la creación de empleos dignos y la mejora de las condiciones laborales son esenciales para lograr una reducción sostenible de la pobreza y la desigualdad en América Latina y el Caribe.
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