Hoy la mayoría de las quejas en el país recaen, por ejemplo, en las basuras, en el desorden, en la fealdad de muchas ciudades, en la mugre, en la contaminación de ríos, en los malos olores y ni más faltaba, esto es un gran malestar para cualquier ciudad, trae problemas de salubridad muy serios, pero un alcalde solo no hace milagros; si la ciudadanía va a seguir pretendiendo que el alcalde de turno, el gobernador de turno o el presidente de turno sea el que le solucione todos los problemas, casi como de padre o de madre, pues ya lo que tenemos es un problema mucho más profundo y más grande.
Si los esfuerzos que hacen las administraciones, contratando personas, para lavar, limpiar las calles, recoger las basuras, hacer reciclaje, y mantener una ciudad presentable, se chocan con una ciudadanía que sigue tirando las basuras al suelo, que sigue sacando las basuras cuando no es, que es una ciudadanía que tira los desechos al río, es una ciudadanía que definitivamente no tiene ningún compromiso con la preservación del medio ambiente, de las zonas verdes; no recogen el excremento de sus perros, o sea, no son buenos ciudadanos. Con esta cultura, no vamos a llegar a ningún Pereira.
Esto mismo pasa con la falta de cooperación ciudadana y aquí es una invitación de doble vía. Si los gobernantes no abren lo más pronto posible una línea, una aplicación, un canal para recibir quejas, denuncias, sugerencias, ideas por parte de la ciudadanía, se complica el hecho de enterarse de todo lo que acontece en un territorio. Qué difícil si los gobernantes no empiezan a conocer dónde están los huecos, dónde están las vías, los parques, los puntos a los que hay que hacerles mantenimiento.
El llamado central de este editorial es que con alcaldes buenos y gobernadores buenos no es suficiente; aquí necesitamos personas comprometidas, una ciudadanía activa que le ayude a los gobernantes. Les pedimos a los gobernantes que escuchen, que abran líneas, que atiendan las sugerencias de las personas, las denuncias, pero también que tengan mano dura. Los gobernantes tienen que ejercer una labor de aplicar sanciones económicas a quienes no sean buenos ciudadanos. No se puede entender como arte, ni como libre expresión, ir a rayar todas las paredes de la ciudad porque es lo que se me dio la gana.
Esto se convierte en un círculo vicioso que necesita soluciones íntegras, profundas y radicales, pero también un compromiso de absolutamente todos. Hay un punto importante y son los semáforos en rojo; las alcaldías lograrán instalar las fotomultas en todos los semáforos para multar a quien se pase el semáforo en rojo y haga doble línea, o no marque el pare. Eso sería lo ideal, pero estamos lejos de eso. Entonces, ¿por qué los ciudadanos siguen robándose los giros, no ponen direccionales, no marcan los pares, los motociclistas violan el semáforo en rojo, circulan por los andenes, circulan por los carriles de los sistemas de transporte público? ¿Por qué se siguen colando en los sistemas de transporte público?
El compromiso ciudadano es fundamental para los alcaldes
Es importante resaltar que la cooperación ciudadana, debe encargarse de apoyar al gobierno, por ejemplo, en materia de seguridad; hoy la ciudadanía tiene celulares, hoy tiene una comunicación más eficaz con el mundo. A la gente le encanta grabar lo que pasa en las calles, pues perfecto que lo graben, pero que denuncien, que graben bien, que tomen registros de placas, que adviertan de actividades sospechosas, de personas que no circulan con las placas legibles, las placas que están alteradas, personas sospechosas en un lugar; ese también es un frente que es de trabajo mancomunado. Esto no se trata solamente de pedirle a los gobernantes, de pedirle al alcalde que haga, porque el alcalde no es un superhéroe, ni los funcionarios tampoco lo son; todos son humanos, todos se cansan. De esta manera, es un mecanismo de doble vía donde se tiene que tener pedagogía, pero también sanciones que conlleven a un compromiso colectivo de tener mejores ciudades.
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