Por una reforma tributaria virtuosa

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«Virtuosa sería una reforma tributaria que reduciendo las tarifas aumentara el recaudo y estimulara el crecimiento de la economía».


Por: Luis Guillermo Vélez

Si los números de los expertos contratados por la DIAN son correctos, Colombia está en condiciones de realizar la reforma tributaria más virtuosa de todos los tiempos.

Según la Comisión de expertos en beneficios tributarios (CEBT), “el costo fiscal de los beneficios tributarios” – expresión que nunca me ha gustado porque sugiere que el contribuyente se está quedando con lo que no es suyo – asciende a 92 billones de pesos, 75 por IVA y el resto por renta y otros impuestos menores.

En 2019, año base de los cálculos de la CEBT, el recaudo del IVA fue de 44 billones. Con una tarifa única de 19% – sin exclusiones, exenciones, ni tarifas diferenciales – el recaudo total habría sido de 119 billones. Esto significa que cada punto del IVA habría rendido 6,2 billones.

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Como los “costos fiscales” de los que se habla resultan de la estructura del impuesto – exenciones, exclusiones y tarifas diferenciales – y no del nivel de la tarifa, puede concluirse que una tarifa única de 10% habría permitido en 2019 un recaudo de 62 billones, es decir, 18 más que el recaudo efectivo de ese año y tres más de lo que pretende el gobierno con la anunciada reforma tributaria.

Unos cinco billones podrían destinarse a ampliar la cuantía de la devolución del IVA y el número de familias beneficiadas. Esa suma alcanzaría para hacer una devolución anual de 2,5 millones de pesos a 2 millones de familias, es decir, 208.000 pesos mensuales, lo que equivale al 6% del valor de la canasta familiar en 2019. Con la devolución, esas familias estarían pagando un 4% de IVA, haciendo de nuestro sistema tributario uno de los más progresivos del mundo.

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Con un recorte de gasto burocrático y asistencialista mal focalizado de unos 4 ó 5 billones, esta reforma tributaria – que ahí sí podría llamarse reforma fiscal – permitiría reducir en un par de puntos los impuestos a las empresas y dejar en paz la renta de las personas naturales y aún así empezar a generar un superávit primario.  

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