La tos ferina —también llamada “tos de los 100 días” o pertussis— vuelve a encender las alarmas sanitarias en Colombia. Solo en lo corrido de 2025, el Instituto Nacional de Salud (INS) ha registrado 3.111 casos probables y 427 confirmados, con siete muertes asociadas, la cifra más alta desde 2019.
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El repunte ha puesto a prueba los servicios pediátricos y reabierto el debate sobre la caída en las coberturas de vacunación. Además, muchos colombianos están preocupados por el pico de caso de esta enfermedad. A continuación le explicamos todos los detalles.
Un viejo enemigo con nuevo ímpetu
Descrita por primera vez en 1578, la coqueluche pasó de ser una de las mayores causas de mortalidad infantil a una enfermedad controlable tras la introducción de la vacuna DTP en los años cuarenta.
Sin embargo, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) advierte que, tras la pandemia de COVID-19, las coberturas de la tercera dosis (DTP3) descendieron de 90 % a 88 % en la región, con caídas notables en Colombia.
La bacteria Bordetella pertussis ha aprovechado esa brecha: en el periodo epidemiológico V de 2025 (semanas 1-20) Colombia ya sumaba 2.269 notificaciones preliminares, más del cuádruple de todo 2024.
Radiografía del brote 2025 de la tos ferina en Colombia
Entre la semana 1 y la 24 (14 de junio) se confirmaron 166 casos en Bogotá y 99 en Antioquia; Cundinamarca (25) y Huila (22) completan el cuadro. Las siete defunciones se concentraron en menores de un año y tres correspondieron a comunidades indígenas.
El INS también reporta alza focal en Santander: 35 casos probables y 11 confirmados hasta el 21 de junio, cuando en 2024 la incidencia local había sido prácticamente nula.
En los análisis preliminares, el 56 % de los pacientes presenta tos paroxística y 31 % cianosis; el 13 % sufre apnea, el signo más peligroso en lactantes.
¿Por qué vuelve la pertussis?
La OPS atribuye el rebrote a tres factores principales:
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Cobertura vacunal insuficiente. En Colombia la Semana de la Vacunación en las Américas no consiguió recuperar el ritmo previo a 2020; los registros nacionales muestran bolsillos urbanos y rurales por debajo de 80 %.
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Cambios demográficos. A medida que la inmunidad natural y la inducida por la vacuna disminuyen (cada 4-6 años), adolescentes y adultos se convierten en vectores silenciosos que contagian a bebés sin esquema completo.
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Desinformación y acceso. Grupos antivacunas y barreras geográficas retrasan los refuerzos, especialmente en zonas indígenas y rurales dispersas, donde ya se han identificado 59 contagios en 2025.
Síntomas y fases de la enfermedad
La infección atraviesa tres etapas: catarral (parecida a un resfriado), paroxística (ataques intensos de tos seguidos de un silbido inspiratorio) y convalecencia. El periodo crítico dura de cuatro a seis semanas, pero la tos puede prolongarse tres meses.
Complicaciones frecuentes incluyen neumonía, convulsiones y encefalopatía. En lactantes, episodios de apnea y dificultad para alimentarse exigen atención hospitalaria inmediata.
El Programa Ampliado de Inmunizaciones (PAI) ofrece la pentavalente a los 2, 4, 6 y 18 meses y un refuerzo DPT a los 5 años. Desde 2015 se aplica, además, una dosis Tdap a gestantes desde la semana 26 —o la 20 en áreas de difícil acceso— para proteger al recién nacido.
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Expertos recuerdan que los adultos deben recibir un refuerzo cada década y que el personal de salud y cuidadores de bebés debe mantener esquemas actualizados. Mientras avanza la vacunación, el Ministerio de Salud insiste en medidas sencillas: uso de mascarilla ante síntomas respiratorios, lavado frecuente de manos y evitar visitas a recién nacidos si se padece tos persistente.
El ascenso de la tos ferina en Colombia es un recordatorio de que las enfermedades prevenibles pueden resurgir cuando bajamos la guardia. Asegurar esquemas de vacunación completos y reforzar la vigilancia epidemiológica son tareas inaplazables para familias y autoridades.
El brote de 2025 todavía puede contenerse; de la responsabilidad colectiva dependerá que la “tos de los 100 días” no vuelva a ser protagonista permanente en las salas de urgencias.