Es tarde, pero todavía estamos a tiempo de demostrarle al gobierno y al país entero que este sector es realmente indispensable y esencial para movilizar y transformar a Colombia. Es un aliado más, no un obstáculo.
Particularmente, he asistido a innumerables seminarios, congresos y foros. Estos son espacios ideales para conocer avances, descubrir nuevos mecanismos de trabajo y las noticias más relevantes del sector. Poder intercambiar ideas y la oportunidad de conocer la realidad más cercana a cada uno de los proyectos que hay en todo el país.
Sin embargo, siempre me quedo con las mismas sensaciones y cada vez con la idea de que al sector le está faltando salirse de las paredes de los recintos, llegar a tocar las fibras en todo el país y no quedarse solo en las ciudades capitales. Además, es un sector que realmente está teniendo presencia en muchísimos lugares a los cuales el Estado ni siquiera ha llegado, y son las empresas del sector las que, de alguna manera, asumen las funciones de un gobierno. Paradójicamente, son estas empresas las que a menudo se ven en aprietos y quedan debiendo a causa del mismo incumplimiento e irresponsabilidad del propio Estado.
En ese sentido, creo que las principales conversaciones tienen que ir dirigidas, no solamente a los vecinos, a quienes hoy tienen una visión alejada de la realidad. Hoy hay más empresas del sector cuidando cuencas, ríos, quebradas, bosques, montañas, incluso selvas que el mismo estado. La inversión que se ha hecho en hospitales, carreteras, colegios, centros culturales, es solamente digna de empresas que están comprometidas con el desarrollo de un país y no hacen esto solo por tomar una foto para la galería y cumplir un compromiso social.
En este contexto, el sector debe de replantearse. Aunque es fácil culpar al sector de muchísimos problemas, pero la realidad innegable es que este país depende en gran medida del sector minero-energético. Y, peor aún, han intentado crear narrativas donde señalan que el sector no es necesario para la transición energética, pero la verdad es que sin su contribución, el país enfrentaría un desastre completo. No puede haber una mentira más grande que esa, no puede haber una narrativa más obtusa que esa.
Todos sabemos, y no es necesario tener estudios superiores, para conocer que el sector no solo ayuda, sino que es necesario para construir vehículos eléctricos de todo tipo. Sin la industria, sería imposible.
No solamente es necesario en los minerales que se demandan en esta nueva era de lucha contra el cambio climático, sin entrar en negacionismos. Lo único importante es promover los consensos de que se puede y es necesario convivir y trabajar entre todos.
Entonces, afuera de los recintos, hay miles de personas que hoy necesitan, e incluso, quieren aprender sobre el sector. Hay que hacer pedagogía, hay que estar en los medios de comunicación, hay que salir a todas las regiones, hay que hacer evidente y tangible el cómo esta industria es necesaria.
Muchos optan por querer guardar un bajo perfil, no decir nada, ni ganar protagonismos, pero ese no es el punto, porque luego para actuar será muy tarde. Tampoco se trata de cómo algunas empresas hicieron en el pasado; hacerse patrocinadores de un equipo de fútbol u organizar conciertos en un río, ni más faltaba, eso es de otro estilo y de malos tiempos que perjudicaron mucho al sector.
Los congresos del sector minero deben dar un paso a la acción
Hoy, lo que se necesita es un sector con el conocimiento, con la previsión y el acervo de soporte probatorio de que esta es una industria con un impacto gigantesco en el país y un aliado del progreso. Acá los únicos que constituyen una amenaza para el país son quienes ejercen la minería ilegal, contaminan ríos, deforestan, y tienen en condiciones de esclavitud a miles de colombianos en situaciones totalmente deplorables e inaceptables en actividades ilegales. Y a ellos el gobierno actual no los ve, no los combate, no les dice nada. El sector no se puede quedar resguardado en un caparazón cuando esto sucede.
Aclaro, esto no es, ni más faltaba, un llamado a una confrontación. A lo que me refiero es que cuando uno tiene de su lado el soporte, la verdad y los argumentos, que siempre serán lo más complejo de conseguir en un debate, el que los tiene es el campeón y hay que utilizarlos, si no se utiliza, habremos perdido la batalla por W.
De manera que, la invitación a directivos y líderes es salir de las cuatro paredes, participar en los debates, aparecer en los medios, visitar las regiones y estar presentes en los escenarios. Involucremos a las personas; trascendamos, salgamos del molde, pensemos fuera de la caja y, de esta manera, estoy convencido de que el país podrá apreciar todo lo que se ha hecho y todo lo que se puede hacer, porque tenemos todo el terreno por recorrer y trabajar. Construyamos entre todos, mostrando la capacidad que tiene este sector de generar desarrollo.
Por lo tanto, trabajar sin descanso, sin prevenciones y con todo el ánimo necesario para 2024.