Una reforma tributaria como asalto a mano armada

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Pretender exprimir a los colombianos que llevan pagando impuestos toda la vida con el propósito de una falsa solidaridad sostenible y con otra clase de impuestos que tienen remoquetes de cuentos de hadas para meter la mano, es reprochable, mezquino y solo incita a la desobediencia civil.


Por: Andrés Gaviria Cano

El Congreso no debe votar esa reforma tributaria.

Como una lista de regalos a Papá Noel, el Gobierno colombiano, en cabeza del ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla y el presidente Iván Duque – el mismo que hablaba de más salario menos impuestos, un Gobierno de austeridad y una reactivación económica, entre otras miles de palabras que los politiqueros dicen en campaña – buscan, como si estuviéramos en época de bonanza, recaudar 26,1 billones de pesos con esta nueva reforma tributaria, algo díscolo, utópico e irresponsable, no sólo porque estamos en una de las peores crisis económicas que puede enfrentar el país, sino porque el Gobierno Duque se apunta a su tercera reforma tributaria en tres años de mandato.

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En caso de que el Centro Democrático estuviera en la oposición, tendría cartelitos en las curules del Senado criticando y no bajarían al presidente de turno de ser un mandatario derrochón.

Esta reforma tributaria está divorciada absolutamente de los preceptos naturales orgánicos y coherentes de un sistema tributario progresivo, efectivo y diferencial, por lo que ya es imposible de aprobar debido a que no grava a las personas que nunca han pagado impuestos cuando debería ser así, insisto, un impuesto diferencial, que toda persona que devengue un salario formal en Colombia, aunque sea desde un salario mínimo, declarare renta y pague, sea una tarifa de $20.000 al año, y si la quieren ver insignificante, la veo significativa, pero primero hay que crear y fomentar la cultura de pago de impuestos en Colombia y que todos aportemos.

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Realmente la relación 70-30, el 30% de los colombianos paga impuestos para mantener al 70% de los demás colombianos y al 50% del presupuesto que se lleva el Estado colombiano en funcionamiento, no es sostenible.

Vemos cómo se quiere aumentar los ya numerosos programas asistencialistas que fomentan el subsidio, el socialismo, proyectos que el mismísimo Hugo Chávez estaría feliz de implementar. No nos cabe un impuesto de subsidio más: pagamos subsidios a los servicios públicos, Sisbén, Ingreso Solidario, Jóvenes en Acción, Familias en Acción y otra clase de programas que seguramente no conocemos, pero que están destinados a repartir dinero a diestra y siniestra; por eso hoy tantas personas prefieren no conseguir empleo porque pierden las ayudas del gobierno y ahora éste prevé aumentarlos más.

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Los servicios públicos quedarían excluidos de IVA para los estratos, 1, 2 y 3, pero al estrato 4 y 5 y 6 le quieren implementar el IVA, sumado al subsidio que le pagamos a los estratos eximidos doblemente.

Llega un impuesto al servicio telefónico local, donde también se exime a los mismos estratos de siempre, se grava los servicios postales y de mensajería con 19%. La renta, que debería ampliar su base gravable, no se aumenta; el impuesto solidario del 10 % para los funcionarios públicos que ganen más de diez millones de pesos es insostenible jurídicamente y es un impuesto que no es solidario, es confiscatorio. Uno es solidario por autonomía, no porque se lo exige una ley.

Proponen con esta reforma tributaria que los ingresos por concepto de auxilio de cesantías e intereses sobre las cesantías paguen impuesto. Se crea un impuesto denominado ‘impuesto temporal’ y ya sabemos que en Colombia no hay nada más eterno que lo temporal; un impuesto solidario a la riqueza y que será adicional al impuesto de renta; un impuesto para las personas que tengan un valor igual o superior a 134.000 UVT, es decir, 4.865 millones de pesos; se autoriza la construcción de peajes en las ciudades; permiten otro impuesto para los vehículos; avalan una nueva sobretasa a la gasolina, pero el gobierno no toca las motos, ya que no pagan peaje, impuesto de rodamiento y tampoco IVA

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Esto es una reforma absolutamente populista, que ahuyenta la inversión, espanta a los empresarios locales, diciéndole a los colombianos que producen dinero: no los queremos acá, váyanse para Estados Unidos, Panamá o Europa, porque aquí estamos en una cultura de subsidiar al 70 % de la población, porque creemos que el subsidio y el Estado es lo único que mueve el país, los empresarios nos estorban.

Lamento mucho que el país atraviese por esta situación, que tenga un Gobierno indolente, incapaz, absurdamente grande, un Congreso desbordado, congresistas ineptos que van a aprobar esta reforma porque se van a vender al mejor postor y los únicos perjudicados serán los ciudadanos, que eso quede claro, porque los que ponen los impuestos tienen el salario asegurado y no tienen que trabajar mucho por ello.

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Sigan votando por el que dice el expresidente Álvaro Uribe, sigan votando sin leer, analizar, pensar o cuestionar, que a Colombia se la están tirando, y el presidente Iván Duque y su presidente Uribe Vélez – que ahora habla de salvar al país en el 2022 -, están poniendo tapete rojo a Gustavo Petro, porque toda la gente que el gobierno hoy está subsidiando son electores de Gustavo Petro y no van a ir a votar por el que diga Uribe.

No hay nada más que decir, es realmente peor de lo que se esperaba, pero no sorprende proviniendo de este gobierno.

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