Colombia tiene que entender cuál es su papel, cuál es su tamaño en el concierto internacional, pero específicamente a nivel económico, cómo está y cómo puede salir afectada o beneficiada de llevarse a cabo todos o la mayoría de los planteamientos económicos que Donald Trump realizó en campaña.
Primero, el dinero de los inversionistas de empresas de distintas compañías, el dinero que se mueve en el mundo, lo hace gracias a encontrar lugares atractivos, incentivos, políticas seductoras, modelos exitosos; casi que nos remontaríamos a hablar de una condición humana: la gente se mueve a través de unos incentivos y a través de unos objetivos que se plantean y de los intereses.
Ahí está la primera pregunta que tiene que hacerse Colombia hacia adentro. ¿Nosotros somos lo suficientemente atractivos, interesantes, damos beneficios, damos intereses, estamos entregando un valor destacable para el comercio internacional? Hoy quizás, Colombia tiene ese atractivo que tuvo hace muchos años. Nosotros creemos que no.
Cuando hacemos referencia a temas atractivos, no hablamos de temas turísticos o temas afines, estamos hablando netamente de macroeconomía, porque si Donald Trump lleva a cabo su idea, por ejemplo, de disminuir la tasa de impuesto corporativo de 21% a 15%. Esa reducción que ya hoy es lo suficientemente significativa respecto a la que cobra Colombia, será mucho peor.
Recordemos que Colombia tuvo, hasta el gobierno Duque, dos cambios significativos de impuestos corporativos, Iván Duque hizo una reducción, lo criticaron y luego, en su última reforma tributaria, volvió a subir el impuesto corporativo para las empresas, dejándolo en un muy apetitoso y atractivo (ironía) 35%.
Si Estados Unidos hoy tiene una tasa de renta corporativa del 21% y va a ir al 15%, estaríamos hablando de que, de permanecer las condiciones estables en Colombia, Estados Unidos sería solamente en ese aspecto un 20% más rentable, atractivo y generoso que Colombia, eso sin contar las otras variables, que ya vamos a usar.
En un lenguaje más práctico, el beneficio que van a recibir las empresas y, por ende, sus inversionistas va a ser considerablemente mayor en Estados Unidos que en Colombia, de manera que es el primer punto que el actual gobierno tiene que analizar o tenía que estar analizando desde hace una semana. ¿Cómo van a afrontar semejante escenario?
Este año quedó comprobado que Colombia es, dentro del club de la OCDE, el país menos atractivo porque tiene las peores tasas para atraer a los inversionistas internacionales. ¿Eso qué significa? Que si Colombia no hace nada y si permanece como está con su modeloMODELO TRIBUTACIÓN
inverso de tributación (donde las empresas tributan más que las personas cuando debería ser lo contrario), Colombia se vería enfrentada, no solamente a una fuerte salida de capitales (dólares), sino a una notable reducción en el ingreso de las divisas.
Eso para Colombia y sus ciudadanos, no solo el gobierno, sería una muy mala noticia y realidad, porque ya sabemos que una tasa de cambio por el dólar tan alta como la que ha tenido Colombia desde hace dos años y medio, no solo afecta el consumo, las importaciones, donde Colombia importa un 70% de lo que consume, sino que traería mucho más rezago y brechas en la mayoría de sectores de desarrollo económico.
A Colombia no le conviene tener un dólar por encima de 3.500 pesos, ahora mucho menos por niveles cercanos a los 5.000; los otros asteriscos a analizar son. Si la sola tasa de tributación no es atractiva para las personas, ¿qué pasaría si unos inversionistas dijeran «no me importa, Colombia es muy importante y lo vamos a hacer»? Se encontrarían con que hoy en día no hay seguridad tributaria, mucho menos jurídica y tampoco seguridad física.
En la industria minero-energética, hay unas políticas deliberadas ejecutándose en contra de estos sectores; uno de esos sectores va a ser, quizá, uno de los mayores beneficiados con el gobierno de Donald Trump, entonces ahí ya vamos en dos a cero. Si Colombia no ofrece ni condiciones económicas y mucho menos físicas, jurídicas o tributarias, entonces, ¿qué es lo que el Estado está ofreciendo Colombia al inversionista?
Si nos vamos a un tercer renglón, tendríamos que hablar de que hoy Colombia no le está ofreciendo a esa inversión una facilidad en términos de contratación laboral, tampoco en infraestructura competitiva como aeropuertos, puertos, vías, redes férreas. Quizá el mayor inconveniente de todos es que políticamente hay una gran separación entre las cabezas de Estados Unidos y Colombia y tampoco eso va a resultar beneficioso.
El gobierno colombiano debería estar revisando cómo enfrentar esto; es su responsabilidad. No solamente es necesario, sino que es urgente y podría traer graves complicaciones de no adelantar esto, y también está en la ciudadanía exigir que el gobierno se anticipe a estas situaciones para que tome medidas en beneficio de la industria colombiana.
La gente se podría preguntar por medidas, ¿cómo cuáles? Quizá la primera es la más fundamental: reformar su sistema tributario, reducir competitivamente el impuesto que se le cobra a las empresas y, con base en eso, empezar a perfilarse como un lugar más amigable para las inversiones en Latinoamérica.
Hay que recordar que no solo es una competencia con Estados Unidos, en la cual siempre Colombia va a perder, pero eso está dentro del presupuesto. La real competencia de nosotros es cómo hacemos que esos capitales no se vayan para México, Perú, Brasil, Ecuador, Costa Rica, El Salvador o países como Paraguay o Uruguay. La pelota que está en la cancha del Gobierno colombiano.
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