El retorno de los niños a los colegios privados a partir del mes de agosto, ha desatado toda clase de debates, no solamente entre los padres de los niños, sino, de todas las familias, inclusive ya escala a un nivel político. Algunos padres se rehúsan a que sus niños vuelvan a los colegios mientras el coronavirus sigue activo, y sobre todo en estos momentos, cuando se aproxima Colombia a su pico de contagios, por lo cual entienden cierta parte de los padres de familia que no están de acuerdo con ese regreso, que no tendría sentido, no tendría lógica, enviar a los niños cuando los casos están aumentando.
Para juicio de muchos, decirle a niños entre los cuatro y nueve años de edad, que se distancien de sus compañeros, que no los toquen, que se laven las manos cada que toquen algo, que no jueguen, que no hagan lo que es de niños, divertirse, explorar el mundo, ensuciarse, caerse, jugar en un columpio, en un mataculin, es un tarea imposible. No habría ni siquiera la cantidad de profesores para tratar de controlar este tipo de comportamientos.
De manera que existe también esa duda, como muchas, sobre los conceptos que la Organización Mundial de la Salud, ha dado, respectos al papel de los niños en el coronavirus. En algún momento se habló de que los niños eran la población menos riesgosa, luego que también junto con los adultos eran quienes más podrían verse afectados, después decían que eran quienes más fácil lo transportaban pero siendo asintomáticos. Lo cierto es que al día de hoy, al mes de junio, aún no está claro cuál es el papel de los niños frente al coronavirus, como tampoco de los adultos. Nada más recientemente teníamos otras declaraciones de la OMS donde hablaba que el coronavirus no lo trasmitían las personas asintomáticas.
La parte de los padres de familia que si creen que es momento para que los niños vuelvan, defienden la tesis de que todavía se demora una vacuna o un tratamiento, y que los niños no pueden perder más tiempo sin educación, a diferencia de algunos que han mencionado que no les importaría incluso que sus hijos pierdan el año, pero cuidar su salud. Y es que en muchos de estos casos, se ha evidenciado que existen familias en donde habitan personas mayores de 65 o 70 años, con preexistencias, que hacen parte de esa población más vulnerable definida por el Gobierno. Por lo cual sería para muchos padres una irresponsabilidad haberse cuidado todos estos meses, para que luego los niños lleven el virus a sus casas y puedan contagiar a sus abuelos u otros familiares que convivan con ellos y estén en este grupo de población vulnerable.
Sobre la posición de los colegios se ha podido encontrar que estos garantizan ciertos protocolos de seguridad, como los que se han manejado para la apertura de otros lugares donde podría haber aglomeraciones. Sin embargo, para ese consenso de padres aún no está claro que sirva. De manera en que, parece bastante difícil que retorne la totalidad de los niños a sus colegios privados en Colombia, mientras permanezca no solamente ese aumento de casos, sino mientras no esté controlada la pandemia.
Si miramos lo que ha pasado a nivel mundial, en Corea del Sur, no volvieron todos al mismo tiempo, primero regresaron los alumnos de tercer año de bachillerato, para que puedan tomar las decisiones apropiadas sobre su vida universitaria. Así garantizaban el cumplimiento de las medidas de bioseguridad establecidas, como el distanciamiento social y el futuro de los estudiantes. Después de que la situación ha mejorado notoriamente, los centros de preescolares, de primaria y secundaria, iniciaron el 1° de junio.
Mientras que por ejemplo en Vietnam, la mayor parte de los 22 millones de estudiantes regresó a clases en mayo después de un mes sin funcionamiento. Para esto estableció nuevos horarios y continúa dictando clases en línea y televisadas, reduciendo las clases presenciales.
Por otro lado los estudiantes en Austria fueron divididos en grupos para ir a los colegios día por medio y garantizar el distanciamiento social establecido. Mientras unos niños toman sus clases por internet, otros lo hacen de manera presencial.
En Israel, se dio inicio con un retorno escalonado durante algunas semanas, con un límite máximo de 17 estudiantes por salón de clase. No obstante, muchos padres presentaban nervios, ya que el 60% de estos regresaban a las aulas, lo que para muchos representaba un riesgo.
Dinamarca, uno de los países europeos en cerrar primero las tiendas, restaurantes y escuelas, reabrió sus puertas a sus estudiantes. Dentro de los salones de clase, las mesas permanecen a una distancia de dos metros y los estudiantes deben almorzar en las aulas de clase, con el objetivo de evitar que se reúnan con sus amigos en los descansos. No obstante en Alemania se les pide a los estudiantes que tengas conciencia y mantengan el distanciamiento social dentro y fuera de los salones de clase.
Sin embargo, en países como Australia el gobierno pidió a las personas de mayor edad o de mayor riesgo frente al virus, trabajar desde casa. Adicionalmente, algunas escuelas están haciendo uso de la señalización para establecer el distanciamiento social y las direcciones de movimiento, con el fin de garantizar que los estudiantes y maestros mantengan el distanciamiento apropiado para la seguridad propia y común.
No obstante, hay países que han implementado estrategias con materiales, para garantizar la separación, en especial de los niños que menos conciencia tienen. En China, algunas escuelas de primaria, han entregado a los niños sombreros grandes, que les ayudan a mantener y establecer el distanciamiento social requerido dentro del aula.
Adicional a todas las diferentes estrategias utilizadas, el uso del tapabocas continúa siendo obligatoria en todas partes. Lo que para algunos psicólogos representa una afectación para la concentración y el buen aprendizaje de los estudiantes.